Por: Wolfgang Erhardt
Estamos en la segunda quincena de enero y hay muchos gastos que enfrentar. ¿Por dónde empezar? Tranquilo, con orden y voluntad será fácil salir adelante para dormir tranquilo.
No sólo podríamos tener pendientes de pago mensualidades por compras hechas durante el Buen Fin, sino también por Navidad, Año Nuevo y Reyes Magos. A eso súmele el pago del predial, tenencias y otros gastos pesados como el pago de servicios, de colegiaturas y demás.
¿Te sientes abrumado por todos esos gastos y otros? ¿Tus tarjetas de crédito están ya por encima de un nivel de uso con el que te sientes cómodo? ¿El saldo en cuenta está agotado? ¡Enfrentemos la cuesta de enero!
Lo primero que tenemos que tener claro es dónde están ubicadas nuestras deudas, qué saldo (adeudo) tenemos en cada una de ellas, qué tasa de interés tiene cada crédito (precio del financiamiento), a qué plazo es, y cuál es el pago mínimo que tenemos que pagar mes a mes.
Para conocer estos datos te puedes apoyar en tres documentos: tu Reporte de Crédito Especial de Buró de Crédito, tus estados de cuenta y tus contratos.
Por separado, sumemos los ingresos fijos tenemos solos o en su caso, en pareja, para conocer nuestra capacidad de pago.
Hagámosle frente ahora a las deudas ya contraídas: hay que pagar por lo menos el mínimo que te piden en cada uno de los créditos y hacer el pago a tiempo, tal como marca tu estado de cuenta. De esta manera quedarás como un pagador cumplido ante el otorgante del crédito y también en tu historial en Buró de Crédito.
Cómo ya sabes qué créditos tienen la tasa de interés más alta (los más caros) haz aportaciones adicionales para pagarlos más rápido posible, luego haz lo mismo con los demás.
Muchos otorgantes de crédito están interesados en que traspases el saldo de tu tarjeta de crédito de otro banco con ellos a una mejor tasa de interés. Explora esta posibilidad para pagar menos y liquidar más rápido el adeudo.
Pagar un crédito con otro nuevo hace sentido solamente si el crédito nuevo tiene una tasa de interés más baja. No contrates créditos o servicios adicionales que no puedas pagar.
Si sientes que tus ingresos no alcanzan reestructura de inmediato tus créditos (cambio en las condiciones). Las reestructuras como cualquier otra decisión crediticia se verá reflejada también en tu Reporte de Crédito.
Antes de eso, busca hacer ahorros cambiando tus hábitos de consumo y tu estilo de vida. Organiza tu refrigerador, congelador y alacena, y planea tus compras de supermercado para comprar solamente lo que se va a consumir por semana.
Cambia a tecnologías que pueden ahorrarte dinero: focos LED, tecnologías solares, baños y regaderas ahorradoras de agua, calentador de paso automático ahorrador de gas, auto híbrido; hay incluso una especie de válvula que saca el aire de la tubería antes de que llegue a tu medidor, así no pagarás por el aire que pudiese haber en la tubería sino solamente por el agua que realmente consumiste.
Si tienes cosas que ya no utilizas o que ya no quieres, véndelas. Tal vez en tu oficina tengas un aviso oportuno en la intranet o puedes probar venderlas por plataformas digitales en Internet.
Si ya estás en un nivel de deuda más cómodo recuerda mantener un buen hábito de pago y empieza a ahorrar e invertir; además compra los seguros que necesites; los seguros no te harán rico pero evitarán que te hagas pobre.