En la Tierra, el viento puede levantar granos de arena en la playa, y la lluvia puede convertir el suelo en barro. En la Luna, sin embargo, el clima es mucho más exótico.
Las partículas cargadas procedentes del sol, llamadas viento solar, caen sobre el suelo lunar y lanzan partículas al espacio. Miles de pequeños meteoritos bombardean la Luna, fundiendo y vaporizando sus puntos de impacto. La luz solar hace saltar las moléculas de la superficie.
¿Qué es la exosfera de la Luna?
La meteorología espacial perturba tanto la superficie lunar que crea una atmósfera extremadamente fina, llamada exosfera, formada por átomos del suelo lunar. Esta exosfera está unida a la Luna por su débil campo gravitatorio y tiene una densidad tan baja que los átomos nunca colisionan.
Dado que son tantos los procesos diferentes que atacan el suelo lunar y alimentan la exosfera de la Luna, durante mucho tiempo no ha estado claro cuál es exactamente la fuente principal. Mediante el análisis de muestras tomadas durante las misiones Apolo, Nicole Xike Nie, cosmoquímica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), y sus colegas han demostrado en Science Advances que los impactos de micrometeoritos son los que más átomos aportan a la atmósfera lunar.
“Utilizar las muestras de las misiones Apolo es un honor y una oportunidad científica única. Estas muestras representan la primera exploración directa de otro cuerpo celeste por parte de la humanidad”, afirma Nie y agrega: “A pesar de haber sido recogidas hace más de 50 años, las muestras del Apolo siguen teniendo un valor incalculable para la investigación científica”.
Qué provocan los micrometeoritos en la superficie de la Luna
Los impactos de micrometeoritos parecen ser los que más contribuyen. Estos diminutos meteoritos suelen pesar menos de un gramo y se han desprendido de objetos mucho mayores.
Los micrometeoritos golpean constantemente la superficie lunar todos los días. Estos impactos son tan intensos que calientan el punto de impacto a temperaturas que oscilan entre los 2000 y los 6000 grados Celsius. El impacto funde y vaporiza el suelo lunar en la exosfera, como el agua que se convierte en vapor.
El segundo proceso más influyente es el viento solar, que fluye desde el sol en una corriente de partículas de alta energía, chocando con todo lo que encuentra a su paso. Mientras que la Tierra está protegida por un fuerte campo magnético, la Luna no tiene tanta suerte. Excepto durante los eclipses lunares, la Luna está bajo un chorro de este plasma, principalmente protones. Al chocar, estos protones transfieren su energía a los átomos del suelo lunar y hacen que salgan despedidos de la superficie.
A continuación, Nie quiere estudiar otros isótopos del suelo lunar. Los mismos métodos podrían aplicarse a nuevas muestras lunares, como las devueltas por la misión china Chang’e-6, así como a muestras de otros objetos del sistema solar, como la luna Fobos de Marte, que es el objetivo de una misión japonesa cuyo lanzamiento está previsto para 2026.
“Comprender los entornos espaciales de los distintos cuerpos planetarios es esencial para planificar futuras misiones y explorar el contexto más amplio de la meteorización espacial”, afirma Nie. “Este conocimiento será especialmente importante si la humanidad decide establecer su presencia en otros cuerpos planetarios en el futuro”.
Con información National Geographic
Síguenos en nuestras redes sociales: