La cuarta superluna del año alcanzará su máximo acercamiento con la Tierra durante la noche del 28 de septiembre, cuando lucirá ligeramente más grande y brillante
Las noches que despiden septiembre traen consigo la última oportunidad de 2023 para ver a la Luna en su máximo esplendor. La superluna, como se conoce popularmente al momento en que coinciden la Luna llena y el perigeo (el punto de la órbita lunar más próximo a la Tierra), ocurre tres o cuatro veces al año y cuando se acompaña de cielos despejados, el espectáculo está asegurado: para el observador terrestre, la superluna aparece ligeramente más grande y brillante en el cielo nocturno que el plenilunio promedio.
El mejor momento para ver la superluna será durante la noche del 28 de septiembre. Entonces, la Luna se encontrará a unos 360.000 kilómetros de la Tierra, en contraste con los 384.400 kilómetros que suelen separar ambos astros. En México, el satélite natural de nuestro planeta aparecerá por el este desde las 18.40 horas, cuando comenzará su recorrido a través de la bóveda celeste hasta ocultarse por el oeste tras el amanecer. La Luna llena continuará siendo visible en menor medida durante las dos noches siguientes.
Aunque el fenómeno será visible durante el resto de la noche, los primeros minutos tras su salida, cuando aún conserva una baja altura, son idóneos para captar fotos y vídeos. Además de la tonalidad ocre producto de la dispersión de la luz en la atmósfera, la cercanía de la Luna con el horizonte y objetos como árboles, edificios o puentes, produce un efecto óptico que magnifica su tamaño aparente.
La Luna llena de septiembre será la cuarta y última superluna de 2023. Además, se trata del plenilunio más próximo al otoño boreal y, por lo tanto, es conocida popularmente como Luna de cosecha. Esta tradición, rescatada recientemente por la NASA y el Real Observatorio de Greenwich con fines de divulgación, se remonta al Almanaque del Granjero de Maine, una publicación de la década de los treinta que se dio a la tarea de recopilar los distintos nombres con los que los pueblos nativos americanos llamaban al satélite natural de la Tierra tras su aparición en la bóveda celeste mes tras mes. De acuerdo con la agencia espacial estadounidense, el nombre de esta Luna se inspiró en los cultivos que alcanzan su madurez al inicio del otoño, cuando el resplandor permitía alargar la jornada de cosecha de los granjeros durante las primeras horas de oscuridad, justo en la época del año en la que los días comienzan a ser más cortos.
Con información de El País
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