Estados Unidos declara la guerra arancelaria total a China

Estados Unidos se la juega al todo o nada en las negociaciones comerciales con China. La Administración Trump firmó ayer una nueva subida de los aranceles del 10% al 25% sobre ciertas importaciones chinas por un valor de 200.000 millones de dólares que entrará en vigor el viernes, anunció anoche el secretario de Comercio, Robert Lighthizer, confirmando así las amenazas lanzadas por el presidente el domingo por la noche.

Las conversaciones comerciales experimentaron “un gran cambio de rumbo ” en los últimos días porque China “renegó” de compromisos previamente asumidos, explicó por su parte el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, para justificar el inesperado jarro de agua fría, que llega después de varios días anticipando que las negociaciones podrían llegar a buen puerto esta semana en Washington.

Perspectivas

Pekín reclama el final de los aranceles tan pronto como firme el acuerdo; Washington quiere mantenerlos

La amenaza del presidente Trump de ampliar y subir los aranceles a determinadas importaciones chinas, lanzada en Twitter el domingo por la noche, pilló por sorpresa no sólo a Pekín sino también a los mercados. Después de un periodo de relativa estabilidad, el Dow Jones y el selectivo S&P 500 abrieron la sesión con fuertes pérdidas que también se notaron en el mercado de futuros de Chicago, en especial el de la soja, donde los precios registraron su mayor caída en casi nueve meses. También las bolsas chinas sufrieron.

Las pérdidas en Wall Street se acentuaron con la noticia de que la delegación china estaba replanteándose acudir a la cita de Washington pero se fueron moderando a lo largo de la jornada, cuando se aclaró que Pekín mantenía el viaje, que estará encabezada por el viceprimer ministro, Liu He. Mnuchin confirmó anoche que la cita para las conversaciones se mantiene aunque se ha aplazado un día, hasta el jueves. Es decir, a un día de la entrada en vigor del nuevo castigo arancelario.

Las nuevas amenazas de aranceles tiñeron de rojo las bolsas (Spencer Platt / AFP)

La Casa Blanca renunció en febrero a dar una nueva vuelta de tuerca a la batalla comercial castigando con aranceles de hasta el 25% las importaciones chinas, como venía advirtiendo desde hace meses. El domingo por la noche Trump retomó la amenaza en un tuit en el que acusaba al Gobierno chino de renegociar los acuerdos alcanzados hasta la fecha por sus respectivos equipos, avances que habían levantado una vez más expectativas de resolver de una vez por todas la guerra comercial.

La forma en que el presidente defendió la eficacia de las tarifas como método de presión a China ha dado qué pensar no sólo que el final no está cerca sino que quizás esta vez la amenaza puede ir en serio. En su tanda de tuits, Trump insistió en presentar los aranceles como algo que paga Pekín (aunque en realidad los abonan los consumidores americanos) y destacó que han tenido un efecto escaso en el precio de los productos porque es China quien está absorbiendo el sobrecoste, un fenómeno que sí se ha observado en ciertas categorías. “Esos pagos de China son responsables en buena parte de nuestros fantásticos resultados económicos”, celebró el presidente, apuntándose así a las tesis de su asesor comercial, Peter Navarro, que tan nerviosos ponen a sus colegas republicanos, mayoritariamente partidarios del libre comercio y ansiosos por terminar esta guerra comercial.

Estrategia

La táctica de negociar bajo presión o con una pistola en la sien, como lo plantean algunos analistas, no ha funcionado de momento con el Gobierno chino

La táctica de negociar bajo presión o con una pistola en la sien, como lo plantean algunos analistas, no ha funcionado de momento con el Gobierno chino, más bien al contrario. Ya en otras ocasiones las perspectivas de acuerdo se han evaporado con un tuit. La guerra comercial está debilitando su economía y mina la confianza de los inversores pero, al mismo tiempo, no quiere parecer que está cediendo a la táctica de Trump de negociar a base de amenazas.

El nudo gordiano de las discusiones serían el calado de las reformas estructurales de su sistema económico que el presidente Xi Jinping está dispuesto a asumir en el marco de estas negociaciones. Pekín, además, reclama el final inmediato de los aranceles tan pronto se firme un acuerdo, mientras Washington prefiere retirarlas gradualmente, conforme compruebe que su socio está cumpliendo con las condiciones.

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