El juez que preside el juicio donde Donald Trump está acusado de pagar para silenciar revelaciones perjudiciales le impuso una multa de 1.000 dólares por violar su orden mordaza y advirtió severamente al expresidente que una violación adicional podría resultar en pena de cárcel.
Se trata de la segunda sanción a Trump por comentarios incendiarios sobre testigos desde el inicio del juicio el mes pasado. La semana pasada fue multado con 9.000 dólares por nueve infracciones, 1.000 dólares por cada una.
La violación en este caso surge de una entrevista del 22 de abril en que criticó la velocidad con que se eligió al jurado y afirmó que estaba repleto de demócratas.
“Parece que las multas de 1.000 dólares no sirven como elemento disuasivo. Por lo tanto, en el futuro, este tribunal tendrá que considerar una sanción de cárcel”, dijo el juez Juan Merchan. Las declaraciones de Trump, continuó el juez, “amenazan con interferir con la administración imparcial de justicia y constituyen un ataque directo al estado de derecho. No puedo permitir que esto continúe”.
Pero también expresó reservas sobre la idea de encarcelar a Trump, señalando que es “el último recurso”.
“Usted es expresidente de Estados Unidos y posiblemente también el próximo presidente. Hay muchas razones por las que el encarcelamiento es verdaderamente un último recurso para mí. Dar ese paso será perjudicial para estos procedimientos”, agregó Merchan.
Mientras tanto, los testimonios se reanudaron el lunes cuando los fiscales se adentraron más en la órbita de Trump tras conocer la reacción del expresidente a una grabación políticamente dañina que surgió en las últimas semanas de la campaña de 2016.
Hope Hicks, exfuncionaria de la Casa Blanca y durante años una importante colaboradora, es por mucho la asociada más cercana a Trump que ha subido al estrado como testigo en el juicio en Manhattan.
Su testimonio del viernes fue diseñado para dar a los jurados una visión interna de un periodo caótico y crucial de la campaña, cuando se hizo pública una grabación de 2005 que mostraba a Trump hablando sobre toquetear a mujeres sin su permiso y cuando él y sus aliados intentaron evitar que salieran a la luz otros incidentes potencialmente embarazosos.
Ese esfuerzo, dicen los fiscales, incluyó pagos para mantener en silencio a la actriz porno Stormy Daniels y a la modelo de Playboy Karen McDougal, quienes que dijeron haber tenido encuentros sexuales con Trump antes de su incursión en la política.
El juicio entra el lunes en su tercera semana de testimonios y los fiscales avanzan hacia su testigo estrella, Michael Cohen, exabogado y hombre de confianza de Trump que se declaró culpable de cargos federales relacionados con pagos hechos para silenciar revelaciones perjudiciales.
Se espera que Cohen se someta a un interrogatorio contundente por parte de los abogados defensores que buscan socavar su credibilidad ante los jurados.
Trump enfrenta 34 cargos por delitos graves de falsificación de registros empresariales en relación con pagos realizados para sofocar historias potencialmente vergonzosas. Los fiscales señalan que la compañía de Trump, la Organización Trump, reembolsó a Cohen los pagos a Daniels y le otorgó a Cohen bonos y pagos adicionales. Los fiscales alegan que esas transacciones se registraron falsamente en los registros de la empresa como gastos legales.
Trump se declara inocente y niega haber tenido encuentros sexuales con cualquiera de las mujeres, así como cualquier irregularidad.
Con información AP
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