Donald Trump atiza la ira contra China por la pandemia

Es una de esas imágenes que definirán cómo respondió –en parte– Estados Unidos a la crisis del coronavirus: manifestantes contra las medidas de confinamiento en Denver (Colorado) montados en sus coches y, frente a frente, trabajadores sanitarios vestidos de verde protegidos con mascarillas. “¡Este es el país de los libres, vete a China si eres comunista!”, gritó una mujer al enfermero que se había cruzado de brazos frente a su vehículo para cerrarle el paso.

Atizar la ira contra “la China comunista” es una apuesta segura para mantener movilizadas a la bases del Partido Republicano. En su manual electoral de cara a noviembre, la formación ha recomendado a sus políticos “no defender a Trump más allá de por prohibir los viajes desde China” y en cambio “atacar a China”, acusarles de “encubrir” la pandemia y pedir compensaciones por el daño causado.

Necesitado de culpables externos para explicar una crisis que ha devastado en pocas semanas la economía estadounidense, el presidente Donald Trump ha abrazado con entusiasmo la estrategia aun a costa de dinamitar la tregua comercial firmada en enero. Por incompetencia o de forma deliberada, Pekín “dejó correr” el virus, ha reiterado Trump en sus últimas intervenciones, en las que ha amenazado con nuevos aranceles.

Acusaciones

Pompeo: “Hay pruebas importantes de que el virus vino del laboratorio de Wuhan”

El secretario de Estado, Mike Pompeo, ahondó ayer en estas acusaciones y aseguró que tienen pruebas de que el patógeno salió del Instituto de Virología cercano a la ciudad china donde se detectaron los primeros casos de la misteriosa neumonía. “Puedo decirle que hay una cantidad importante de pruebas de que esto vino de ese laboratorio de Wuhan”, aseveró Pompeo en una entrevista con la televisión ABC. La Casa Blanca no ha hecho públicas por el momento esa evidencias y los servicios de inteligencia estadounidenses, que están investigando si el virus surgió de ese centro, han recordado en un comunicado que el consenso de los científicos es que el virus es de origen natural y no fruto de la manipulación humana.

El calibre de las acusaciones contra Pekín aumenta por momentos. Peter Navarro, director de Comercio en la Casa Blanca, conocido por sus posiciones antichinas, sugirió que el país asiático está enviando a propósito al resto del mundo tests serológicos defectuosos. “Una de las cosas que tengo en el radar que es muy preocupante es que hay muchos tests de anticuerpos que llegan de China y que son de baja calidad y dan falsos negativos”, dijo Navarro. “El Partido Comunista básicamente infligió este virus al mundo y es algo que aquí en América no deberíamos olvidar”, añadió en Fox News.

Ya antes de la pandemia, China estaba abocada a ser un tema central de la campaña de las elecciones del 2020: ¿Es de verdad Donald Trump el candidato al que más temen?, ¿manejaría mejor Joe Biden la rivalidad entre las dos superpotencias?, ¿ha sido útil la guerra arancelaria?… A todas estas preguntas se suman otras relacionadas con la gestión de la crisis sanitaria, por ejemplo, quién está ganando la guerra de narrativas o si las democracias occidentales pueden realmente competir con los regímenes dictatoriales.

Poder blando

Buttigieg advierte de que la caótica gestión de Trump hace aumentar la popularidad de China

“El caos sembrado por Trump ha abierto una ventana de oportunidad a China para debilitar las ventajas de América” –como la fuerza de sus valores, sus alianzas y su innovación– “y presentar su dictadura como una alternativa más estable y atractiva a la a veces desordenada democracia”, advertía ayer Pete Buttigieg, excandidato presidencial y aspirante a figurar en una hipotética administración Biden, en una tribuna en The Washington Post en la que desgrana las numerosas señales de alerta para el liderazgo americano más allá del poder blando . Trump es “el candidato de los sueños” de Pekín, sostiene al tiempo que afirma que los demócratas harán “todo lo posible” para que no repita como presidente.

Entre las recomendaciones del manual electoral de los republicanos, publicado por Politico , figura recalcar que los demócratas son “blandos con China”. La campaña para la reelección de Trump ha lanzado ya un vídeo en el que presenta a Biden como un político no ya tolerante y amistoso con Pekín sino dedicado a que EE.UU. y China mantengan buenas relaciones no por el bien de su país sino por sus “intereses particulares” .

El vídeo, difundido por internet, avanza lo que será una línea de ataque brutal durante la campaña electoral: los negocios pasados de Hunter Biden con empresas chinas cuando su padre era vicepresidente. Ya antes de que el mundo descubriera el coronavirus, en los mítines de Trump sus simpatizantes gritaban “¡enciérralo!”.

Con información La Vanguardia

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