8 mitos sobre la salud dental: te contamos la verdad

Es común escuchar mitos sobre la salud dental. Pero estos dichos provienen de fuentes poco confiables y pueden ser riesgosos. Descubre aquí la verdad sobre estas creencias.

Existen muchas creencias y mitos sobre la salud dental y los cuidados de la boca. No obstante, la mayoría de estos dichos provienen de fuentes poco confiables. Incluso, en algunos casos, hacer caso a estas costumbres puede ser peligroso.

Desde retrasar atenciones odontológicas necesarias hasta promover prácticas que —en realidad— dañan los dientes, estos errores de información aumentan el riesgo de padecer enfermedades leves y graves en la boca. Se difunden entre amigos, en blogs, por las redes sociales y transmitiéndose de padres a hijos.

En este artículo vamos a detallar 8 mitos sobre la salud dental que debes reconocer a tiempo para evitarlos. Recuerda que la consulta con un profesional siempre será mejor que guiarte por información de dudosa procedencia. Aquí encontrarás los datos precisos para no dañar tu boca.

1. Masticar chicles sin azúcar reemplaza el cepillado dental

Si entre los mitos sobre la salud dental has escuchado que si masticas un chicle después de comer no es necesario cepillarte los dientes, debes saber que no es cierto. El cepillado dental es la acción de higiene dental más importante.

Existen varias medidas que refuerzan y complementan el cepillado, pero no lo reemplazan. Así, el hilo dental, las pastas con flúor, los enjuagues bucales y el uso de chicles sin azúcar ayudan a mantener la boca limpia, pero se deben combinar con el cepillo.

Al masticar chicles sin azúcar se estimula la producción de saliva en la boca y esto favorece la autolimpieza de las piezas dentarias. Además, se neutralizan los ácidos que se producen luego de comer y que son los responsables de las caries.

Es importante tener en cuenta que esta acción provechosa de los chicles en la cavidad bucal se produce cuando los mismos no tienen azúcar. Masticar gomas de mascar dulces favorece la producción salival, pero el azúcar que contienen favorece la proliferación bacteriana. Esto provoca un medio ácido que predispone al desarrollo de las caries.

Entonces, a la hora de elegir chicles, es importante buscar los que no tienen azúcar. Y entre estos, los que contienen xilitol, ya que este componente aporta una importante acción anticaries.

Según la Asociación Dental Americana (ADA), los chicles sin azúcar son una medida protectora contra las caries y beneficiosa para la salud oral. Pueden ser cómodos para después de una comida o cuando buscamos refrescar el aliento y no llevamos el cepillo encima.

Pero como decíamos, de ninguna manera reemplaza la eliminación de la placa bacteriana con las cerdas del cepillo dental. El cepillado es el método más efectivo para remover las bacterias y los restos de comida de las superficies orales. Así que no hay motivos para reemplazarlo por los chicles.

Masticar chicles sin azúcar reemplaza el cepillado dental
Masticar chicle no reemplaza el cepillado. Esto es uno de los mitos sobre la salud dental que puede derivar efectos perjudiciales.

2. Las muelas de juicio siempre se deben extraer

Que las muelas de juicio no sirven para nada y por eso siempre hay que sacarlas es otro de los mitos populares sobre la salud dental. A menudo, se responsabiliza a estas piezas de problemas de mordida o infecciones en la boca.

Sin embargo, la realidad es que no siempre ocasionan problemas. Cuando erupcionan en su posición adecuada, pueden permanecer cumpliendo su función, al igual que cualquier otro diente.

Ahora bien, es cierto que pueden derivar complicaciones, por las siguientes razones:

  • No hay espacio suficiente para su salida.
  • Aparecen en sitios incorrectos o inclinadas.
  • No logran salir y quedan retenidas dentro del hueso.
  • Salen a medias.

De ser así, dan lugar a lo que se conoce como «cordales impactadas», una condición que provoca dolor, infecciones, pericoronaritis o inflamación de la zona. Aquí sí puede ser necesaria la extracción de la pieza para evitar un problema mayor.

También es necesario retirarlas si inciden en la aparición de caries o problemas periodontales en los segundos molares. Asimismo, se indica la exodoncia con fines ortodóncicos. Al utilizar aparatos para mejorar la oclusión, la eliminación de la muela de juicio puede contribuir a llegar al resultado esperado.

Por lo tanto, a los 17 años —edad en la que suelen erupcionar los terceros molares— la evaluación y los controles odontológicos son fundamentales. El profesional valorará la boca del paciente y, en función a sus necesidades y circunstancias particulares, determinará si es conveniente que la muela de juicio se quede o se saque.

3. Mitos sobre los dientes blancos

Las piezas dentarias no tienen un color blanco puro, sino tonalidades blanco amarillentas o grisáceas. Además, la edad, la alimentación, algunas medicaciones y hábitos como fumar o tomar café manchan los dientes.

