La boda de Beatriz de York ha sido muy diferente a cualquier otra boda real que podamos imaginar, pero no ha habido tradición que la novia no haya honrado dentro de las posibilidades que ofrece una ceremonia en tiempos postcovid.
La princesa ha dado el ‘sí quiero’ a Edoardo Mapelli Mozzi con un espectacular vestido de la Reina y la misma tiara que han llevado en su boda su abuela Isabel II y su tía la princesa Ana. Además, en su mano portaba un precioso ramo en tonos pastel que también cumplía con una antigua tradición de las novias de la monarquía inglesa.
Según ha explicado Palacio, el conjunto floral estaba formado por rosas y jazmín, y también incluía ramitas de mirto como han llevado casi todas las mujeres de la realeza británica desde el siglo XIX.
El mirto representa la fertilidad, el amor y la inocencia y la primera en decorar con ellas su ramo de novia fue la reina Victoria en su boda con en príncipe Alberto en 1840, instaurando una longeva tradición, que han seguido Isabel II, Diana de Gales, la duquesa de Cambridge y Eugenia de York. Tras la ceremonia, celebrada en la Capilla Real de Todos los Santos ubicada en el Gran Parque de Windsor, el ramo fue despositado sobre la tumba de el ‘soldado desconocido’ en la Abadía de Westminster. Se trata de otra costumbre con la que ha querido cumplir a pesar de no haber contraído matrimonio en el famoso templo londinense.
Beatriz de York ha rendido un bonito tributo a su familia y sus antepasados a través de varios detalles de su indumentaria en un enlace muy inusual. En cuanto al intercambio de anillos, Buckingham ha explicado que no son iguales entre sí. La alianza de la Princesa Beatriz ha sido diseñado por Shaun Lane, mientras que la de Edoardo Mapelli es una pieza antigua, ahora transformada en una banda de oro diseñada por Josh Collins.
La pareja se casó en secreto pero muy bien rodeada de sus allegados. En la boda, además de la Reina y el duque de Edimburgo, los únicos invitados que aparecen en las fotos oficiales, estaban también los padres y hermanos de los novios. El príncipe Andrés fue el encargado de llevar al altar a su hija mayor y Christopher Woolfie, el hijo de poco más de tres años del artistócrata de origen italiano, ejerció de perfecto padrino.
Con información Hola
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