Por:Daniel Rangel
El video viral de «¡No soy tu compañera, soy tu compañere!», abrió un debate interesante sobre los derechos que cada bando asume tener:
Por un lado, quienes argumentan que la gente de la comunidad LGBT+ tienen derecho a ser llamados por el pronombre con el que se sientan a gusto; y por el otro, quienes argumentan que no les pueden obligar a alterar el lenguaje solo para llamarlos como quieren, y que por ende tienen derecho a abstenerse. Veamos qué hay entorno al llamado lenguaje inclusivo.
EL LENGUAJE Y SUS IMPLICACIONES
Dejando de lado que si son o no correctas estas formas «inclusivas», el lenguaje tiene una importancia muy grande, pues es una de las llaves que configuran nuestro mundo personal y relacional, es decir, para relacionarnos con nuestro entorno.
Imaginemos que Berenice y Matilde van al mismo gym y coinciden con frecuencia, pero no se hablan. Matilde la percibe presuntuosa y vana, y eso le desagrada, razón por que no le habla; hasta que finalmente lo expone en palabras: «¡Esa vieja me cae bien gorda!».
Con las palabras que eligió ya determinó la forma en que la percibirá y la barrera que impedirá que se forme un vínculo o que siquiera le parezca agradable. Con el lenguaje construimos y le damos forma a las ideas; dependiendo de la forma que les demos es como vamos a relacionarnos en el mundo.
Y este fenómeno ocurre cada día en todas las personas, pero no somos conscientes de ello. Otro ejemplo es el del papá que con frecuencia le dice a su hijo que no sabe hacer nada y es un inútil; así, esos adjetivos se siembran en la mente del hijo y crece sabiéndose un inepto.
Las palabras tienen trascendencia.
SE PARECE, PERO NO ES IGUAL
Las personas que tienen un nombre con hipocorístico entenderán mejor lo siguiente. Si nos esforzamos en recordar, ubicaremos a algunas conocidas de nombre Gabriela, con la curiosidad de que es rarísimo escucharlo como tal a pesar de que es un nombre común, ya que solemos decirles más Gaby que Gabriela.
Bien se podría pensar que es indistinto usar una u otra forma para llamarla, pero ¿esa persona lo percibirá igual cuando la nombren por uno u otro nombre? Es probable que no porque está acostumbrada a que la llamen de la forma en que le gusta, la de cariño; de manera que si la llaman Gabriela, podría pensar y sentir que le están hablando con seriedad o disgusto.
Wo wo wo wo… Daniel, ¿estás insinuando que la forma en que se refieran a las personas que piden el uso del «lenguaje inclusivo» puede influir en cómo percibirán el mundo, en su psique a final de cuentas?…
EL «LENGUAJE INCLUSIVO», ¿QUÉ INCLUYE?
Las capacidades del ser humano para relacionarse son fascinantes por las maneras en que podemos interactuar con otros para entendernos y crear relaciones, y lo que se cree de estas. Así, cuando un extranjero da su opinión sobre los mexicanos, sabemos que se refiere a los individuos con esta nacionalidad; y si el Día del Niño, a cualquier infante.
Durante varias décadas hemos usado los mismos códigos en el lenguaje para entendernos.
El movimiento LGBT+ ha tenido la fuerza y alcance para crear y darle realce al llamado «lenguaje inclusivo» para visibilizar y darle un lugar a los géneros y preferencias sexuales que han surgido. Lo curioso de esto es que, en la labor de lograrlo, una parte de esta comunidad se ha excluido a sí misma de los conceptos sociales, por ello la necesidad de incluirse usando un nuevo código, pues el lenguaje inclusivo sugiere que hay elementos excluidos.
Lo anterior nos lleva a una pregunta interesante: ¿alguna vez el lenguaje con sus reglas excluyó a alguien? Nunca. Ciegos, mancos, cojos…; niños, jóvenes, adultos y ancianos; con trastornos mentales, con problemas de cualquier tipo, con valores y creencias distintas… Todos han estado incluidos, incluso quienes en tiempos anteriores ocultaban su identidad y preferencias sexuales.
Me parece oportuno plantearse: ¿realmente están excluidas estas personas o quizá buscan visibilizar el trabajo que han hecho por su movimiento?
PERCEPCIONES
Es pertinente hacer una aclaración: ¿estas personas han sido excluidas o se han sentido excluidas?
El párrafo anterior nos puede ayudar a esclarecernos.
No es lo mismo el rechazo que han tenido históricamente por sus orientaciones y preferencias sexuales, que ser excluidos de las formas del lenguaje; aun para discriminar socialmente por preferencia sexual, es necesario una forma para referirse a ellos y hacer efectiva la interacción.
Supongamos que un grupito atenta contra un hombre con vestido y tacones, y le espetan: «Lárgate de aquí, jotito. ¿Estás SORDO?».
Otro ejemplo con una variación sería el de una mujer, de nacimiento, que se considera no binaria, con maquillaje y corte de cabello de estilo masculino: está a punto de ser trasladada inconsciente en ambulancia. Seguramente los paramédicos para referirse a esta persona se valdrán de los rasgos físicos más acentuados o notorios, aunque esto no compagine con la identidad de esa persona. Por ejemplo: Ayúdame a SUBIRLA, y luego la CONECTAS, por favor.
Ante la imposibilidad de saber la identidad de género de los demás, la anatomía será irremediablemente el punto de partida para establecer las primeras interacciones. Lo interesante es cuando la gente ya se conoce y saben que fulano se considera de un género distinto a los tradicionales, y les pide que se refieran a él de determinada forma, por ejemplo, «elle».
CONCLUSIÓN
Al momento sabemos que el lenguaje es muy trascendental en nuestra vida para comunicarnos, ya que afecta la forma de pensar y vivir la realidad de cada uno. ¿Qué alcance tiene esto de manera
individual y social? Para responderlo es necesario ahondar en el lenguaje inclusivo, pues como vimos, las mismas palabras que se eligieron para nombrar al lenguaje inclusivo sugieren una exclusión digna de una reflexión sobre cómo inicia y quién excluyó a quién.
Algunos han mencionado que el lenguaje evoluciona, sugiriendo que es tiempo de flexibilizar nuestros paradigmas para hacer cambios en nuestra forma de comunicarnos, pero ¿qué querrá decir esto?
Por eso los invito a leer la segunda parte de este tema tan polémico e interesante. Espérala próximamente. Mientras tanto…
…ci vediamo