En la actualidad, muchas personas buscan lucir una sonrisa blanca y brillante. Y de este interés han surgido varios mitos sobre los dientes más claros.

Uno de los dichos respecto al aspecto de los dientes es el que postula que cuanto más fuerte se haga el cepillado, más limpios quedarán. Esto no solo es incorrecto, sino también peligroso.

Hacer una higiene dental con demasiada fuerza o usando un cepillo de cerdas muy duras puede desgastar los dientes y dañar las encías, lo que deriva su retracción.

Asociada a la creencia anterior, hay personas que piensan que utilizar una gran cantidad de pasta dental limpia mejor los dientes. La influencia de los anuncios publicitarios en los que se muestran imágenes de mucho dentífrico sobre el cepillo tienen que ver con este concepto erróneo.

Respecto a esto, debes saber que para que los dientes queden limpios se debe realizar una adecuada técnica de cepillado. Abusar de la cantidad de crema dental puede interferir con dicha limpieza.

Otro de los mitos respecto a los dientes blancos es que si lucen de este color es sinónimo de salud dental. En realidad, esto no es así. Las lesiones en las piezas dentarias no dependen de la coloración de la dentadura. Una persona puede tener piezas que a simple vista son bonitas, pero a la vez puede sufrir problemas bucodentales.

Los blanqueamientos dentales caseros

Asimismo, en internet pululan los remedios caseros y métodos domésticos para aclarar la tonalidad de la dentadura. Estos proponen el uso de bicarbonato, frutas ácidas, vinagres o carbón activado como alternativas para lucir una sonrisa más bonita.

El inconveniente es que no hay evidencias sobre la seguridad y eficacia de estas opciones. Por el contrario, se ha determinado que pueden tener efectos negativos. Al ser sustancias ácidas y abrasivas, perjudican al esmalte dental, tejido que no se recupera.

Así pues, aquellos que recurren a tales métodos tienden a presentar dientes más oscuros y sensibilidad dentaria con el paso del tiempo. Para evitarlo, lo mejor es recurrir a métodos odontológicos profesionales. 

Los blanqueamientos en consultorio o las carillas son buenas opciones. El dentista podrá asesorarte para elegir la mejor alternativa para tu caso. Además, evaluará que la boca esté en buenas condiciones para recibir el tratamiento.

4. El mal aliento viene del estómago

En torno al origen del mal aliento también existen mitos. Mucha gente culpa a los problemas estomacales sobre la aparición del feo olor en la boca. Sin embargo, la mayor parte de las veces, el problema tiene su origen en la boca. 

La higiene bucodental inadecuada, la persistencia de placa bacteriana y los restos de comida ocasionan el feo olor. Las caries, la enfermedad periodontal y las infecciones orales también son responsables de la halitosis.

También puede estar asociada a la boca seca o la xerostomía. Una menor producción salival por deshidratación, por factores hormonales o por el uso de algunos medicamentos aumenta el mal olor bucal.

Y aunque los problemas gastrointestinales inciden en ese mal olor, no es lo más frecuente. Visitar al dentista para determinar el origen del problema ayuda a resolver la situación actuando sobre la causa.

5. Si no hay azúcar, no hay caries

Muchas personas creen que la causa de las caries son las dietas azucaradas. Y si bien es cierto que los alimentos dulces favorecen la aparición de la enfermedad, no son los únicos responsables.

Las bacterias de la boca metabolizan el azúcar que ingerimos y producen un ácido capaz de destruir los tejidos duros de los dientes. Esta desmineralización de las piezas dentarias es lo que conocemos como caries.

Aún así, aquellos que llevan una dieta baja en azúcar pueden desarrollar la enfermedad si descuidan la higiene oral o no visitan al odontólogo. Esto se debe a que la placa bacteriana se forma y se deposita sobre las superficies orales.

Asociada a esta creencia también existe el mito de que los refrescos dietéticos son buenos para la salud bucodental. Esto no es verdad. Si bien es cierto que no aportan el azúcar dañino, estas bebidas carbonatadas son muy ácidas. En consecuencia, desgastan el esmalte, provocan erosión, sensibilidad y mayor riesgo de caries.

6. La ortodoncia es solo para niños

Que los aparatos de ortodoncia son solo para los niños es otro de los mitos sobre la salud dental que aún se escucha. Aunque en la actualidad se vean más adultos llevando bracketsesta idea equivocada todavía sigue circulando.

Es común que los tratamientos de ortodoncia se utilicen en la niñez y la adolescencia. De hecho, las intervenciones en estas edades son más fáciles, cómodas, exitosas y económicas.

Pero esto no significa que los adultos no puedan usar aparatos y resolver sus problemas de mordida. Los tratamientos con ortodoncia permiten alinear las piezas dentarias y mejorar la oclusión más allá de la edad del paciente.

