El brote de ébola que azota la República Democrática del Congo (RDC) ha causado casi 1700 muertes. La epidemia no es precisamente nueva. Su declaración oficial tuvo lugar en agosto del año pasado, y se limitó a una región rural del Congo donde durante meses estuvo circunscrita. Si bien en sus primeros siete meses produjo mil contagios, ahora el ritmo se ha acelerado: en sólo tres ya ha logrado infectar más de 2.500 personas.
Esto ha llevado a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declare la epidemia como emergencia de salud pública internacional. Una designación que la OMS ha reservado en los últimos años pera la gripe A o virus del zika. Y para la devastadora epidemia de ébola de 2014.
La llegada a la ciudad de Goma complica el control
Lejos de las cifras de la epidemia de 2014
Estas cifras siguen muy por debajo de las de la epidemia de ébola de 2014 pero indican que el brote está lejos de controlarse. Aquella epidemia ocasionó más de 11.000 fallecidos y casi 30.000 contagios tras afectar muchos países de una zona con epicentro en Liberia y Sierra Leona. Incluso las víctimas llegaron a países occidentales como España lo cual provocó un encendido debate público.
Por eso, cuando en julio se confirmaron los primeros casos en Goma, una gran ciudad en la región oriental del Congo, las alarmas saltaron. Cuando el virus alcanza una gran ciudad, donde el movimiento de personas y las comunicaciones son mayores, la posibilidad de una diseminación masiva se dispara.
Inseguridad, ataques a centros de tratamiento y éxodos
Los conflictos políticos impiden el control
Una de las causas por la que la epidemia no se ha erradicado en los últimos meses ha sido la inseguridad . Esta situación impide que muchos afectados busquen ayuda en una región donde operan milicias rebeldes. La zona más hostil es el noreste del país, donde se concentra el núcleo de la epidemia.
A esto se suman los ataques contra centros de tratamiento del ébola por parte de grupos armados como los Mai-Mai, en guerra contra el gobierno central. Los éxodos poblacionales causados por el conflicto político facilitan la expansión de la infección. Pero no son la única causa.
Buscan explicaciones y soluciones mágicas a sus síntomas
Factores sociales dificultan el tratamiento
Hay comunidades que rechazan el tratamiento médico y buscan soluciones mágicas en curanderos. La agencia AP informa del caso de Salomon Nduhi Kambale, de 30 años, que hasta su último aliento insistió en que alguien lo había envenenado y por esa razón vomitaba sangre, un síntoma típico de la enfermedad que inicialmente comienza por otros más comunes como la fiebre y el malestar general.
Nduhi no se vacunó contra el ébola a pesar de que un amigo también enfermara del mismo mal. Se negó a ser atendido por los equipos comunitarios de salud. A los pocos días, Nduhi Kambale había muerto.
Su viuda y cuatro hijos pequeños recibieron un resultado positivo de la prueba de ébola junto a una advertencia escalofriante del equipo sanitario: “Si no aceptan la vacunación, pueden prepararse para morir”. El tono severo de la advertencia obedecía a que por fin hay una vacuna efectiva.
Desarrollada por la farmacéutica Merck
Por fin, una prevención eficaz
Los expertos en salud pública encuentran dificultades para rastrear y vacunar a quienes pudieron haber estado en contacto con personas infectadas. Y eso a pesar de que ahora todos ellos coinciden en que la vacuna contra el ébola es eficaz y ha salvado a multitudes en este país africano.
Desde agosto del año pasado se han administrado 171,000 dosis de una vacuna desarrollada por Merck y con una tasa de efectividad del 97.5 %, un éxito impensable sólo hace un lustro cuando tuvo lugar la anterior epidemia. Los expertos de la OMS creen que podría mejorar las probabilidades de supervivencia incluso en los que ya están infectados.
Un rumor extendido dice que la vacuna es la causante de las muertes
Escollos varios a la campaña de vacunación
La OMS dice que hasta el 90 % de los elegibles para la vacuna experimental rVSV-ZEBOV la acepta, pero esa cifra se basa en las personas que se han registrado. Muchas no se apuntan. Otras desconfían de los trabajadores sanitarios y huyen.
