“Un dragón congelado del norte”: descubrieron un nuevo dinosaurio volador que habitó Norteamérica hace 77 millones de años

Una nueva especie de pterosaurio, un reptil volador, ha sido identificado en la basta y seca extensión de las tierras baldías de Canadá. El martes, fue bautizado como “Cryodrakon boreas”, o “Dragón congelado del norte”.

El descubrimiento podría parecer salido de Westeros (quién puede olvidarse de Jon Snow, Rey en el Norte, cabalgando sobre Rhaegal en el cielo de la gélida Invernalia). Pero los fans de “Game of Thrones” no deberían entusiasmarse demasiado: según los investigadores, Cryodrakon se parecía más a una cigüeña reptiliana del tamaño de una jirafa, que al dragón escupe fuego de Daenerys Targaryen.

Los animales carnívoros vivieron en Alberta durante el periodo Cretácico hace unos 77 millones de años, según un estudio publicado en la revista Journal of Vertebrate Paleontology. Podían llegar a medir cuatro metros de altura, y alcanzar una envergadura de hasta nueve metros, medidas que le convierten en uno de los animales más grandes que ha existido en la Tierra. No tenía aparato para masticar, por lo que probablemente comía cualquier alimento lo suficientemente pequeño para bajar por su esófago, incluyendo lagartos, mamíferos y crías de dinosaurio.

Como otros pterosaurios, el Cryodrakon tenía proporciones asimétricas, con un cuello largo, alas enormes, y una cabeza 3.5 veces más larga que su cuerpo. Como dijo un experto, imagina “una cabeza asesina voladora gigante”, o “un par de alas que llevan una gran cabeza para engullir cosas”.

(Foto: AFP)
(Foto: AFP)
(Foto: AFP)
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Los investigadores explicaron que el nombre del pterosaurio está más inspirado por el paisaje frío de Alberta que por “Game of Thrones”, aunque al elegirlo supieron que podían surgir comparaciones.

“Sí, nos reímos mucho por eso”, dijo Michael Habib, un paleontólogo de University of Southern California y fan de la serie.

François Therrien, curador de paleocología de dinosaurios en el  Museo de Paleontología Alverta’s Royal Tyrrel, recordó que, si bien la Alberta actual  es conocida por sus duros inviernos, el paisaje que sobrevoló el Cruodrakon durante la última era de los dinosaurios era un paraíso tropical próximo a un mar interior.

Los fósiles utilizados para determinar el holotipo del Cryodrakon fueron descubiertos hace más de 30 años en el Parque Provincial de los Dinosaurios de Alberta, conocido por ser uno de los lugares del mundo con mayor depósito de restos de dinosaurios. Hasta hace poco, sin embargo, se creía que los restos pertenecían a una especie ya conocida de pterosauro, llamada Quetzalcoatlus, descubierta por primera vez en Texas.

Habib, uno de los pocos científicos del mundo que ha trabajado durante años con fósiles de Quetzalcoatlus, dijo que la primera vez que vio al pterosauro canadiense hace cuatro años, tuvo una corazonada y creyó que era algo que no había visto nunca antes. Aunque los huesos de su cuello eran largos como los típicos del Quetzalcoatlus, sus proporciones no encajaban.

Un fósil del cuello de un Cryodrakon boreas, publicado por la Universidad Queen Mary de Londres (Foto: David Hone/Queen Mary University/AFP)
Un fósil del cuello de un Cryodrakon boreas, publicado por la Universidad Queen Mary de Londres (Foto: David Hone/Queen Mary University/AFP)

Solicitó entonces la ayuda de David Hone, un especialista en taxonomía de pterosauros, -rama de la ciencia que estudia la clasificación de los organismos-. Hone se dio cuenta de que los restos de Alberta estaban excepcionalmente bien preservados. El esqueleto con el que trabajaron los investigadores incluía partes de las alas, las piernas, el cuello y las costillas del animal, una muestra considerable, dijo el experto, dado que los huesos de este tipo de reptiles tienden a ser delgados y frágiles, provocando que se desintegren con el paso del tiempo.

“Este tipo de pterosauro [azhdarchids] es bastante raro, y la mayoría de especímenes son solo un hueso”, dijo Habib a SchiTech Daily. “Nuestra nueva especie está formada por un esqueleto parcial. Esto nos da mucho información sobre la anatomía de estos grandes dinosaurios, cómo volaban y cómo vivían”.

Hone vivió casi un momento “Eureka” cuando descubrió un patrón particular de agujeros en los fósiles que parecía único, pero les llevó varios años comparar el espécimen con los restos de pterosauros hallados en Mongolia, Francia y otros lugares y confirmar que efectivamente, se trataba de una nueva especie.

Ahora que ellos lo hicieron, las posibilidades de realizar futuras investigaciones son amplias, dijo Therrien.

“Le digo a mis estudiantes todo el tiempo que la taxonomía es la parte más fundamental de la biología”, dijo Hone, director del programa de biología de la Universidad Queen Mary en Londre. “Si no sabes la especie que tienes, ¿cómo vas a entender lo demás?”

The Washington Post

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