Ese miedo a la homosexualidad

Por Fernando Espinosa Rúa

El artista plástico y ceramista inglés Grayson Perry, icono cultural en su país, ha hecho mención de que existe entre el imaginario social un terrible miedo a que los hombres demuestren conductas femeninas, asi como tambien que el hijo “salga” homosexual. Se asume que el ser hombre se da de una manera “natural” pero, ¿Qué pasa con los niños cuya conducta no es naturalmeante masculina? ¿Qué sucede sin son tímidos o no les gustan los juegos “viriles”? Muchas veces los niños viven en una presión extremadamente agresiva, viven con gran dolor, enmedio de burlas, imposiciones y castigos que fueron sometidos por sus padres, hermanos y compañeros para evitar que parezcan afeminados.

Hace mención de que existe entre los hombres un miedo hacia la homosexualidad conforme al cual cualquier hombre debe estar cuidándose para no parecer tener dicha condición, porque dicho sea de paso, desde hace muchos años quedó reconocido que no es una enfermedad ni perversión. Este miedo también implica despreciar lo femenino como algo inferior a lo masculino, y se puede apreciar en frases como “pareces niña”, habla o grita como hombre” no usar ciertos colores o prendas de vestir llamativas, lo difícil de que un hombre reconozca que otro sea guapo, (cuidado, “¿A poco te gustan los hombres?”). El grito futbolero de “Eeeeeh p…”, por el cual la afición mexicana ha sido vergonzosamente exhibida y castigada por aferrarse a esta expresión anacrónica y terriblemente violenta.

Los padres evitan dar muestras físicas o verbales de amor a sus hijos por este mismo temor de que crezcan “afeminados”, de esta forma recibir o prodigar ternura es acercarse a un terreno peligroso llamado homosexualidad. También es mal visto que los hijos pasen su tiempo en compañía de mujeres en lugar de estar con hombres, muy a pesar de que la realidad se encarga neciamente de imponer lo contrario, en función de los fenómenos migratorios y de que ahora hay muchos más hogares con jefas de familia, que valientemente deciden dejar a sus esposos o parejas por golpeadores, promiscuos y alcohólicos, y francamente les va mejor, salen adelante. La idea de que los niños podrían “contaminarse” e incluso volverse homosexuales, si juegan con las niñas, deriva más de la homofobia que desde cualquier sustento real, al igual, la idea de que las niñas deben mantenerse lejos de los niños para conservar su feminidad y su inocencia es igual de absurda.

Los padres al ver que sus hijos varones prefieren juegos “poco masculinos” o por el contrario en el caso de las niñas que prefieren algo mas “rudo”, les invade un terror y hasta se sienten convencidos que se volverán “maricones” o “marimachas”. Consideran prohibirles juegos, sin embargo, Al igual que muchas mujeres que de niñas disfrutaban de juegos como futbol, andar en bicicleta, burro castigado, coleadas, burro tamalado, cebollitas, bote pateado, subirse a los árboles, en fin, jugar aquellos juegos rudos, no fue motivo para volverlas lesbianas, al parecer las hicieron ser empoderadas. Por encima de todo, son aspectos muy diferentes, las prácticas y rasgos asociados a la identidad de género, y el desarrollo de la orientación sexual, que ni al caso viene que sea objeto de preocupación a edades tan tempranas.

Más bien, un ser homofóbico puede ser una persona con un miedo terrible de ser descubierto en cuanto a su sexualidad soterrada.

Dice la Psicóloga Marina Castañeda que “no existe manera alguna de pronosticar cuál va a ser la orientación sexual de un niño, no hay evidencia alguna de que demuestre que los niños

afeminados o las niñas marimachas vayan a ser homosexuales”, se ha demostrado que no existe un ambiente específico, ni la recurrida “ausencia del padre”, ni el apego a las faldas de la madre, ni el autoritarismo, ni el niño violado, o seducido por un adulto, esos y otros, son pretextos, culpas imputadas entre los progenitores, cuando se dice “tu tienes la culpa de que salió así”, pero en realidad es algo que no se puede influir a voluntad.

Al contrario, es mas fácil suponer que por presión social muchos miembros de la población no heterosexual tiendan aparentar una doble vida, algunos se casan para que no sospechen de su orientación, en lugar de vivir plenamente su sexualidad. Mucha gente ha tratado de negar o cancelar su atracción por personas de su mismo sexo durante décadas enteras, sin lograr apagar jamás su impulso físico y la necesidad emocional de sentir afecto y apego por quien se siente identificado.

Freud, siempre hizo hincapié en la bisexualidad psíquica de hombres y mujeres, declarando “todos los individuos humanos en virtud de su disposición bisexual combinan en sí características tanto femeninas como masculinas, de modo que la masculinidad y feminidad puras no pasan de ser construcciones teóricas de contenido incierto, tenemos gestos de ambos padres”.

