Ansiedad

Por Fernando Espinosa Rúa

“Ansiedad de tenerte en mis brazos musitando palabras de amor. Ansiedad de tener tus encantos y en la boca volverte a besar” José Enrique Sarabia.

Las personas comúnmente la confunden con el estrés y la preocupación. Suponen que es preocuparse por cualquier cosa o sentirse nervioso, pero el estrés es un estado de presión por reaccionar y resolver una situación, algo en que uno mismo se implica, como se dice “meterse en camisa de once varas”, como entregar algo en un tiempo determinado, decir que si a mas trabajo, cuando no hay tiempo. La preocupación por su parte, es un estado de alerta, tiene su raíz en el miedo, el cual lleva a ocuparse con antelación de algo, es decir, de carácter anticipatorio, nos avisa y nos ayuda a prevenir, eso le confiere un valor funcional importante, por que nuestro sistema nervioso se activa y facilita la capacidad de respuesta y concentrando la atención en dicha prioridad.

En cambio, se podría considerar a la ansiedad como una preocupación que ha sobrepasado los límites, si bien, el miedo se manifiesta ante estímulos presentes, la ansiedad se hace presente ante la anticipación de peligros futuros, indefinibles e imprevisibles y lo más seguro que acaban siendo inexistentes. Eso hace que esté muy ligada a la preocupación.

Se ha dicho que la ansiedad es un miedo a la nada, aunque algunos autores mencionan que puede ser un miedo a todo, a enfermar, a morir, hacer algo malo, a que le pase algo fatal, a lo que vendrá mañana, pues algunas personas están dirigidas a un futuro incierto e imaginan lo peor, interpretan todas las situaciones en forma catastrófica, mostrando una elevada tendencia a responder de forma nerviosa ante cualquier dificultad o imprevisto.

También te lleva a repetir situaciones pasadas en tu mente para intentar cambiar o corregir lo sucedido, imaginas eventos o situaciones futuras. No puedes esperar a que te respondan un mensaje y llamas para que te den una respuesta. Antes de salir empiezas a cuestionar el plan y dudas en hacerlo, piensas en desenlaces fatales o bien planificas todo al detalle para tratar de minimizar tus preocupaciones, pues deseas controlar todo. A veces llegan a temblar las personas con ansiedad por miedo, a veces dejan de cuidar su empleo, sus estudios, llegan a aislarse y salir o huir por la desesperación.

La ansiedad se manifiesta a través de un conjunto de respuestas a nivel fisiológico, cognitivo y motor:

La respuesta fisiológica es inmediata pues es necesario preparar al sujeto para defenderse ante el peligro que se cree inminente, así que se activan las funciones cardiacas, respiratorias y musculares, esto es, se acelera el pulso y la respiración (sudoración en las manos, angustia en el pecho, dolor de barriga), mientras que los músculos se tensan y se incrementa la sudoración. Si esta activación es persistente puede provocar dolores de cabeza, insomnio, contracturas y diversas disfunciones, como digestivas, intestinales, hormonales y sexuales.

A nivel motor o conductual, las respuestas suelen ser variadas, puede ser de evitación activa, propiciar que el estímulo que genera malestar desaparezca o de evitación pasiva; que el estímulo no aparezca, como no ir al dentista, aunque el dolor sea insoportable), de escape, huir, como puede ser no acudir a una fiesta, pedir que no inviten a una persona o bien llegar y salirse de la reunión. También se pueden presentar conductas alteradas, como los tics, la risa descontrolada o morderse las uñas.

A nivel cognitivo se caracteriza por malestar, sobresalto, preocupación hipervigilancia, temor e inseguridad. Se funda en una evaluación negativa de las situaciones que son percibidas como amenazantes, A nivel emocional se siente tristeza, desmotivación, desconfianza, sensibilidad, irritabilidad, y un miedo intenso. A nivel existencial, se piensa que no se saldrá de esta situación y se siente soledad, pues uno siente que nadie lo entiende o lo escucha, hay problemas para concentrarse, dolor de cabeza,fatiga, pensamientos catastróficos, aumento de irritabilidad y culpa, sentimiento incontrolado de preocupación y que se manifiesta en problemas gastrointestinales, mareos, náuseas, vómitos o diarreas, se dice que somatizas la ansiedad y tu cuerpo lo hace saber.

Cuando esta es demasiado frecuente, intenso o duradero, se puede decir que pasa a un estado patológico, provocando un importante malestar subjetivo que suele incluso alterar gravemente el funcionamiento familiar, social y laboral, incluso provocar una incapacidad a quien la sufre. Ese miedo no te deja comer, dormir, tener esperanzas, ni pensar en las posibles soluciones, incluso no te permite darte cuenta que lo que estás pensando tal vez nunca va a suceder o que son situaciones que no son objetivamente peligrosas. Le ponemos más atención a lo malo que nos ha pasado y no permite especular y ponderar que nos han pasado más cosas buenas. En ciertos casos se puede sufrir una perdida de autoestima, en tanto que nos sentimos incapaces de controlar la situación y por consiguiente nos sentimos vulnerables e inoperantes. Si vemos que la manera de responder ante un peligro no es eficaz, nos sentiremos mal, e incluso culpables por no tener una conducta adecuada a la situación, es por eso que muchas personas, en especial las mujeres sufren de violencia y no les es fácil salir de la situación.

Si bien es cierto que comer bien, hacer ejercicio, hacer amistades o frecuentarlas son actividades recomendadas y que la relajación ayuda para calmarse y tomar un respiro y pensar, lo que realmente nos seguirá deteniendo es la falta de solución a nuestros problemas. Enfrentar a nuestros miedos o eliminar nuestros prejuicios, así como entender que no podemos tener todo bajo nuestro control, además, de entender que es un proceso y que todo lleva su tiempo.

Deja de buscar la perfección en todo, de preocuparte por cosas que seguramente no pasaran, querer satisfacer todas las expectativas de los demás y dejar de criticarte a cada minunto o de pensar que todo el mundo te esta juzgando a tus espaldas.

Las personas con ansiedad están hechas de pura resiliencia, tras las horas que pasas llorando y luego de secar tus lágrimas en silencio y sigues adelante, no obstante, las horas de desvelo queriendo dormir, te levantas al otro día como si nada y continuas con tu cotidianidad, las taquicardias que soportas porque ya has ido al cardiólogo y te han dicho que es ansiedad y sigues ahí. A pesar de los mareos que sientes a diario y continuas, puede que tu mente te haga sentir enfermo, pero si tuvieras la enfermedad terminal que la ansiedad te dice que tienes, ¿crees que serias capaz de haber aguantado tanto? En realidad, eres fuerte y no te has percatado de ello.

Cuestiona tu ansiedad, ¿lo que estoy pensando es real, o solo está en mi imaginación?¿tengo evidencia de lo que estoy pensando?, ¿lo que estoy pensando me ayuda en algo? Recapacita las cosas que se pueden aprender de la ansiedad, mi vulnerabilidad me hace mas fuerte, mis emociones no son malas ni negativas, no es sano reprimir y guardar lo que siento, ni la vida ni la ansiedad es un proceso lineal.

Esta bien si voy a mi propio ritmo, soy valioso solo por existir, puedo poner limites y decir que no, mi cuerpo es sabio y puede sanar. Si no puedes controlarte sera recomendable asistir con un especialista para considerar una reestructuración cognitiva.

Viktor Frankl dijo, “Cuando la situación es buena, disfrútala. Cuando la situación es mala, transfórmala, cuando la situación no puede ser transformada, transfórmate.

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