Las caídas son un problema de salud frecuentemente ignorado y tienen consecuencias severas a la salud.
Los accidentes, dentro y fuera del hogar, son la 6ª causa de muerte en mayores de 65 años en México y, ocupan la 5ª causa en las personas adultas mayores
Si reflexionamos en el hecho de que la edad avanzada confiere la vulnerabilidad necesaria para el desarrollo de las caídas, es lógico pensar que a mayor edad, la probabilidad de caerse también se incrementa.
Hay que aclarar y concientizar que las caídas son un problema de salud frecuentemente ignorado por las personas adultas mayores, sus familiares e inclusive por algunos médicos. Lamentablemente, la mayoría de las veces, no se les presta la atención necesaria para considerarlas una entidad nosológica que genera daños severos a la salud, discapacidad y dependencia en forma secundaria.
Se tiene la idea errónea de que las caídas son eventos comunes e incluso “normales” dentro de la vida cotidiana de las personas adultas mayores. Hay que recordar que la caída se define como la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al individuo, generalmente al piso, contra su voluntad y suele ser repentina, involuntaria e insospechada y puede ser confirmada o no por el paciente o un testigo.
A esta problemática, se suman una serie de factores que trascienden más allá el plano médico, porque repercuten en la salud y en la calidad de vida de la persona adulta mayor. Los gastos y costos tanto económicos, humanos y sociales que éstas generan, tienen una trascendencia tal que no sólo afecta a los pacientes que las sufren, sino que afecta también a su familia, la sociedad y sistemas de salud, por lo que es indispensable resaltar y difundir la necesidad de implementar medidas de intervención inmediatas para su detección y atención temprana.
Las caídas se constituyen como uno de los grandes síndromes geriátricos. Independientemente de que cualquier persona es susceptible de sufrirlas, este fenómeno es especialmente frecuente en las personas adultas mayores. Por lo tanto, el factor edad es determinante aunque no el único.
Estudios internacionales señalan que la tasa promedio anual de caídas en el grupo etario de 65 a 75 años varía del 15% al 28% en personas sanas; esta cifra se incrementa a 35% en el grupo de 75 años de edad. Además, el género femenino es el más afectado, con una relación de 2:1. Las caídas son accidentes frecuentes y graves en la población adulta mayor. Su asociación con otras entidades nosológicas como fracturas, inmovilidad, síndrome de fragilidad o estrés postraumático es frecuente.
Los accidentes, dentro y fuera del domicilio, son la 6ª causa de muerte en mayores de 65 años en México y, ocupan la 5ª causa en las personas adultas mayores; de éstos, el 70% se deben a caídas. La prevención de las caídas en las personas adultas mayores, gira en torno a varios sentidos. Por una parte, es fundamental sensibilizar a la persona adulta mayor, así como a sus familiares, acerca de la vulnerabilidad que confiere la edad avanzada para sufrir una caída.
Por otro lado, los Servicios de Salud en el Estado recomiendan que la ciudadanía apoye ya que se deben identificar aquellos espacios que pudieran generar caídas en el paciente geriátrico, a fin de modificar, tanto el entorno potencialmente peligroso como intervenir preventivamente en aquellas causas del componente biológico que pudieran ocasionar o perpetuar este tipo de accidentes.
Por último, la detección es imprescindible por el riesgo aumentado de caer y poder actuar de forma preventiva o correctiva. En las unidades de salud de todo el estado se realiza la detección de riesgo de caídas a través de un cuestionario. Lleva a tus adultos mayores a la unidad de salud más cercana a que les realicen la detección de prevención de caídas.