Los 50+, El Cambio de época y la Tecnología

Por : Daniel Rangel

Estoy seguro que alguna vez dijiste algo así: ¿cómo le hago aquí para arreglar esto que me salió en la pantalla, hijo?

Si te identificaste, probablemente sobrepases los 45, 50 años. Estas generaciones tienen en común un desentendimiento de la tecnología actual, tienden a ser superficiales con su funcionamiento, es decir, prefieren que el hijo/nieto corrija una configuración del dispositivo, que preguntar cómo se hace y conocer con mayor profundidad sus funciones.

«El futuro es hoy, ¿oíste, viejo?»

Pareciera que muchos no han entendido aún la importancia del uso de la tecnología hoy en día, recordemos cuántos se resistieron a abrir una cuenta de Facebook por creer que solo servía para perder el tiempo; ahora, las noticias, la forma de sociabilizar, de buscar trabajo y servicios es a través de las redes sociales.

Los tiempos traen cambios sociológicos y psicológicos, y moverse conforme a estos es evolucionar. No obstante, hay quien se aferra a costumbres, ideas, estilos, frases, formas de comunicarse…, de épocas pasadas. Esto refuerza la rigidez de su pensamiento y, con ello, restringen su visión del mundo, creando gente intolerante, cuadrada, con problemas para digerir las cotidianeidades; chocan fácilmente con aquello que no era correcto en sus tiempos.

Gracias a este aferramiento, hoy podemos seguir viendo señores que dejan pasar a las mujeres primero, críticas negativas a los nuevos estilos musicales, recriminaciones a la RAE por quitarle la tilde a ciertas palabras, gente que compra de forma presencial por la desconfianza a los pagos online… Es decir, incapacidad para adaptarse a los cambios.

El celular: extensión de tu vida

El celular también tiene una trascendencia que muchos siguen sin advertir, de manera que olvidarlo de manera recurrente al salir de casa, tenerlo en la bolsa apagado, sin pila o en silencio, no revisarlo para ver si alguien trató de comunicarse es simplemente absurdo por la imposibilidad de ser contactado ante un asunto importante, de encontrar el horario de un negocio, una ubicación o ruta alterna, de defenderse de un policía abusivo haciendo un En vivo, de hacer un pago online porque no se tiene efectivo a la mano, de recordar con la alarma la toma de un medicamento…

Más que solo entretenimiento es una herramienta multifuncional para facilitarse la vida. Estar sin ella es quedarse fuera de la jugada. En alguna ocasión, luego de pedirle un contacto de emergencia a un paciente, vaciló y dijo: «…pero a ver si te contesta, porque nunca ve su celular». ¿Realmente podía contar con esa persona en caso de emergencia?…

¡Joven en espíritu!

Por alguna curiosa razón, los maduritos asocian la tecnología con la juventud, como si la juventud fuera certeza para solucionar un problema tecnológico. A mí, por ejemplo, me han pedido ayuda porque las bocinas de la computadora no suenan; yo no estudié nada relacionado con las compus para solucionar ese tipo de problemas, pero le muevo aquí, le muevo allá para ver si se arregla.

No es que en la escuela enseñen a usar como tal las tecnologías caseras, uno va aprendiendo porque va experimentando. Antes de que supiera leer mi sobrino, me sorprendía cómo es que sabía jugar ciertos juegos en el celular… exactamente: aprendió picándole.

No se necesita ser joven para saber sobre las tecnologías hogareñas, pero sí curiosidad, observación y acción.

Mis limitaciones con la tecnología

Hay diversas causas por las cuales la gente se detiene a interactuar con mayor amplitud con la tecnología:

A. Miedo a picarle y que desconfigure/descomponga el aparato

Mucha de la tecnología actual tiene forma de hacer reversibles los cambios indeseados, pero es importante poner atención a qué se le movió, cómo se llama el menú y la opción a la que se le movió; en pocas palabras, ser observador. Solo explorando es como uno conocerá las diversas funciones que tiene.

Eso sí, hay aparatos que necesitan una leída al instructivo para no regarla.

B. No me llama la atención

¿Qué es, pues, un espíritu sin sentido por la curiosidad? Quien no tiene curiosidad ni la sacia, simplemente no estimula sus procesos cognitivos de aprendizaje ni expande su mente. Una mente estimulada influye en la salud en general aun en la vejez.

Queda de más decir lo ridículo que sería oír el dicho de que todos los días se aprende algo nuevo, si no se honra.

C. No le entiendo, no estoy compenetrado con el tema

Tres palabras para cerrar esto: Busca en YouTube. Casi cualquier duda que uno tenga sobre cómo arreglar o configurar un aparato, alguien ya hizo un video tutorial para explicarlo.

D. Infravalorar las capacidades para aprender

«Ay, no, yo soy malísima para eso, a mí nada más pónmelo ya para usarlo», «yo ya estoy viejito para andar aprendiendo esas cosas». ¿Qué en común tienen aprender a hacer un platillo y ponerle un tono de llamada específico a uno de tus contactos en el celular? Así es: poner atención y seguir los pasos. Así de sencillo. ¿Que son muchos pasos para memorizar? Anótalos y practica, la memoria se afianza con la repetición.

E. Tener malos asesores

Hay que admitirlo, muchos jóvenes son impacientes con el ritmo de aprendizaje de los mayores y además son malos para enseñar. En tal caso, hay dos opciones: uno, aclárate con alguien que enseñe mejor; y dos, aplica los incisos A y C.

Entonces, o te modernizas o te vuelves obsoleto. No es una obligación modernizarse, pero sí es un reflejo de las capacidades psicológicas de adaptación a los tiempos y las formas.

Reflexiónalo y me cuentas de tus cambios y avances en la siguiente ocasión.

Ci vediamo!

Síguenos en nuestras redes sociales:

Scroll al inicio