Freud no creía en un solo tipo de homosexualidad, ni en una causa única, su pensamiento es demasiado complejo para encerrarse a una teoría absoluta y más bien formuló diferentes acercamientos al tema.

No hay ni una sola causa ni una forma única de la homosexualidad. Y quizá tampoco la haya de la heterosexualidad. Si pensamos en la infinidad de formas que adoptan las relaciones entre hombres y mujeres, y cómo cambian según el lugar y la época histórica, parece difícil imaginar una sola teoría de la heterosexualidad, aunque es verdad que a nadie se le exige que justifique por qué es hetero, en caso de que lo sea. Es importante dejar en claro que, si algunos niños viven su desarrollo sexual sin prejuicios, para otros es un largo caminar, donde tendrán dudas constantemente sobre su persona, a veces pensando que sí estarán en el lado correcto, es decir, para muchos puede ser un proceso que tarde años en definirse a sí mismos.

La orientación sexual no es algo que uno puedo elegir libremente, aunque haya estado de moda, en cierto momento, hablar de “opción” o de “preferencia” sexual, si esto fuera posible muchos homosexuales o heterosexuales dejarían de serlo de forma discrecional, como suelen decir muchas mujeres decepcionadas de los hombres que preferirían ser lesbianas, como si eso fuera a solucionar sus problemas. En cambio, se sabe que las probabilidades de modificar la orientación sexual son nulas aun y cuando cualquier persona se someta por su propia voluntad, o de forma coaccionada a tratamientos médicos, psiquiátricos o psicológicos con ese fin, de hecho, en México ha ido avanzando la penalización y prohibición de las terapias de conversión sexual, así que aguas, porque sigue siendo una idea muy tentadora para ciertos padres o familiares, pero es algo de lesa humidad y ahora delito.

Buscar causas de la homosexualidad al final de cuentas es buscar las causas de la heterosexualidad o bisexualidad, en última instancia de la propia sexualidad, e independientemente de la orientación de cada quien no estaría de más hacer este ejercicio de auto reflexión.

En todas las sociedades existen homosexuales, que, sin dejar de ser hombres biológicamente idénticos a los heterosexuales, presentan maneras diferentes de vivir la masculinidad.

Hasta hace algunos años, los medios de comunicación apostaron por un estereotipo, planteando que los homosexuales eran seres extraños, grotescos, depravados, que se visten con colores delicados, su mente es pasiva y su apariencia física es frágil, generando una idea de que no aportan ninguna contribución a la sociedad. A su vez generaron la idea de personas que se dedican a der decoradores, meseros, peluqueros de señoras, maquillistas, actividades relacionadas con el arte, con preferencia de vestir prendas femeninas, en fin, para muchos ha resultado extremadamente tranquilizador considerarlos una especie de Patiño, de objeto de malos y repetitivos chistes machistas y homofóbicos.

Hoy en día se sabe que muchos homosexuales tienen un comportamiento tan “heterosexual “y se les encuentra en todas las profesiones imaginables, incluso el cuerpo médico, clero y ejercito. política, deportes, grandes artistas, científicos, pensadores, lideres, en la historia fueron homosexuales o lesbianas a quienes se les debe una contribución significativa a la sociedad, por ejemplo, escritores como Óscar Wilde, Virginia Wolf, Federico García Lorca, Tchaikovsky, Rimbaud. La otra cara de esto es el chisme, la sorna y la invasión a la intimidad, cuando se “saca del closet” a políticos, cantantes, comunicadores y demás figuras públicas, como si fuera algo malo o de que avergonzarse.

Marina Castañeda menciona que en su experiencia como psicóloga ha constatado que en general los hombres “gays” están mucho más conscientes de sus emociones, tiene un rango mayor de sentimientos permitidos y están mucha más dispuestos a expresar y a trabajar en su vida afectiva, pero que son tan discriminadores, como cualquier heterosexual. Ahora es más visible y hasta tolerado el arquetipo de hombre homosexual blanco, rico, consumista, de gimnasio, que sin embargo bien fácil puede discriminar a otros homosexuales por ser femeninos, de piel oscura o pobres.

Pero eso es otra historia, baste decir que no existe manera de saber si un niño va a ser homosexual, bisexual, pansexual, asexual, monje benedictino, abogado, travesti, no hay forma de “prevenir” ni de cambiar uno u otra forma de la sexualidad humana. Lo único que está al alcance de los padres de cualquier niño es darle amor y apoyo incondicional. Sea lo que fuera el futuro adulto en términos de su orientación sexual, siempre será mejor para él haber tenido unos padres cariñosos y solidarios, que unos padres críticos y represivos.

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