Un estudio reciente analiza las sorprendentes diferencias entre las historias generadas por inteligencia artificial y las creadas por humanos, y lo que esto significa para el futuro de la narrativa.
El arte de contar historias es una de las habilidades más profundamente humanas. Desde tiempos inmemoriales, las historias nos han acompañado para transmitir conocimientos, valores, emociones y experiencias. Pero en los últimos años, una nueva figura ha irrumpido en el panorama narrativo: la inteligencia artificial. En concreto, ChatGPT, el modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI, ha demostrado ser una herramienta poderosa para crear textos con una estructura lógica y coherente. Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿puede una IA como ChatGPT crear historias que no solo sean coherentes, sino también emotivas y persuasivas?
Un estudio reciente, publicado en la prestigiosa revista Journal of Communication, ha abordado esta cuestión con un enfoque experimental riguroso. El artículo titulado “Can AI tell good stories? Narrative Transportation and Persuasion with ChatGPT” (“¿Puede la IA contar buenas historias? Transportación narrativa y persuasión con ChatGPT“, en su traducción al español), analiza y descubre resultados intrigantes sobre cómo los lectores reaccionan ante las historias generadas por IA y cómo estas difieren de las creadas por seres humanos.
La narrativa como vehículo de emociones y persuasión
Cuando leemos una buena historia, no solo estamos procesando palabras; estamos siendo “transportados” a otro mundo. Este concepto de “transportación narrativa” hace referencia a la inmersión completa del lector en el relato, olvidando por un momento el mundo exterior. Esta es una de las claves que convierten a las historias en potentes herramientas de persuasión. Una historia bien contada puede hacernos reflexionar, cambiar nuestras creencias o incluso inspirarnos a tomar acciones.
Pero, ¿qué ocurre cuando el narrador no es humano, sino una inteligencia artificial? El estudio mencionado analizó precisamente esto, comparando las reacciones de los lectores a historias generadas por ChatGPT y por autores humanos. Los resultados fueron sorprendentes: aunque las historias creadas por la IA eran lógicamente coherentes y estructuralmente correctas, los lectores experimentaban menor inmersión emocional (transportación narrativa) y tendían a contradecir más los mensajes cuando sabían que el autor era una IA.
La percepción importa: ¿etiquetamos la creatividad de las máquinas?
Uno de los hallazgos más llamativos del estudio es el efecto que tiene la etiqueta de “creado por una IA” en la percepción de los lectores. Cuando los participantes del experimento sabían que la historia había sido escrita por ChatGPT, su inmersión en el relato disminuía considerablemente. Es como si, de forma subconsciente, los lectores pusieran una barrera emocional al saber que las palabras no provenían de una mente humana. Esta reacción refleja una cierta desconfianza hacia la creatividad artificial, lo que plantea interesantes preguntas sobre cómo valoramos el arte y la narrativa cuando no proviene de un humano.
Por otro lado, cuando los lectores no sabían quién había escrito la historia, las diferencias en cuanto a inmersión narrativa entre las historias generadas por humanos y por IA eran mucho menores. Esto sugiere que, en términos de estructura y coherencia, ChatGPT está bastante cerca de los narradores humanos, pero su capacidad para generar conexiones emocionales profundas sigue siendo limitada.
Otro factor crítico que distingue a los narradores humanos de ChatGPT es la falta de experiencia vivida de la IA. Los autores humanos suelen basar sus relatos en sus vivencias, observaciones y emociones personales, mientras que ChatGPT genera narrativas basadas en patrones de lenguaje y datos preexistentes. Esta ausencia de experiencia real limita la creatividad y la autenticidad en las historias creadas por IA. Aunque ChatGPT puede crear personajes verosímiles y tramas coherentes, carece del “toque humano” que proviene de emociones y recuerdos genuinos.
Este punto fue subrayado por los autores del estudio, quienes afirmaron que ChatGPT muestra gran competencia lingüística y coherencia lógica, pero le falta la capacidad para generar la misma profundidad emocional y creatividad que un humano. Las historias de ChatGPT son, en muchos casos, como bien ensambladas piezas de un rompecabezas, pero no logran conmover de la misma manera que lo haría una narración profundamente personal.
¿Puede una IA cambiar nuestras creencias?
La persuasión es uno de los objetivos más poderosos de una narrativa bien construida. Las historias no solo entretienen, sino que tienen la capacidad de moldear creencias y actitudes. El estudio analizó cómo las historias generadas por ChatGPT y por humanos afectaban las creencias y actitudes de los lectores, y encontró que las narrativas de la IA tendían a generar más contra-argumentación. Es decir, los lectores eran más propensos a cuestionar o rechazar los mensajes implícitos en las historias generadas por ChatGPT.
Sin embargo, un hallazgo intrigante fue que, en algunos casos, las historias de ChatGPT generaban menos contra-argumentación que las de los humanos, lo que sugiere que la IA puede tener un potencial persuasivo en ciertos contextos. Pero la clave parece estar en el etiquetado: cuando los lectores sabían que la historia había sido creada por una IA, su resistencia al mensaje aumentaba.
El futuro de las historias generadas por IA
El estudio ofrece una mirada fascinante sobre el estado actual de las capacidades narrativas de la inteligencia artificial y sus limitaciones. Aunque ChatGPT ha avanzado enormemente en su capacidad para generar textos coherentes y lógicamente sólidos, todavía queda un largo camino por recorrer en lo que respecta a la creación de historias emocionalmente resonantes y profundamente persuasivas.
A medida que la IA continúa evolucionando, es posible que veamos mejoras en su capacidad para contar historias. Pero también es probable que la creatividad y la conexión emocional sigan siendo ámbitos dominados por los humanos. Al fin y al cabo, las historias no solo se tratan de una correcta estructura gramatical; son reflejos de la experiencia humana, y eso es algo que, hasta ahora, las máquinas no pueden replicar.
El hecho de que ChatGPT sea capaz de crear historias verosímiles y bien estructuradas es un logro impresionante, pero este estudio nos recuerda que hay ciertos aspectos de la narrativa que aún están fuera del alcance de las máquinas. La capacidad de generar emociones profundas y de conectar a nivel personal con los lectores sigue siendo un rasgo distintivamente humano.
A medida que la tecnología avanza, es posible que los límites entre la creatividad humana y la artificial se difuminen aún más, pero por ahora, las mejores historias siguen siendo aquellas que provienen de la rica complejidad de la experiencia humana.
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