Afecciones como la depresión, la ansiedad y los trastornos alimentarios se encuentran, como una oscura sombra silenciada, en el podio de los fracasos del deporte de élite.
“Nunca hubiera pensado que enfermaría mentalmente por un deporte que amaba tanto. El ‘debo hablar’ o ‘debo quedarme callada’ pasa por mi mente mil veces”. Así comenzó el testimonio de la jugadora neozelandesa Te Kura Ngata-Aerengamate en sus redes sociales a fines de 2021 donde habla de la salud mental en el deporte.
“Durante los últimos 8 años que he estado en Black Ferns (selección femenina de rugby de Nueva Zelanda), he luchado mentalmente para finalmente dejarlo todo en la competición más reciente”, dijo.
La atleta estadounidense Simone Biles llegó a Tokio 2020 como una de las grandes estrellas de los Juegos Olímpicos. Una de las deportistas que iba a copar lo alto del podio casi seguro. Pero no llenó las portadas por sus medallas, sino que terminó convirtiéndose en un auténtico icono dentro y fuera de la pista al abandonar la competición para la que llevaba años preparándose por su salud mental.
Llevado al nivel del deporte de élite, estos aspectos tan positivos para nuestra salud pueden tomar un tono muy diferente y tornarse, en función de muchos factores, en el mayor enemigo de la salud mental.
El lado más oscuro del deporte de élite
“El deporte de élite tiene una exigencia mental muy elevada”, sostiene Cabrera. “Los deportistas están sometidos a una continua exigencia que les obliga en parte a enfrentarse a la adversidad y adaptarse continuamente a los nuevos escenarios que el alto rendimiento presenta”.
La jugadora de rugby Patricia García Rodríguez llegó a la selección española desde el equipo de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, su duro trabajo ha catapultado su carrera hasta las olimpiadas y a ser reconocida a nivel internacional en el mundo del rugby. Y logró un contrato profesional en los Exeter Chiefs de Inglaterra.
“Yo lo he sufrido (la alta exigencia) en determinados momentos, cuando hemos estadomucho tiempo en proyectos que necesitaban un alto nivel de concentración, con competiciones a largo plazo, con una convivencia con staff que no es del todo profesional o que no maneja todo ese tipo de conocimientos de gestión de personas y gestión de equipos”, narra García hablando de su experiencia respecto a las dificultades para mantener un buen equilibrio mental en ciertos momentos del deporte de alto rendimiento.
“Tenemos interiorizado que hay que trabajar durísimo y sufrir muchísimo, y es importante diferenciar la perseverancia, el trabajo, la constancia, la resiliencia y la superación respecto a otro tipo de situaciones donde puede estar en peligro la salud mental”.
Visibilización, concienciación y formación
A nivel cultural, estos estigmas están arraigados en la base de nuestra sociedad. No se trata de un problema únicamente del mundo del deporte.
Para transformar estas situaciones “debería empezarse por la visibilización y la concienciación de esta problemática”, afirma Cabrera, que defiende que las federaciones y otros organismos deben contar con un plan de prevención y detección de síntomas, llevado por profesionales acreditados y psicólogos del deporte, que trabajen conjuntamente con un equipo multidisciplinar y sean parte del organigrama.
“Necesitamos formación, en el deporte de alta competición no se nos habla de eso. Hay que hablar de ello para eliminar los tabúes”, añade García, que denuncia que a menudo hacen formaciones de dopaje, de preparación física o lesiones, pero no tienen información sobre salud mental.
Trabajar para cambiar los estigmas sociales y darle importancia que se merece “es una labor pendiente que debemos mejorar como sociedad. Pero una noticia positiva es que estamos empezando a darnos cuenta, a visibilizarlo, a interiorizarlo y poco a poco espero que a cambiarlo”, declara la jugadora de rugby.
“Aunque la salud mental está afectando a una gran parte de los atletas de élite, todavía no recibe la atención que merece”, concluye Poucher en su estudio. “Si podemos demostrar que es un gran problema, espero que ayude a cambiar la conversación sobre la salud mental, aumentar la conciencia sobre el problema y ayudar a cambiar las políticas”.
Con información National Geographic
Síguenos en nuestras redes sociales: