Deshidratación en personas mayores: ¿que hacer?

El agua es el nutriente esencial para la vida. Por eso, tener una buena hidratación es necesario para mantener las funcionalidades del cuerpo a pleno rendimiento. El porcentaje de agua en el cuerpo ronda entre el 50% y el 65% en adultos. Con la llegada de las altas temperaturas, y para evitar la deshidratación, debemos cuidar especialmente la correcta hidratación y la ingesta de alimentos con alto contenido en agua.

Consejos para mantener una hidratación adecuada en personas mayores

  • Beber uno o dos vasos de agua al levantarse.
  • Evitar largas exposiciones al sol, sobre todo, durante las horas de más calor del día.
  • Beber agua antes de que se produzca la sensación de sed.
  • Beber, como mínimo, 2,5 litros de agua diarios. Cantidad que debe ser superior si se realiza ejercicio físico o si hace mucho calor. ¡Ojo! Las bebidas con cafeína o alcohol no son sustitutas del agua, ya que actúan como diuréticos y pueden causar pérdidas de agua al aumentar las ganas de orinar.
  • Aumentar la ingesta de agua junto a lo toma de medicamentos.
  • Tener un dieta rica en frutas y verduras, ya que son alimentos con alto contenido en agua y recomendables para una correcta hidratación.
  • Si hace excesivo calor y humedad, aumentar el consumo de agua.

Es importante tener en cuenta algunos factores que en ocasiones pueden disminuir la correcta hidratación de agua de nuestros mayores:

  • La incapacidad física, la inmovilidad, los problemas visuales o las alteraciones cognitivas hacen que en ocasiones se beba menos de lo que es recomendable, ya que esta incapacidad dificulta el acceso al agua. Tengamos el agua en un lugar bien visible y siempre al alcance de nuestros mayores.
  • Algunos mayores evitan la ingesta de agua debido a problemas de incontinencia.
  • Con la edad se produce una disminución de la sensación de sed, lo que conlleva a una ingesta de líquidos mucho menor que en etapas anteriores de la vida. Debemos crear buenos hábitos para generar una hidratación diaria adecuada.
  • Las dificultades de deglución, son un factor de riesgo de la deshidratación.
  • Algunas patologías agudas como fiebre, vómitos o diarrea, pueden provocar una inadecuada hidratación en las personas mayores, ya que la pérdida de agua es superior a la habitual.
  • Determinadas circunstancias hacen que la pérdida de fluidos sea mayor, como la altitud elevada, el alto consumo de fibras y sodio o el consumo de alcohol.

Deshidratación en Personas Mayores

La deshidratación hace referencia a un proceso fisiológico por el cual el organismo experimenta un déficit agudo de agua corporal, el cual se acompaña de una interrupción en los procesos metabólicos. Es una de las principales causas de hospitalización de los mayores de 65 años.

Sensación de sed, boca seca o pegajosa, disminución de la frecuencia al orinar, color de la orina amarillo oscuro, sequedad en la piel y dolor de cabeza son algunos de los síntomas de una deshidratación leve en personas adultas. Estas señales serían el primer indicativo de que la hidratación no es buena y debemos proceder a rehidratarnos.

No obstante, existen señales que muestran que la hidratación puede ser más severa, como el aumento de la frecuencia cardiaca, hipotensión, escasa frecuencia al orinar y orina de color muy oscuro, micción dolorosa, espasmos musculares, delirio, pérdida de fuerza, ojos hundidos, pérdida de la consciencia o desmayos, mareos, falta de energía, aumento de la tasa respiratoria, problemas visuales, disminución de la movilidad… Ante estos síntomas de una deshidratación grave, debemos acudir de inmediato a un servicio de urgencias médicas. Y es que, en estas circunstancias, deben ser los profesionales de la salud los que hagan una valoración adecuada y procedan a una rápida y correcta hidratación del paciente.

La deshidratación con pérdida de más del 2% del peso del cuerpo, conduce a una disminución de la resistencia y el riesgo de agotamiento por calor. No existe de riesgo de muerte hasta que la deshidratación no alcanza la pérdida de entre un 15% y un 25% del agua corporal total, aunque este porcentaje puede variar según la edad y el estado físico de la persona.

Debemos estar especialmente atentos en la personas mayores, que al tener, en ocasiones, los mecanismos de sed deteriorados no sienten la necesidad de hidratarse con tanta frecuencia y pueden llegar a tener un grado de deshidratación importante, teniendo que beber líquidos aún sin tener sed.

En las personas mayores, el agua se convierte en una verdadera necesidad a la que hay que prestar especial atención. La falta de líquidos, puede ser la principal causa de estreñimiento, muy común en personas mayores. En muchas ocasiones, es necesario prescribir su consumo, como si de un medicamento se tratase.

En las residencias de mayores Emera, sabiendo que la deshidratación es una de las alteraciones más frecuentes en personas de la tercera edad y que es una de las principales amenazas en este grupo de población, trabajamos en este aspecto para:

  • Identificar al residente con factor de riesgo.
  • Procurar estrategias e intervenciones para tener una adecuada hidratación.
  • Favorecer a todos nuestros residentes y usuarios de centro de día, la ingesta de líquidos.

Por ello, ponemos especial atención y cuidado y nos aseguramos de que se realizan diferentes ingestas en diferentes momentos del día, asegurando así la ingesta:

  • En las comidas.
  • A media mañana y a media tarde.
  • Siempre que se precise.
  • En residentes diabéticos antes de dormir se les dará una hidratación.

Con información de Emera
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