Especialista en la pierna de puerco en oporto y aficionada a la floricultura, la alcaldesa reelecta de Reynosa revela que de no ser política o médico, le hubiera gustado ser magistrada.
“Siempre fui la típica niña que pedía de Navidad un estuche de doctor, porque tuve un bisabuelito médico”, recuerda sobre su infancia la alcaldesa de Reynosa, Maki Esther Ortiz.
Años más tarde, ese habito se convirtió en una vocación que persiguió hasta convertirse en médico general, con una especialización en Salud Pública y una maestría en Gobierno del Sistema Sanitario que, sin embargo, cambió por la vida de política.
La presidenta municipal, reelecta el año pasado, comenzó su carrera médica dando consultas gratuitas en las colonias de Reynosa, para después ocupar un puesto en el gobierno, “desde donde podría hacer llegar más ayuda”.
En 2017 Maki Ortiz se convirtió en la primera presidenta municipal de Reynosa reelecta, pero ese solo ha sido uno más de sus muchos logros, pues en 2003 superó un cáncer de mama mientras se desempeñaba como diputada y hace apenas cuatro, durante su labor como senadora, libró una cirugía debido a un derrame cerebral que le hizo perder la movilidad de la parte izquierda del cuerpo, así como la visión, que la ausentó de la actividad política medio año.
Durante el repunte de su carrera política su rol como especialista en salud cambió al de paciente por el cáncer de mama, el cual no solo padeció ella, sino que afectó a su esposo, una persona “invencible”, quien ha superado la enfermedad en varias ocasiones.
Esas experiencias, revela, la motivaron para impulsar desde la Comisión de Salud en el Congreso la inclusión de tratamiento gratuito contra el cáncer para todas las mujeres.
¿Por qué entra a la política?
La verdad es que se complementan, son carreras humanistas y tienen muchas cosas en común, como la cercanía con la gente en diferentes ámbitos. A mí me invitaron a participar como regidora y me di cuenta, en la Comisión de Salud, que a través de estos lugares en el gobierno podías ayudar a más gente.
Además de la medicina y la política, ¿a qué otra profesión se hubiera dedicado?
Ahora me doy cuenta que hubiera podido ser abogada y magistrada, decir la última palabra debe ser muy agradable, pero me gusta más la medicina.
¿Cómo influye su familia para hacer frente y superar el cáncer?
Somos una familia de tres: mi hijo, mi esposo y yo. Llevamos ya ahorita cinco cánceres y un infarto cerebral, hemos aprendido que tenemos que tener buena actitud y tomar la decisión más importante en la vida cuando tienes una enfermedad que puede ser mortal: estar enfermo del cuerpo y del alma o solamente del cuerpo.
¿Ganar la lucha contra el cáncer cambio su vida?
Me sirvió para poder trabajar en pro de poder incluir en el Fondo de Gastos Catastróficos el tratamiento contra el cáncer de mama, que fuera gratuito para todas las mujeres del país. Hemos aprendido a vivir todos los días como si fuera el último, con una buena actitud, a luchar y vivir apreciando desde el día el sol hasta el solo momento de estar acompañados entre nosotros, y hay que darnos cuenta que por algo tenemos este día extra.
¿Fue complicado balancear su carrera y su familia?
Es difícil para todas las mujeres que trabajamos lograr tener puestos de decisión y progresar, porque todavía vivimos en un México en donde existe dificultad para las mujeres aunque estudiemos y lo merezcamos.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Tengo una vida muy simple, me gusta cocinar con mi esposo, con mi hijo, con mis amigos, me gusta sembrar y poner flores, ver una buena película, escuchar música, meditar.
¿Qué le gusta cocinar?
Sé hacer piernas de puerco, pavo, filete, pollo, pescado, la verdad me ha gustado mucho la cocina, vengo de unas abuelitas buenísimas para cocinar y aprendí a hacer todo porque me gusta mucho comer… me casé con un gordito que come mucho, entonces nuestros planes románticos son ir al súper, ver recetas y hacerlas. Me gusta mucho, siempre me toca hacer el pavo en Navidad.
¿Su mejor platillo?
Hago una pierna en oporto espectacular, sé hacer bacalao. La verdad es que soy buena cocinera. Lo aprendí de mi familia, mi papá fue un excelente cocinero, mi mamá igual, es tradición cocinar bien en mi familia, eso es lo que siempre quisiera tener, la oportunidad de disfrutar.
¿Algún libro en especial?
Me gusta La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera; El laberinto de la soledad, de Octavio Paz; también Mario Benedetti, Jaime Sabines, Paulo Coelho con El alquimista, sobre todo cuando dice que todos tenemos una leyenda personal y el universo confabula para que así sea.
MILENIO
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