A un mes del asesinato de sacerdotes en Cerocahui, jesuitas están en espera de “una justicia que no llega”

El 20 de junio, dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas fueron asesinados en Cerocahui.

A un mes del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en Cerocahui, la Compañía de Jesús en México denunció impunidad y exigió justicia.

“Estamos convencidos de que si prevalece -como hasta ahora- la impunidad, no será posible avanzar hacia la reconciliación y la paz”, señaló en un comunicado.

Los jesuitas recalcaron que las familias de personas desaparecidas, a las víctimas de feminicidio, migrantes, periodistas, personas desplazadas por la violencia, y otras víctimas de violencia “también esperan una justicia que no llega”.

Reiteraron el llamado que a abrir espacios de diálogo para revisar la actual política de seguridad.

Igualmente, la compañía demandó que se garanticen los derechos de las comunidades rarámuri y aseguró que se deben “revertir las causas estructurales de la violencia en la Sierra, que prevalecen desde hace décadas”.

Instaron a que continúen presentes de forma provisional las fuerzas federales “hasta que se reconstruyan las condiciones de paz en las comunidades de la Tarahumara”.

“La memoria de nuestros queridos Joaquín y Javier, de las demás víctimas de Cerocahui, y de tantos dolientes que en México no reciben la misma atención, nos llaman a no consentir la impunidad y a trabajar por la reconstrucción del tejido social”, sostuvieron.

El pasado 20 de junio, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, sacerdotes jesuitas de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua, fueron asesinados al interior del templo de la comunidad.

Entonces, la Compañía de Jesus recalcó que estos hechos no son aislados y acusó que la Sierra Tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas.

Tras los hechos, diversas autoridades religiosas exigieron al gobierno acciones prontas para hacer frente a la violencia e inseguridad que viven las comunidades de México.

Igualmente, obispos y sacerdotes hicieron llamados al gobierno federal para que revise su estrategia de seguridad pues, aseguraron que la premisa de “abrazos, no balazos” no ha sido suficiente.

Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador cuestionó a los religiosos sobre su petición y dijo que su gobierno lleva una buena relación la Iglesia; sin embargo, señaló que sus adversarios buscan confrontarlo con las iglesias.

El pasado 13 de julio, la Fiscalía de Chihuahua informó que detuvo a José Pablo “M”, alias “El Barbas”, y a Alfredo Evaristo “A”, alias “El Chispa”, presuntos cómplices de José Noriel Portillo “El Chueco”, a quien las autoridades atribuyen el asesinato de los sacerdotes jesuitas.

La institución aseguró que ambos participaron en la inhumación clandestina de Paul Osvaldo Berrelleza Rábago, uno de los dos hermanos secuestrados por “El Chueco” y cuyo cuerpo apareció el pasado 7 de julio en un punto del Cerro Colorado, ejido de Cerocahui.

Con información de Aristegui Noticias

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