Científicos de la Universidad de Princeton lograron buenos resultados en ratones y tejidos humanos en el laboratorio. Estiman que la técnica podría servir para todas las enfermedades oncológicas
Un ideal para controlar a las enfermedades oncológicas ha sido actuar sobre un gen que esté presente en diferentes cánceres y que no sea esencial para la vida saludable. Es decir, apuntar a ese gen, la terapia tendría muy pocos o ningún efecto negativo sobre el paciente.
En esa dirección va el resultado de una investigación realizada por el equipo del biólogo especializado en cáncer Yibin Kang en la Universidad de Princeton, Estados Unidos.
Al menos en ratones y en tejido humano en el laboratorio, consiguió desactivar un gen asociado a diferentes cánceres y podría convertirse en algún momento en un tratamiento para los pacientes.
El doctor Kang lleva más de 15 años investigando el gen llamado MTDH, o metadherina.
Posibilita el cáncer de dos formas importantes. Demostró ahora que se puede desactivar el gen, en ratones y en tejido humano, con un tratamiento experimental dirigido. Su trabajo aparece en dos artículos en la revista especializada Nature Cancer.
El cáncer es una de las causas principales de muerte en todo el mundo: hubo casi 10 millones de fallecimientos en 2020. Los tres más frecuentes en el número de casos por año son el cáncer de mama, cáncer de pulmón y cáncer colorrectal. Si bien muchos pacientes consiguen controlar la enfermedad, los tratamientos también tienen limitaciones.
yuda a los tumores a prosperar en el organismo humano (foto: Denise Applewhite, Princeton University Office of Communications)
“No se puede encontrar un blanco farmacológico mejor: el gen metadherina es importante para la mayoría de los principales cánceres humanos, no es importante para las células normales y puede eliminarse sin efectos secundarios evidentes”, dijo Kang, quien es catedrático de Biología Molecular Warner-Lambert/Parke-Davis de Princeton y uno de los principales investigadores de la rama de Princeton del Instituto Ludwig de Investigación del Cáncer.
“En los dos artículos que publicamos consecutivamente, identificamos un compuesto, demostramos que es eficaz contra el cáncer y que es muy, muy eficaz cuando se combina con quimioterapia e inmunoterapia”, afirmó Kang. “Aunque los cánceres metastásicos dan temor, si averiguamos cómo funcionan -descubriendo su dependencia de ciertas vías clave como metadherina- podemos atacarlos y hacerlos susceptibles al tratamiento”.
Durante años, Kang se ha centrado en la metástasis, el estadío en que el tumor se ha dispersado de un lugar a otro del organismo. Mientras que el 99% de las pacientes con cáncer de mama sobreviven cinco años después del diagnóstico, sólo el 29% lo hace si el cáncer ha hecho metástasis, según las cifras actuales del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
“El cáncer de mama metastásico causa más de 40.000 muertes al año en EE.UU., y las pacientes no responden bien a los tratamientos estándar, como las quimioterapias, las terapias dirigidas y las inmunoterapias”, señaló Minhong Shen, investigador asociado del laboratorio de Kang y primer autor de ambos trabajos.
“Nuestro trabajo identificó una serie de compuestos químicos que podrían mejorar significativamente las tasas de respuesta a la quimioterapia y la inmunoterapia en modelos de ratón de cáncer de mama metastásico. Estos compuestos tienen un gran potencial terapéutico”, comentó.
“Yibin Kang y su equipo encontraron una clave para abrir una posible solución al reto de la metástasis del cáncer, la principal causa de muerte por cáncer”, dijo Chi Van Dang, director científico del Instituto Ludwig de Investigación del Cáncer.
“Su equipo también fue capaz de crear una pequeña molécula similar a un fármaco para neutralizar esta propiedad mortal del cáncer. Aunque esto se logró en estudios preclínicos, personalmente espero que su estrategia altere algún día la vida de los pacientes con cáncer”, agregó.
Kang tiene la esperanza de llegar algún día a ofrecer un tratamiento concreto y efectivo a los pacientes. “Aunque muchas mujeres a las que se les diagnostica un cáncer de mama en fase inicial se curan básicamente con la cirugía y el tratamiento, para algunas, quizá cinco, diez, quince o veinte años después, tendrán una recidiva, a menudo como recaída metastásica”, explicó Kang.
“Es una bomba de relojería. Y para los científicos, es un rompecabezas. ¿Por qué hay dos pacientes que presentan el mismo cáncer en fase inicial pero cuyos resultados son muy diferentes?”, se preguntó.
Esto significa que producía proteínas metadherina en niveles anormalmente altos en comparación con las células normales- en el 30-40% de las muestras de tumores de pacientes con cáncer de mama, y que impulsa la metástasis y la quimiorresistencia en esos tumores.
Al mismo tiempo, la estructura cristalina de la metadherina reveló que la proteína tiene dos proyecciones en forma de dedos que anidan en dos bolsillos de la superficie de otra proteína, la SND1, “como dos dedos que se meten en los agujeros de una bola de bolos”, ilustró Kang. Sus experimentos demostraron que la metadherina y la SND1 dependen la una de la otra. Ese resultado permitir buscar una manera de interrumpir esa conexión.
Los científicos examinaron minuciosamente las moléculas del Centro de Cribado de Pequeñas Moléculas, una biblioteca de compuestos alojada en el Departamento de Química de Princeton, hasta que encontraron una molécula capaz de llenar uno de los dos bolsillos profundos -los agujeros de la bola de bolos-. De esta manera, se impidió que las proteínas se entrecrucen. “Sabíamos por la estructura cristalina cuál era la forma del ojo de la cerradura, así que seguimos buscando hasta que dimos con la clave”, explicó Kang.
“El cribado duró dos años sin ningún progreso, hasta que un día vimos un cambio de señal significativo en nuestra plataforma de ensayo de cribado de alto rendimiento.
En ese momento supimos que el compuesto existe, ¡y lo encontramos!”, enfatizó. En 2014, demostraron lo que sucede si se elimina un gen al nacer.
Y continuó: “Internamente, la célula tumoral necesita el gen MTDH para sobrevivir, y externamente, lo necesita para esconderse del sistema inmunitario.
Así que tenemos un fármaco que desactiva estos dos importantes mecanismos -supervivencia y escape- de la célula cancerosa. Y lo más importante es que el fármaco tiene muy poca toxicidad.
Cuando lo probamos en ratones, no hubo ningún efecto secundario. Eso es lo mejor de todos los mundos: dos mecanismos que atacan a un tumor, muy pocos efectos secundarios en los tejidos normales y, lo mejor de todo, esto no es para un tipo específico de cáncer, sino para todos los principales tipos de cáncer”.
Con información de Infobae
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