La permanente carrera por la innovación en la que vive inmersa la industria del smartphone ha alcanzado en 2019 un nuevo capítulo: el de los dispositivos con pantallas plegables. Y como es habitual en los últimos años, las grandes compañías asiáticas son las más intrépidas a la hora de presentar nuevas propuestas, mientras que Apple se mantiene a la expectativa, sin correr riesgos, esperando que las nuevas tendencias se asienten en el mercado antes de dar un paso adelante.
En el pasado Mobile World Congress, la marca china Huawei tomó la iniciativa en este nuevo segmento del mercado con la presentación del Mate X , que saldrá a la venta en junio. Samsung también mostró en el MWC su propio terminal, en el que lleva trabajando la friolera de ocho años, aunque solo a través de vitrinas que no se llegaron a abrir. Pero finalmente la compañía coreana se adelantará a la china en las tiendas, ya que el Galaxy Fold estará disponible a partir del próximo 3 de mayo. El dispositivo se pudo ver, tocar (y doblar) por primera vez en suelo europeo en un acto celebrado ayer en Londres.
Samsung Galaxy Fold es el primer teléfono plegable que saldrá a la venta. Jeenah Moon/Bloomberg
Ni literal ni metafóricamente
Un producto ‘premium’ que no se ajusta a todos los bolsillos
A nivel conceptual y funcional, la gran novedad que incorpora el terminal de Samsung es que proporciona al usuario la posibilidad de llevar una pantalla propia de una tableta en el bolsillo de su pantalón o chaqueta. Este indudable avance tendrá, sin embargo, un coste significativo para los consumidores, ya que el Galaxy Fold no se ajusta ni a todos los presupuestos ni a todos los pantalones.
Por un lado, su precio –que Samsung revelará oficialmente en España la semana que viene- rondará los 2.000 euros, lo que le sitúa en la categoría de producto de lujo; por otra parte, su peso y especialmente su grosor –más de un centímetro y medio con las pantallas plegadas- están por encima de la media, algo que pasa bastante desapercibido con el smartphone en la mano, pero no tanto a la hora de llevarlo encima. La sensación de transportar un objeto demasiado abultado puede provocar cierto rechazo en la primera toma de contacto, aunque lo cierto es que esta impresión se disipa pronto.
Agencias.
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