Trump, desatado

Trump, desatado

Sonaba God save America, la patriótica canción del artista de country Lee Greenwood, cuando apareció en escena y abrazó la bandera de Estados Unidos con sonrisa soñadora antes de lanzarse a dar el discurso más largo de su presidencia: dos horas y dos minutos de Donald Trump en estado puro que incluyeron sus hits más populares (los ataques al fiscal Robert Mueller y Hillary Clinton, los motes degradantes, el muro con México), pero también algunos nuevos sketches (muchos cómicos, algunos delirantes, todos más allá de la autoparodia) que dieron algunas pistas sobre lo que espera al candidato o candidata demócrata que compita con él por la Casa Blanca en el 2020.

“Ni aviones, ni energía… Cuando el viento deje de soplar, entonces se acabará tu electricidad… ‘Cariño, cariño, ¿sopla el viento hoy? Es que quiero ver la tele’”, dijo Trump modulando la voz, como si fuera un actor de una comedia de televisión, para ridiculizar el green new deal, la iniciativa contra el cambio climático lanzada hace unos días por los demócratas. El público se desternillaba de risa. “Quieren que tengáis un coche en lugar de dos, y que sea eléctrico…”, siguió.

Trump acudió –también podría decirse actuó– el sábado a la gran cita anual de los diferentes grupos conservadores estadounidenses (la Conferencia de Acción Política Conservadora, CPAC) a las afueras de Washington. Fue a dejarse querer por sus seguidores y a resarcirse de una semana devastadora a escala nacional e internacional, marcada por el testimonio ante el Congreso de su exabogado Michael Cohen y el fracaso de su cumbre con el dic­tador norcoreano Kim Jong Un. Decir que jugaba en casa se queda corto: la jornada comenzó con el empresario Mike Lindell sentenciando que Trump ha sido “elegido por Dios” para dirigir EE.UU. “Dios respondió a nuestros millones de rezos, nos concedió la gracia y el 8 de noviembre del 2016 ocurrió el milagro”, dijo.

El discurso incluyó sus ‘hits’ más populares y nuevos sketches que dieron pistas sobre por dónde irá la campaña

Trump apenas había empezado a hablar cuando advirtió a la multitud: “Estoy totalmente fuera del guion, ¿lo sabéis, no?… Así es como gané las elecciones, saltándome el guion…”. Y es lo que hizo, apuntando a lo que parece que serán los ejes de su campaña de reelección: los ataques a las “descabelladas” propuestas medioambientales de los demócratas y las advertencias sobre el “peligro socialista”, todo esto sobre un fondo de tergiversaciones, afirmaciones tendenciosas y falsedades a ritmo vertiginoso.

La exestrella de la televisión se imitó a sí mismo cuando en la recta final de la campaña dijo a Rusia que, si estaba escuchando, publicara los e-mails de Clinton… Bromeaba, aseguró, mientras el público coreaba “¡enciérrala, enciérrala!”, uno de sus eslóganes de campaña. Habló de la admiración que supuestamente le profesan otros líderes extranjeros, exageró los datos de empleo, dio una retorcida versión de las cifras detrás de la guerra comercial con China, volvió a cargar contra los demócratas por querer investigar sus finanzas personales, tachó de “sandeces” (con el explícito término bullshit) las pesquisas de Mueller y hasta imitó el acento sureño de Jeff Sessions, su exfiscal general, natural de Alabama, al que echó en noviembre.

“Cariño, ¿sopla el viento hoy? Es que quiero ver la tele”, dijo Trump mofándose del plan verde de los demócratas

Trump mezcló los ataques a los inmigrantes ilegales con los comentarios sobre algunos congresistas demócratas que “odian a América”. “Sé que algunos dirán que es terrible que diga esto”, dejó caer, reforzando la sensación de que sus palabras se referían a aquellos de origen extranjero.

El auditorio aplaudió embelesado incluso cuando Trump se mofó del exsecretario de Defensa, el general Jim Mattis, y se desternillaba con el número en que el presidente rememoró una supuesta conversación con un general llamado Raisin (“¿igual que la fruta, le pregunté?”, dijo haciendo como si se sacara una pepita de la boca), que le dijo que podían acabar con el autodenominado Estado Islámico en semanas en lugar de años, como otros le decían.

Cuando muchos espectadores online miraban el reloj y se preguntaban si la retransmisión no habría entrado en bucle, Trump subió al escenario a un estudiante conservador que fue golpeado durante un acto en una universidad y anunció que firmará una orden ejecutiva para condicionar el acceso a los fondos federales para investigación a que respeten la libertad de expresión en los campus. No podemos permitir, dijo, que la “corrección política de la izquierda” censure ciertas ideas.

Algunos congresistas demócratas “odian a América”, afirma en aparente alusión a los de origen extranjero

“EE.UU. nunca será un país socialista”, proclamó señalando a Venezuela y a las propuestas de algunos demócratas mientras el público coreaba “USA, USA”… “Me voy a arrepentir de este discurso”, se dijo a sí mismo, porque, para él, era tan bueno que debería haberlo guardado para más adelante, como el apodo de Pocahontas a la senadora izquierdista Elizabeth Warren. “He destruido su carrera política y no podré competir con ella, me habría encantado”, lamentó… “¿Saben qué? El green new deal me gusta. Es algo por lo que deberían apostar”, se corrigió a sí mismo entre risas. “Que sigan así, que sigan…”, añadió retando a batirse con él con estas ideas.

La VAN

Síguenos en:

Twitter:@ElPortalMx

Facebook:El Portal San Luis Potosí

Scroll al inicio