La buena higiene bucal no solo mejora tu sonrisa, también evita olores molestos y problemas en las encías.
¿Alguna vez te has preguntado por qué a pesar de cepillarte los dientes aún puedes tener mal aliento? La respuesta puede estar en algo que muchos olvidan: el uso del hilo dental.
Cepillarse los dientes dos veces al día es básico, de preferencia ( tres, o después de que comas) aunque sabemos que no siempre suficiente. Entre los dientes suelen quedar restos de comida que el cepillo no alcanza, y eso se convierte en el lugar perfecto para que las bacterias crezcan. Estas bacterias liberan compuestos que causan ese olor desagradable que todos queremos evitar.
Aquí es donde entra en juego el hilo dental. Usarlo una vez al día ayuda a limpiar esas zonas difíciles y a prevenir el mal aliento, la formación de placa y hasta problemas más serios como la gingivitis.
Además del cepillo y el hilo, también se recomienda usar enjuague bucal sin alcohol para mantener el aliento fresco y combatir los gérmenes. No está de más recordar que una visita al dentista cada seis meses puede marcar la diferencia en tu salud bucal.
Lo que importa es, tener una boca sana es más fácil de lo que parece. Solo necesitas constancia, una buena técnica de cepillado, hilo dental y algo de tiempo. Tu sonrisa (¡y los que están cerca de ti!) te lo van a agradecer
Por Redacción
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