En un mundo donde el estrés, la longevidad y los cambios de estilo de vida marcan el pulso de la salud, las enfermedades neurológicas han pasado de ser una preocupación médica a una amenaza global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanza una advertencia clara: menos de un tercio de los países cuenta con políticas nacionales para enfrentar los trastornos neurológicos, responsables de más de 11 millones de muertes al año.
El nuevo informe de la OMS sobre neurología revela que más del 40% de la población mundial, es decir, más de 3 mil millones de personas, vive con alguna afección neurológica. Detrás de estas cifras hay rostros, familias y comunidades que enfrentan la falta de acceso, la desigualdad sanitaria y el estigma.
La carga invisible del cerebro enfermo
Entre las principales causas de muerte y discapacidad se encuentran el ictus, la migraña, el Alzheimer, la epilepsia, la meningitis, y las neuropatías diabéticas. Estas enfermedades no solo afectan a quienes las padecen, sino también a sus cuidadores, especialmente mujeres, que asumen una carga económica y emocional sin reconocimiento ni apoyo.
El informe muestra una realidad alarmante: los países de bajos ingresos tienen hasta 80 veces menos neurólogos que las naciones desarrolladas. En consecuencia, millones de personas viven sin diagnóstico ni tratamiento, atrapadas entre la falta de recursos y la desinformación.
En zonas rurales, la atención neurológica es casi inexistente. Sin unidades de ictus, neurología pediátrica ni servicios de rehabilitación, los pacientes enfrentan un camino solitario en busca de ayuda.
Políticas ausentes, realidades fragmentadas
La OMS subraya que solo 32% de los países del mundo cuenta con una política nacional para abordar los trastornos neurológicos, y apenas 18% ha destinado fondos para ello. Esta ausencia de estrategias integrales deja los sistemas de salud fragmentados, sin personal suficiente ni presupuestos que garanticen atención digna.
Además, solo una cuarta parte de los países incluye la neurología en la cobertura sanitaria universal, lo que evidencia una profunda brecha en la atención. El acceso a medicamentos, diagnósticos y rehabilitación sigue siendo un lujo para millones.
Sin marcos de políticas sólidas, las campañas de concienciación y prevención son insuficientes. La falta de inversión en investigación, formación médica y datos actualizados impide tomar decisiones basadas en evidencia.
La urgencia de fortalecer la salud cerebral
La OMS llama a los gobiernos a actuar con decisión. Las enfermedades neurológicas pueden prevenirse y tratarse si se prioriza la salud cerebral y se fortalecen los sistemas de atención primaria. Promover estilos de vida saludables, controlar factores de riesgo como la hipertensión y el tabaquismo, e invertir en educación médica son pasos esenciales.
También insta a los países a integrar los trastornos neurológicos en sus planes nacionales, asignar recursos específicos y reducir las desigualdades entre áreas urbanas y rurales. Fortalecer el acceso a la neurología es, en palabras de la OMS, una inversión en el futuro cognitivo de la humanidad.
El mensaje es claro: cuidar el cerebro no es un lujo, es una necesidad global. Sin acciones urgentes, el costo humano y económico será incalculable. La salud cerebral debe convertirse en prioridad política y moral para los gobiernos del siglo XXI.
Con información de La Verdad Noticias.
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