Y en la actualidad existen muchas opciones para aquellos adultos que se resisten a estos tratamientos por la apariencia de los frenos. Los brackets linguales, los cerámicos, los de zafiro y las férulas transparentes son excelentes alternativas para mejorar la mordida y conservar la estética.

Puede que los tratamientos de ortodoncia en un adulto sean un poco más largos y complejos en comparación con los que se aplican en la niñez. No obstante, con los avances actuales, corregir las maloclusiones y lograr una sonrisa equilibrada y armónica es posible.

7. El embarazo provoca la pérdida de dientes de la madre

Hay quienes difunden la creencia de que con cada embarazo se pierde un diente. Se dice que la pérdida de calcio de la madre es la responsable de este problema, ya que el bebé toma este mineral para su correcta formación. Por supuesto, esto no es verdad.

En el embarazo suceden cambios hormonales que predisponen a las futuras madres a sufrir gingivitis, periodontitis y caries. La sequedad bucal, la mayor irrigación de los tejidos blandos, la menor capacidad de defensa y la mayor susceptibilidad a las bacterias de la boca favorecen el desarrollo de estas patologías.

Por eso, es importante que las embarazadas extremen las medidas de higiene oral y visiten con frecuencia al odontólogo. Sufrir estas enfermedades orales es lo que pueden llevar a que las piezas dentarias resulten dañadas.

En cualquier caso, con los cuidados adecuados, la salud bucal se puede mantener. De hecho, esto no solo permite conservar los dientes, sino que previene complicaciones del embarazo asociadas a patologías orales, como los partos prematuros, los nacimientos de niños con bajo peso y la preeclampsia.

Cabe aclarar que acudir al dentista durante el embarazo no solo es seguro, sino necesario. Los chequeos regulares en cada trimestre ayudarán a la futura madre a cuidar su salud bucodental y a aprender cómo atender la boca de su bebé.

8. Mitos sobre los dientes de leche

Mucho se dice sobre la poca importancia de los dientes de leche. Que no es necesario limpiarlos, que si tienen caries no hay que tratarlas, que si se rompen o se salen antes de tiempo no importa… al fin y al cabo, son dientes de recambio y total ya se iban a caer. ¡No es cierto!

Las piezas de leche empiezan a salir alrededor de los 6 meses del bebé y completan la erupción alrededor de los 3 años. Luego, entre los 6 y los 12 o 13 años se van cayendo para dar lugar a los elementos definitivos.

Aunque permanezcan en la boca durante un tiempo limitado, debes saber que son muy importantes para el correcto desarrollo del niño. Le permiten masticar, comer, tragar y hablar de manera correcta, así como tener una sonrisa bonita que no afecte las relaciones sociales ni interfiera con su seguridad y autoestima.

De hecho, las piezas de leche favorecen el correcto desarrollo y crecimiento de los huesos maxilares. Actúan como una guía para que los dientes definitivos erupcionen de manera correcta. Por ello, si sufren caries o traumatismos, es necesario acudir al odontopediatra para obtener un tratamiento oportuno.

De lo contrario, se pueden presentar complicaciones como el dolor, las infecciones o la pérdida de dientes antes de tiempo, lo que reduce la calidad de vida del niño. Además, a futuro interfiere con el correcto desarrollo de las piezas definitivas y ocasiona problemas de mordida.

Cambio de dientes en los niños: todo lo que necesitas saber
El cuidado de las piezas dentales de leche desempeña un papel importante en el buen desarrollo de las piezas definitivas.

Cuidar las piezas de leche

Por todo lo anterior, ocuparse del cuidado de las piezas de leche es tan importante como hacerlo con los dientes definitivos. Se deben higienizar de manera adecuada con un cepillo suave para niños, pasta dental con flúor en la dosis correcta e hilo dental.

La limpieza debe comenzar tan pronto como aparecen en la boca del bebé. Los padres deben ocuparse de esto hasta que el niño pueda hacerlo por sí mismo, entre los 6 y los 8 años. Sumado a esto, es conveniente lo siguiente:

  • Una dieta saludable y variada.
  • Una adecuada hidratación.
  • Consultas al odontólogo a partir del primer año de vida.
  • Controles odontológicos cada 6 meses.

La palabra del dentista ante los mitos sobre la salud dental

Existen muchos mitos sobre la salud bucal que pueden confundir a las personas. Incluso, algunas creencias pueden llevar a cometer errores que ponen en riesgo el bienestar de la boca.

Nuestra recomendación es solo confiar en el asesoramiento y los consejos de profesionales y expertos. Visitar a tu dentista de manera frecuente es la mejor manera de cuidar tu boca.

El profesional podrá evaluar el estado de tu cavidad bucal y conocer tus necesidades particulares. A partir de tu realidad, te aconsejará sobre los tratamientos ideales y la mejor manera de mantener tu boca sana y bonita. Si tienes dudas, nadie mejor que tu dentista de confianza para aclararlas.

Con información de Mejor con Salud

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