El clima da esperanzas a África ante la plaga de langostas

BARAKA, Kenia (AP) — En una caravana de camionetas llenas de pistolas rociadoras, los soldados recorren las colinas de Baraka, y dejan a su paso un rastro de polvo y aldeanos sorprendidos.

Los vehículos frenan cuando los soldados avistan al enemigo: miles de millones de langostas invasoras del desierto, que han aterrizado formando un banco palpitante en la zona donde el bosque se encuentra con los terrenos de cultivo.

El despliegue de tropas junto con los funcionarios agrícolas habituales es un indicio de la gravedad de la amenaza, mientras la plaga de langostas en África Oriental continúa por segundo año consecutivo. Las jóvenes langostas llegan en oleadas desde las zonas de cría en Somalia, donde la inseguridad complica las medidas de control.

La temporada de siembra está comenzando en Kenia, pero el retraso de las lluvias ha llevado algo de optimismo a la lucha contra las langostas, aunque los campesinos aún temen por sus cosechas.

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dice que la bandadas de langostas se han avistado en el valle del Rift, donde se producen maíz, trigo y patatas, tres alimentos básicos en Kenia.

Sin embargo, la FAO señaló que debido a las escasas lluvias en Kenia y la vecina Etiopía, las bandadas en ambos países siguen siendo inmaduras. Además, su población sigue cayendo debido a las operaciones de control de plagas que hay en marcha.

Si no llueve, los insectos no se reproducen, lo que limita de forma drástica la escala y extensión de su amenaza, indicó la FAO en un reporte reciente.

“Por este motivo, hay un cauto optimismo de que la oleada actual esté remitiendo en el Cuerno de África, especialmente si las escasas lluvias limitan la reproducción esta primavera en el norte de Kenia y el sur de Etiopía, seguidas por lluvias igualmente escasas durante el verano en el nordeste de Etiopía”.

Las autoridades lograron contener el año pasado lo que se consideró como la mayor infestación de langostas en Kenia en 70 años, principalmente con operaciones coordinadas para rociar insecticida desde el aire que permitieron cubrir rápido amplios territorios.

Muchos de esos bancos estaban en zonas deshabitadas. Este año, las langostas han planteado un desafío diferente al posarse en zonas más habitadas. Eso implica que la fumigación aérea no es una opción, porque podría afectar de forma negativa a la gente y al ganado, explicó Ambrose Nyatich, experto en recuperación de medios de vida en la FAO.

Con información Associated Press

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