La estrategia de vacunación utilizada por el ministerio de salud de la RDC es radial: la vacuna se administra primero a los que estaban en contacto directo con una persona enferma. Luego, se vacuna a un segundo anillo de riesgo conformado por los contactos de los contactos de las personas afectadas.
Vacunación masiva o selectiva
Según las autoridades sanitarias, razar estas áreas de riesgo epidemiológico es difícil porque las llevan a cabo trabajadores extranjeros que son vistos con recelo por la población local y porque no pueden llegar a las zonas de conflicto.
Ante la constatación de estos fallos, la OMS y el Ministerio de Salud congoleño han cambiado de táctica y están ofreciendo la vacuna a quien la pida. Sin embargo, el número de vacunas es limitado y la extensión de la infección a una orbe millonaria como Goma podría hacer inviable esta vacunación masiva y obligar a volver a una selectiva.
Incumplir esta recomendación disemina la epidemia
Los contactos de los casos no deben viajar
Algunos locales no entendieron que no deberían viajar después de haberse expuesto al virus y han diseminado la enfermedad, involuntariamente. Hay casos más negligentes como el del pastor evangélico que se convirtió en el primer caso confirmado en Goma. Éste había dado nombres falsos en los distintos puntos de control sanitario para evitar su detención. Había enfermado en la ciudad de Butembo y a pesar de eso tomó un autobús.
Hubo personas que se vacunaron cuando ya estaban infectadas y no lo sabían. Luego desarrollaron el ébola, lo cual fue la confirmación para los suspicaces de que la vacuna no era eficaz. Según AP, se corrió el rumor de que aquellos que se vacunaban, morían. Y esto disuadió a mucha gente de participar en la campaña de prevención.
Liboke Kakule Muhingi, un agricultor de 43 años explica a AP que su madre fue una de las primeras en morir en Mangina. Luego, una por una, seis de sus hermanas que cuidaron a su madre cayeron como moscas. Kakule no sólo aceptó la vacuna sino que se aseguró de que su esposa y ocho hijos también la recibieran. “Si no lo hubiera hecho, todos estaríamos muertos”, explicó. El caso de este campesino ejemplifica un drama en el que las mujeres se llevan la peor parte.
Gestantes y lactantes, grupos de riesgo
Papel clave de las mujeres cuidadoras
Las mujeres están siendo claves en la estrategia de control de la enfermedad pues son las principales cuidadoras en la familia. Sin embargo, y por esa misma razón, son víctimas propiciatorias. Las mujeres lactantes y niños son especialmente vulnerables por lo que la OMS está estudiando extender la vacunación a estos grupos en las zonas endémicas como ya se hizo en febrero con las gestantes.
Emplear una segunda vacuna disponible sería un caos
¿Cuánto durarán las existencias de las vacunas?
Merck, dijo que tiene 245.000 dosis de 1 ml y que podrían aumentar a 900.000 en los próximos 18 meses. La dosis en el país africano se ha reducido a la mitad (0,5 ml), para duplicar la oferta de la vacuna, pero la OMS ignora si eso será suficiente: “depende de la evolución del brote, el acceso a las comunidades y la expansión exitosa de la producción de dosis adicionales de Merck a principios de 2020“.
Hay una segunda vacuna disponible, producida por Johnson & Johnson, pero el ministerio de salud de la RDC ha confirmado que no se utilizará porque necesita más pruebas y causaría demasiada confusión. En un país donde es difícil garantizar que los contactos se inyecten una única dosis, a pauta de dos dosis de esta nueva vacuna, administradas con un mes de diferencia, no es óptima.
La epidemia se alarga y pronto llegará al año
La vacuna inmuniza al menos durante un año
No está claro por cuánto tiempo inmuniza la vacuna de Merck. Los estudios preliminares indican que al menos un año, pero no hay datos claros de lo que ocurre cuando se sobrepasa ese periodo. La epidemia de ébola cumplirá un año desde su inicio en agosto de 2018. ¿Qué pasará con los que se vacunaron entonces?
Los estudios sobre este supuesto escasean. Uno realizado con voluntarios sanos en Ginebra durante dos años informó de una inmunidad más prolongada.
Vanguardia
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