Finaliza 2023 y México sigue sin tener su vacuna Patria. Pese a los plazos establecidos y comunicados optimistas del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), la única inyección contra el covid-19 desarrollada por México sigue sin producirse, por lo que no se administrará como dosis de refuerzo este año, como lo prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador en octubre último.
Después de más de tres años de desarrollo, una inversión de 937 millones de pesos, incluyendo 422 millones de pesos del Conahcyt, y diversos retrasos en las entregas, la vacuna –que mezcla una tecnología de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinai, en Nueva York, y una proteína fabricada por la Universidad de Austin, en Texas– todavía no se administra en las campañas nacionales de vacunación.
El laboratorio veterinario Avi-Mex, que firmó en octubre de 2020 convenios con la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) y con el Conahcyt para producir la vacuna mexicana, se niega a proporcionar información sobre el estado de la producción y los plazos de entrega, bajo el argumento de que se tratan de datos confidenciales.
“Por el momento no estamos concediendo ni contestando preguntas hasta el lanzamiento de la vacuna, que será en algunas semanas, debido a que el laboratorio está enfocado en cumplir con la entrega de las dosis en el tiempo establecido”, contestó a Proceso la agencia KPR, que lleva la comunicación de Avi-Mex.
En la campaña de vacunación contra influenza y covid-19, que se inició el 16 de octubre último, las autoridades mexicanas aplican dosis de refuerzo con Abdala y Sputnik, desarrolladas por los gobiernos de Cuba y Rusia, respectivamente. Y el 7 de diciembre pasado la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) dio luz verde a la venta en farmacias de vacunas desarrolladas por los laboratorios Pfizer y Moderna.
El optimismo oficial
La historia de Patria comenzó el 9 de octubre de 2020, cuando la empresa Avi-Mex se acercó a la Amexcid y al Conahcyt para presentarles su proyecto de vacuna, la cual combinaría dos patentes adquiridas en Estados Unidos: la tecnología del vector recombinante de la enfermedad de Newcastle (rNDV), desarrollada por la escuela Icahn –que ya utilizaban para fabricar vacunas veterinarias–, y la proteína HexaPro, de la Universidad de Austin.
La Cancillería dirigida entonces por Marcelo Ebrard y el Conahcyt dieron luz verde al proyecto, y celebraron con Avi-Mex convenios para desbloquearle cerca de 150 millones de pesos para producir la vacuna e instalar dos nuevas plantas. Al plan se sumaron el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
En abril de 2021, mientras arrancaba la primera campaña de vacunación contra el covid-19, con dosis de AstraZeneca, Pfizer, Sputnik V, Sinovac y CanSino, María Elena Álvarez-Buylla Roces, titular del Conahcyt, anunció en la conferencia matutina del presidente López Obrador que habían arrancado los estudios clínicos de la vacuna Patria, y que ésta podría estar lista para aplicarse a finales de ese año.
Sin embargo, ya han transcurrido más de dos años desde el anuncio, y la vacuna sigue sin administrarse, pese a que en mayo último la misma Álvarez-Buylla Roces presumió, ante el mandatario, que ya “¡Tenemos Patria!”. La vacuna pasó exitosamente los estudios de fase clínica 1 y 2, y concluyó la fase para medir sus efectos como dosis de refuerzo, aunque no cuente todavía con estudios que muestren sus resultados.
Con información Proceso
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