Con 100 millones de aves muertas, la industria podría servir de ejemplo a granjeros ante gripe aviar

DES MOINES, Iowa, EE.UU. — A medida que la industria láctea de Estados Unidos se enfrenta un brote de gripe aviar, con casos registrados en docenas de granjas y la enfermedad propagándose a las personas, la del huevo podría servir de ejemplo sobre cómo frenarla, pero muestra también la dificultad de erradicar el virus.

En Estados Unidos ya había habido brotes de gripe aviar antes, pero el actual comenzó en febrero de 2022 y ha obligado a sacrificar a casi 100 millones de pollos y pavos. Sigue habiendo focos, pero su frecuencia se ha reducido en parte a los esfuerzos de bioseguridad en las granjas y a la acción coordinada entre las empresas y los funcionarios agrícolas, según los expertos.

Los productores lácteos podrían tratar de implementar protecciones similares, pero las enormes diferencias entre los animales y las industrias limitan las lecciones que se pueden aprender y aplicar.

¿Cómo pueden padecer la misma enfermedad una vaca de 600 kilos y un pollo de 2?

Se le suele llamar gripe aviar porque la enfermedad la propagan principalmente las aves salvajes que pueden sobrevivir a la infección. Muchos mamíferos también la han contraído, incluyendo leones marinos y mofetas.

Los animales pueden infectarse por comer un pájaro infectado o al estar expuestos a ambientes donde el virus está presente. Sin embargo, hay grandes diferencias en cómo se comportan las vacas y las aves tras contagiarse.

La gripe aviar suele ser letal para pollos y pavos a los pocos días de infectarse, lo que lleva al sacrificio masivo e inmediato de aves. Pero no ocurre así con las vacas.

Centrales lecheras en varios estados del país han tenido que sacrificar animales infectados porque los síntomas persistían y la producción de leche no se recuperaba, pero esa no es la norma, dijo Russ Daly, veterinario de extensión en la Universidad Estatal de Dakota del Sur.

Según el experto, la gripe aviar no suele ser letal para las vacas, pero un animal infectado puede ser más vulnerable a otras enfermedades presentes en ese tipo de granjas, como neumonía bacteriana y las infecciones en las ubres.

¿Qué ha hecho la industria del huevo para proteger a las aves?

Los productores de huevos se han convertidos en maniáticos de la limpieza

Para impedir la propagación de enfermedades, los productores exigen a sus trabajadores que se duchen y se pongan ropa limpia antes de entrar en un recinto y se vuelvan a duchar al salir. Además, suelen lavar los camiones con frecuencia y rocían los neumáticos con soluciones para eliminar los restos de virus.

Muchas explotaciones emplean láseres e instalan cercas especiales para disuadir a las aves salvajes de que realicen una visita.

“Se acabó el tiempo de los espantapájaros”, dijo Emily Metz, presidenta de la Junta Estadounidense del Huevo.

Sin esos esfuerzos, el brote actual habría sido mucho peor, apuntó Jada Thompson, profesora de economía agrícola en la Universidad de Arkansas. Con todo, mantener ese tipo de vigilancia es complicado, aunque el costo de permitir que la enfermedad entre en una explotación sea muy elevado, agregó.

También hay casos de pollos que se crían por su carne que han contraído la gripe aviar, aunque son menos habituales. Esto se debe en parte a que se sacrifican cuando tienen apenas entre 6 y 8 semanas de vida, por lo que hay menos tiempo para que enfermen.

¿Se puede hacer lo mismo para proteger a las vacas y a los trabajadores del sector lácteo?

Sí y no.

Las explotaciones lácteas pueden a buen seguro reducir la propagación de la enfermedad limitando el acceso a las cuadras, para que la gente y los equipos no trasladen el virus desde otras partes. Los trabajadores también podrían usar protección ocular, mandiles y guantes para tratar de protegerse, pero no hay escapatoria: los animales grandes son sucios.

“La sala de ordeño es un logar cálido y húmedo con muchos líquidos por todas partes, ya sea orina, heces o agua, porque se rocían algunas zonas. Las vacas pueden patear una máquina de ordeñado y salpicar la leche”, apuntó Keith Poulsen, director del Laboratorio Veterinario de Wisconsin.

Además, tampoco tienen el tiempo o el personal para desinfectar los equipos de ordeño entre un animal y otro, por lo que la maquinaria puede contaminarse. La pasteurización mata las bacterias y los virus en la leche, haciéndola segura para el consumo humano.

Con información AP

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