Por:Fernando Espinosa Rúa
Cuando nos referimos al estrés generalmente lo asociamos con aquello que nos preocupa, que nos pone en una situación de angustia y desesperación, a lo que comúnmente se le dice que “solo le estamos dando vueltas al problema”, sin embargo, eso se puede decir que es ansiedad, pues esta tiene que ver más con el miedo y la preocupación. En cambio, el estrés es un vocablo que procede de la física, y sirve para explicar los efectos que se producen sobre un cuerpo cuando este es sometido a presión, por lo cual, este término está considerado como una limitación de recursos, cobra el significado “de tener prisa e impaciencia”, es decir, tiene que ver cuando una persona trabaja sobre una urgencia o bien, el sentirse vigilado, por ejemplo.
Existen muchos mitos alrededor de este, generalmente relacionados con algo negativo, malo para la salud, sin embargo, no es una enfermedad, ni una disfunción, ni un trastorno, y aunque no se considera una emoción está ligado a ellas. Se puede decir, que es un proceso vital de adaptación y como mecanismo nos permite crecer como personas.
El estrés lo experimentamos cada vez que tenemos que llevar a cabo una actividad de cuyo resultado dependen importantes consecuencias para nosotros. Es por ello que se le ha considerado como sinónimo de escasez de tiempo. Es presión, demanda o exigencia de respuesta, digamos que es todo ello que en una situación en la que nuestro futuro y nuestro bienestar pueden depender de la eficacia con la que realicemos nuestra conducta; es decir, lo que puedo ganar o perder a consecuencia de mi actuar.
El estrés dependerá de la situación que se presente o bien cuando no tenemos nada que perder, por ejemplo; cuando nos piden que caminemos por unas vías del tren a nivel tierra, seguramente lo haremos sin dificultad y no habría problema, ya que en caso de pisar mal podemos tocar el piso y sentirnos a salvo, pero sí nos pidieran esa misma tarea a cien metros de altura, la cosa cambia, ya no seria una tarea fácil, aquí, un desliz tiene un coste importante, está en juego nuestra propia vida, mientras que en el primero podríamos considerarlo como un juego.
Se podría definir al estrés como a la presión que experimentamos cuando sabemos que tenemos que realizar algo y, dependiendo de la eficacia con que realicemos esa actividad, habrá consecuencias positivas, a este se le conoce como eustrés, o negativas o demoledoras para las personas, es llamado distrés.
En algunos casos, algunas personas realizan mejor su actividad bajo condiciones de presión que cuando pueden tener mucho tiempo para realizarla.
En el humano es posible enfrentarse al agente estresante, puede tener acciones como el huir o derrotarlo, y cuando no puede hacer alguna de estas dos, este se mantiene y se protege al máximo para que los efectos del agente sean mínimos, para ello cuenta con la posibilidad de comunicar lo que piensa, lo que siente y lo que quiere hacer, pero también el hombre puede suponer o imaginar cosas terribles que le puedan suceder.
Existen dos formas de estrés, el agudo y el crónico. Cada vez que ocurre algún acontecimiento importante que nos exige una respuesta inmediata, no importa que esta respuesta sea buena o mala, hablamos de estrés agudo. Pero cuando no tenemos una respuesta apropiada, pues no habrá mas remedio que resistir hasta que se encuentre una respuesta apropiada, a esto se le llama estrés crónico. Donde el
individuo se encuentra en una situación duradera en la que se tiene que estar dando respuestas de manera continua.
Se puede decir que existe una especie de barrera protectora que mientras mas solida y alta sea es mas difícil que la atraviesen los estímulos potencialmente nocivos para el individuo, pero aquellos que si la llegan a superar son capaces de hacernos sufrir. Se puede apreciar que el estrés entendido como presión o exigencia que tenemos que superar, aparecerán pensamientos positivos o negativos dependiendo de si controlamos o no esa situación. De esta forma, nuestro estado de animo influye considerablemente en nuestra fortaleza, una postura negativa nos debilita, ya que nos vemos incapaces de conseguir cualquier objetivo.
La respuesta del estrés siempre depende del significado que el estimulo en cuestión tiene para un. Durante este tiempo el individuo puede resistir hasta encontrar una respuesta apropiada, pero llegara un momento en el que nuestras energías comiencen a debilitarse y es posible que ocurra una especie de colapso, generar un desequilibrio, ya que una persona que no pueda soportar más presión que la que le permite su capacidad de resistencia, al menos que se presente descansos durante breves periodos de tiempo. Tengamos presente que en el ser humano la presión es física, psicológica y social. De cada uno de estos ámbitos recibe exigencias de conducta que el individuo debe cumplir. En cuanto a la psicológica la presión suele ser externa e interna, en donde la mayor de las veces pesa más lo que el individuo puede autoimponerse el canon de conducta mas exigente que lo que sociedad le propone. Aquí entrarían esas personas a las que llamamos perfeccionistas.
El estrés, la tensión genera en el cuerpo contracturas para lo cual, las relajaciones y los masajes pueden ser una buena alternativa para reducirlo, así como hacer ejercicio y comer saludable, además de frecuentar con las amistades, pero lo más recomendable es hacer una reestructuración cognitiva y enfrentar nuestros problemas.
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