Eres imprudente y no lo Sabes

Recuerdo una ocasión en que un camarada hizo un apunte interesante a uno de los que estábamos parloteando; platicábamos sobre X tema cuando le dijo: «La neta yo no te pregunto lo mismo porque yo sé que los demás ya te lo han de haber preguntado y ha de ser bien fastidioso que te pregunten a cada rato». Su receptor no respondió palabra alguna, pero asintió con el sabio comentario del camarada.

Probablemente has experimentado algo similar, donde estás viviendo una situación que encierra presión, estrés, temor y cuando quieres evitar hablar del tema, algún insensato tiene la osadía de preguntarte sobre él sin considerar el manojo de emociones que te embargan cada vez que sale a flote.

LA EMPATÍA QUE CASI NO EXISTE

En la actualidad la gente exige empatía en las redes sociales cuando alguien los señala y sentencia por haber dicho o hecho tal o cual. Empatía esto, empatía lo otro. Pareciera que es la única forma en que muchos la conocen.

A veces se pone en práctica en situaciones donde es muy evidente su uso, como regalarle una manzana a un inmigrante en el crucero, pero hay muchas otras donde no se tiene el menor reparo para ejecutarla, no por nada se pusieron de moda aquellos memes donde la tía le pregunta a la sobrina: «¿Y para cuándo el novio?», donde esta le respondía con una pregunta igual de incómoda para la tía.

Gracias a mi práctica profesional he podido apreciar que aparentemente son más las personas que no tienen desarrollada la sensibilidad hacia el otro, que los que sí. Pecaré de osadía al afirmarlo; si no fuera así, el mundo sería diferente: habría más gente compartiendo una moneda para apoyar al cantante del camión, sería ordinario que los conductores otorguen el paso al peatón, los baños públicos estarían libres de orina y deposiciones acumuladas en el retrete para que el siguiente usuario las use sin problema, y demás. Fácilmente podríamos hacer una lista muy extensa de ejemplos donde veríamos la falta de sensibilidad.

AUNQUE HABITAS EN TU SER, NO TE CONOCES

Cuando estaba en la facultad me di cuenta de la importancia de tomar diferentes talleres para el crecimiento personal, además de disfrutar lo divertido que eran. Estos me ayudaron a descubrirme y conocer aspectos de mi vida que nunca había considerado elementales, y que ahora puedo ver su importancia, de manera que eso me sirvió como punto de referencia para trabajar varios aspectos que antes me eran ciegos. De no haberlos tomado, sería un individuo desnutrido de mi persona, además de un psicólogo muy teórico, un simple conocedor de la literatura psicológica, lejos de conocer esta ciencia en sus formas complejas y reales.

En otras palabras, la gente que no tiene desarrollada esa consciencia fuera de sí mismo no ha tenido una forma efectiva de conocerse para poderse quitar la venda que le impide ver a un otro que también se incomoda con determinados temas en las pláticas, pero puede aprender a notarlo si

considera ciertos aspectos como el sentido común; la respuesta de incomodidad de su interlocutor; la dificultad que tienen otras personas para compartir su opinión y sentir sobre ciertos temas, y que es diferente a la facilidad que alguien ajeno al tema tiene para hablar de él; estar atento a la retroalimentación de terceros cuando mencionen que fue inapropiado, metiche, pasado de la raya, etc.

ALGUNOS EJEMPLOS

Cuando un individuo esté viviendo una situación como las siguientes, considera que puede experimentar incomodidad al hablar de estos temas:

· Cuando alguien lleva un buen tiempo de soltería y le preguntas para cuándo el/la novio/a.

· Cuando una treintona o mayor sigue soltera y le preguntas si no quiere tener pareja o hijos.

· Cuando alguien está en una relación y le preguntas para cuándo la boda.

· Cuando alguien está en pareja y le preguntas para cuándo el hijo.

· Cuando alguien tronó con su pareja y le quieres sacar el chisme de qué pasó.

· Cuando acaba de fallecer un pariente y lo intervienes con temas relacionados con su muerte.

· Cuando a un enfermo le comentas que un conocido padecía lo mismo y se murió.

· Cuando alguien necesita ayuda y le preguntas e insistes cuándo irá con el psicólogo.

· Cuando hablas sobre el dinero y las compras viendo su situación precaria.

«YO NO OFENDÍ, SOLO LE PREGUNTÉ X»

No obstante, aunque algunos tengan noción de que son temas «delicados», no falta quien cuestione con algo como «pues no le estoy preguntando nada malo», «pues si no dijo nada es porque no le incomoda hablar de eso», y otros tantos enrolándose como héroes haciendo intentos por resolver problemas ajenos, arguyendo rollos como «le estoy dando un empujón porque se ve atorado con ese asunto», «¡para que así se anime!».

En cualquier caso, es tener en poco los sentimientos de la otra persona. De antemano es bueno que sepas que la gente puede ser tolerante para aguantar su incomodidad antes de expresarla, ¿o acaso tú expresas tus ganas de tirarte un pedo con cualquier persona en cualquier lugar? Esto nos lleva al siguiente punto: ¿en qué condiciones una persona puede sentirse menos importunada y más libre de hablar de temas incómodos?

PUNTOS A CONSIDERAR AL HABLAR DE TEMAS INCÓMODOS

· Nivel de confianza. ¿Qué tanto han compartido para osar hablar de temas más delicados y personales?

· Contexto. Es más probable que al hablar uno a uno se genere un clima más cálido que hacerlo frente a más de uno; no importa que sea la familia, el grupo de amigos o el del trabajo, no por formar parte de un círculo existe el mismo nivel de confianza con todos.

· Temporalidad. Si sabes que está fresca o en su punto álgido la situación, mejor abstente, sobre todo si no tienes la capacidad para lidiar con el tipo de respuesta que puedas provocarle.

· ¿Quién tocó el tema? Si la otra persona no ha abordado el tema, no te adelantes, esa será tu pauta para ser prudente. ¿Ves que está respondiendo con fluidez y en el mismo canal que tú? Ahí tienes otra pauta.

· Razón de abordarlo. ¿Tienes intención de ayudar o solo estás de chismoso? Si es la primera, primero cerciórate de haber cumplido los puntos anteriores.

· Forma de abordarlo. No es lo mismo tocar un tema sin enjuiciar: «¿y qué tal vas en el amor?», que enjuiciando: «pues ya te estás quedando, hija, ¿no te gustan los hombres?».

Por otro lado, aunque creas que solo estabas cotorreando, puedes estar poniendo en la mesa esas emociones indeseables; recuerda que no todos las expresan notoriamente.

Ten presente este escrito en estas fechas familiares, no vaya a ser que importunes estúpidamente a alguien y te ganes fama de intenso, imprudente, desconsiderado, además de que se alejen de ti por incomodar con tus pláticas inoportunas.

Yo me despido deseándote unas hermosas fiestas decembrinas, y nos leemos en el 2023 si el creador nos presta la vida.

Ci vediamo!

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