No entienden que no entienden

No entienden que no entienden

No entienden que no entienden, es una frase utilizada para referirse al Gobierno del ex Presidente Enrique Peña Nieto en temas de corrupción; sin embargo con las circunstancias del país actualmente, pareciera que no logramos superar lo que el ”The Economist”, señaló sobre nuestra clase política.

Hoy parece que la mayoría de los políticos y ciudadanos no entienden que no entienden; el PRI cometiendo los errores que le trajeron la peor derrota electoral en su historia; el PVEM buscando a toda costa únicamente su supervivencia; el PAN manejando como siempre un doble discurso moralista; un Andrés Manuel reivindicando las políticas que criticó; y un pueblo bueno actuando de manera irracional.

Empecemos por partes, porque cada uno tiene su propia historia:

Uno de los elementos cruciales que motivaron un triunfo electoral abrumador por parte del actual titular del Ejecutivo, consiste en una crítica dura al fracaso de las políticas en materia de seguridad; dos sexenios que impulsaron el uso de militares para pacificar al país, no lograron abatir las cifras delictivas, pero sí aumentaron el número de víctimas, tanto por los grupos delincuenciales, como por las múltiples violaciones a Derechos Humanos por parte de las autoridades.

Contra todo pronóstico visible, por los comentarios del entonces candidato de la coalición “juntos haremos historia”, el Gobierno emanado de dicha alianza electoral, no sólo pretende continuar la política de militarización del país; sino que ahora pretende llevarlo a rango constitucional.

Nadie podía prever que aquellos legisladores que hace poco más de un año eran los críticos con mejores argumentos, que pretendían impedir la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, se convertirían hoy en los grandes impulsores de la militarización del país, a través de la Guardia Nacional.

De continuar el proceso legislativo en los términos en que transitó la iniciativa en la Cámara de Origen, la mayoría parlamentaria conformada por MORENA y el PRI, lograrán modificar la Constitución; por lo que Andrés Manuel no sólo se convertirá en el continuador de la estrategia en materia de seguridad de los dos Gobiernos anteriores, sino que será quien lo plasme en la Constitución, cosa que ninguno de sus antecesores, si quiera lo consideró.

Es claro que Andrés Manuel y MORENA, no entienden que no entienden, que la militarización no es la solución, sino que además, es algo que la gente repudió en el pasado proceso electoral y que ese repudió los colocó en las posiciones que tienen hoy en día.

Por el lado del PRI, parece que tienen muy claro que no hay necesidad de transformarse, el ADN priista es no consultar a la base y continuar siendo un partido sordo a las demandadas de la sociedad.

Los priistas podrán intentar justificar de todas maneras posibles, argumentando ser una oposición responsable, comprometerse a dotar al Ejecutivo de todas las herramientas que solicita para pacificar al país; pero aun con eso, hay fuertes sectores dentro de su militancia que repudian su voto en San Lázaro a favor de la Guardia Nacional.

A todos sorprende que el PRI no se colocara dentro del bloque opositor que impidiera la aprobación de la reforma constitucional, los votos priistas fueron los que permitieron que Andrés Manuel consiguiera la mayoría calificada que necesitaba, nuevamente los acuerdos cupulares fueron más importantes que escuchar a la sociedad que rechazaba la iniciativa.

Los líderes priistas, aún después de la derrota electoral del año pasado, no entienden que no entienden, que los acuerdos cupulares que son contrarios a la opinión de sus bases, solo los encarrilan en la ruta del fracaso; dejar de escuchar a la sociedad es una aberración para cualquier partido político; por lo que de seguir por este camino, nos muestran que el punto no es recuperar la confianza ciudadana, sino defender hasta el último momento un coto de poder.

Todo esto nos indica que sus consultas, para saber qué motivó los fracasos electorales, no sirvieron de nada; porque todo sigue igual.

Por el lado del PAN, ese partido que pretende convertirse en la principal fuerza de oposición de este país, pero que no puede al día de hoy dirimir sus conflictos internos; y sobre todo, que no puede emprender luchas antisistema, derivado del lastre que carga a cuestas.

Cuando la Presidencia de Enrique Peña Nieto y ahora la de Andrés Manuel, han impulsado la designación de Fiscales, ellos han abanderado una lucha para evitar lo que la sociedad civil calificó como los “fiscales carnales”.

Nadie puede negar que es, sin duda, una lucha muy loable para cualquier partido político, sobre todo considerando la esencia presidencialista y corrupta de nuestro sistema político, pero ¿Es posible tener un doble discurso cuando hablamos de ética?

Es decir, el PAN se opone cuando los presidentes son ajenos a su partido, pero cuando los fiscales carnales son emanados de sus Gobernadores, parece que ahí no hay razón para oponerse, ya que “existe un amplio consenso”, y los grandes acuerdos políticos, hacen suponer no existe razón para preocuparnos por el tema de impunidad.

La dirigencia del PAN, no entiende que no entiende, que la sociedad está harta de escuchar políticos diciendo una cosa y haciendo otra; que convertirse en la primer fuerza opositora a la actual administración requiere congruencia y no un doble discurso.

Por lo que hace al Partido Verde, honestamente no hay mucho que decir, un partido que siempre busca beneficios personales, sobre el beneficio para el país; un partido a quien no le importa a quién haya que vender lealtades, con tal de asegurar espacios de influencia en el poder; pero no entienden que no entienden, que la sociedad hoy empieza a demandar racionalidad en la toma de decisiones; e incluso, le están dando el voto útil a los partido cabeza y no los satélites, puede ver la historia del PES y ver su reflejo para los próximo tres años.

Por último es pertinente decir que la sociedad no se salva de la frase del “The Economist”, una sociedad que bajo el argumento de las condiciones de vida de las personas, justifica rapiña sin medir las consecuencias de sus actos; una sociedad que no sólo tolera la ausencia del Estado de derecho, sino que llega al punto de ser ellos impulsores de las violaciones al mismo.

Una sociedad polarizada y que ante la tragedia busca llevar adeptos hacia su bando; una sociedad que, por donde se quiera ver, le está fallado a su país; al final se puede criticar cuanto quiera al Gobierno, pero no podemos olvidar la frase “cada pueblo tiene el Gobierno que se merece”; parece que los desfalcos a la arcas públicas tienen razón en una sociedad que roba

ganado a un camión que sufrió un accidente, o ante la apertura de un ducto de PEMEX, no importa nada, más que robar gasolina. ¿En verdad es tanto nuestro egoísmo?

Por el bien de la patria, ojalá pronto todos, por lo menos empecemos a entender la realidad, porque solo entendiendo lo que nos rodea, podremos iniciar los cambios necesarios que transformen nuestra realidad.

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