Desconfianza, la táctica de Trump; una vía para ganar la opinión pública

Desde sus tiempos negociando como empresario hasta la Presidencia, sembrar dudas es uno de sus métodos favoritos

Donald Trump se inclinó hacia adelante en su silla en la sala de audiencias del Capitolio, aventó a un lado la hoja con sus comentarios preparados por considerarlos demasiado “aburridos” y dijo a los legisladores en un día de octubre de 1993 que conceder licencias de juego a las reservaciones de los pueblos nativos de Estados Unidos en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut —una amenaza para los casinos de Trump— sería una gran equivocación.

“Será el mayor escándalo de todos los tiempos, el más grande desde Al Capone”, dijo Trump.

Además, fue un paso más allá y sembró duda sobre los mismos pueblos nativos estadounidenses.

Durante décadas, Trump ha sembrado desconfianza en casi todo lo que toca. Desde los pueblos nativos estadounidenses y la competencia en los negocios en Nueva York hasta el lugar de nacimiento del expresidente Barack Obama, las agencias de inteligencia de Estados Unidos y la investigación del fiscal especial, a la que él llamó el Engaño Ruso, el objetivo de Trump ha sido socavar la oposición, basarse en las teorías de conspiración para eliminar cualquier evidencia que pueda desacreditarlo y, por sobre todas las cosas, dejar a las personas sin saber qué creer.

A lo largo de la semana pasada, Trump compartió mensajes de otras personas que aseguran que la verdadera cifra de muertos por el coronavirus en Estados Unidos es de solo alrededor de nueve mil personas y no de 185 mil; habló de manera críptica sobre un avión lleno de “criminales” en uniformes negros que volaron a Washington para crear caos en la Convención Nacional Republicana, y afirmó sin ninguna evidencia que su oponente demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, toma “algún tipo de” droga “para mejorar su desempeño”.

TÁCTICAS NEOYORQUINAS

Las personas que conocen al presidente desde hace años dicen que uno de sus ataques más sostenidos, sobre la integridad de la elección de 2020, sigue al dedillo las tácticas neoyorquinas de Trump.

Los críticos de Trump señalan que como presidente nunca había tenido más poder para moldear la opinión pública y torcer los resultados a su voluntad. Los primeros indicadores revelan que ha creado duda significativa sobre la elección de 2020: de acuerdo con una encuesta reciente de la NBC y The Wall Street Journal, alrededor del 45 por ciento de los votantes no creen que los resultados de la elección puedan ser contados de manera precisa, un incremento en comparación con el 36 por ciento antes de la elección de 2016.

Jennifer Palmieri, la directora de comunicación de la campaña presidencial de 2016 de Hillary Clinton, dijo que ella aprendió de la peor manera cómo es combatir la desinformación de Trump.

“Es extraordinariamente difícil de combatir”, señaló, y agregó que, cuando en 2015 se burló del estatus del senador John McCain como héroe de guerra sin ninguna consecuencia, le quedó claro que él estaba dispuesto a decir y hacer cualquier cosa.

Aunque el presidente en gran medida se ha salido con la suya al usar sus tácticas, en cierto momento pagó un alto precio por su campaña contra los casinos de los pueblos nativos estadounidenses.

En 2000, Trump y algunos de sus asociados —incluido Roger Stone, su asesor político más antiguo— pagaron la multa más grande en la historia del estado como parte de un arreglo para que no difundieran que Trump había pagado de manera subrepticia los anuncios en periódicos que se oponían a un casino de personas nativas estadounidenses al norte de la ciudad de Nueva York.

David Grandeau, el exjefe de la Comisión Estatal Temporal para Cabildeo de Nueva York, recordó que Trump “no quería estar bajo juramento”, así que rápidamente aceptó lo que había hecho cuando se vio presionado.

Uno de los métodos favoritos de Trump para sembrar duda es decir en un tono sombrío que “algo está pasando”, una frase que recientemente utilizó en un intento más de cuestionar la agudeza mental de Biden.

George Arzt, un consultor político, quien en una ocasión fue amenazado con una demanda de Trump en la disputa por un desarrollo, dijo que sembrar desconfianza ha funcionado desde hace tiempo.

Con información The New York Times Company

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