El reloj corre y el Reino Unido sigue sin alcanzar un acuerdo que le salve del abismo: la salida de la Unión Europea el próximo viernes, 12 de abril. Con el agua hasta el cuello, la primera ministra británica, Theresa May, continúa con su reciente apuesta de entablar negociaciones con su principal rival político, Jeremy Corbyn, en su búsqueda de un plan común sobre el Brexit que pueda vender a los líderes europeos en la cumbre extraordinaria de este miércoles por la noche.
La premier defendió el domingo en un vídeo su decisión de trabajar con el líder del Partido Laborista para redactar un nuevo plan para abandonar la Unión Europea después de que la Cámara de los Comunes haya tumbado ya tres veces su versión negociada con Bruselas.
Este lunes el diálogo parecía estancado, sin ningún encuentro cara a cara a la vista entre la jefa de Gobierno y Corbyn
Sin embargo, este lunes el diálogo parecía estancado sin ningún encuentro cara a cara a la vista entre la jefa de Gobierno y Corbyn. Y su interlocutor ya le dejó claro la semana pasada que no está dispuesto a seguir adelante con las conversaciones si no se abre a la opción de incluir la unión aduanera permanente con la UE, algo que May ha descartado anteriormente porque ataría las manos a Gran Bretaña para sellar acuerdos comerciales con países extracomunitarios.
El Reino Unido continúa atrapado en una profunda crisis política y con el parlamento encallado en un punto muerto, incapaz de acordar una alternativa para abandonar la UE. La fecha de divorcio se preveía para el 29 de marzo, pero May se vio obligada a pedir una breve extensión, según cuyos términos el país se verá abocado a un Brexit sin acuerdo en cinco días a no ser que Bruselas otorgue este miércoles a la premier una segunda extensión con fecha al 30 de junio, para conseguir la aprobación parlamentaria de su plan.
El líder del partido laborista británico, Jeremy Corbyn , a la salida de su casa este lunes en Londres (EFE)
Es probable que los Veintisiete insistan en un retraso mucho más prolongado –de un año con posibilidad de acortarse si se encuentra antes una solución– que incluiría la participación del Reino Unido en las elecciones europeas, tal y como avanzó Donald Tusk el viernes pasado. Pero ello provocaría una revuelta furiosa en el Gabinete de May y posiblemente un alud de dimisiones de ministros conservadores a favor del Brexit.
La revuelta tory también amenaza a May después de que se abriera a trabajar con Corbyn, a quien ha estado criticando fuertemente durante los últimos años. Pero ayer la primera ministra defendió el diálogo con su rival: “La gente no votó según las líneas de un partido cuando se trató del referéndum sobre el Brexit (…) Creo que a menudo la gente quiere ver a sus políticos trabajando juntos con más frecuencia”.
Agencias.
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