Por: Fernanado Espinosa Rúa
Los sueños han sido una fuente de fascinación para los seres humanos desde tiempos inmemoriales. En la mayoría de las culturas, han sido considerados como una forma de comunicación con un mundo invisible, se han considerado como proféticos o un espacio en el que los dioses hace revelaciones a los mortales y les marcan designios inexorables.
Por lo mismo, el ser humano ha tratado de comprender la naturaleza de los sueños y su relación con la realidad. Ha sido la preocupación de filósofos, médicos, psicólogos, curanderos, pintores, compositores, o bien, de cualquiera de nosotros, porque todos soñamos, y es común que algún sueño nos cause intriga, obsesión y desosiego o, por el contrario, inspiración y alivio.
Y es que los sueños los sentimos tan reales, que a veces despiertan emociones y sentimientos que los convierten en vivencias efectivas y pueden llegar a formar parte de nuestra vida y de nuestra identidad.
De seguro has tenido sueños repetitivos o pesadillas, en los que visualizas nítidamente a alguien conocido y te despiertas con la inquietud de saber si está bien o no. En otros casos es posible que se te proyecte la idea, imagen o memoria de que haber hecho algo y al despertar te levantas a corroborarlo. También, hay sueños en torno de una escena que supones haberla vivido antes, de acontecimientos que sí viviste, o de algún anhelo o evento futuro que se te cumplió o esperas se te cumpla.
Asimismo, hay ocasiones en las que estando despierto y consciente experimentas situaciones y percibes rasgos, símbolos o cosas que te impresionan, impactan en extremo o incluso te causan un “trauma”, pero por una u otra circunstancia, o simplemente el trajín y rutina de la jornada, no te es posible detenerte a asimilar o racionalizar y aparecen luego en el terreno onírico, sin siquiera avisar. Hay sueños bonitos y divertidos de los cuales uno no quiere despertar.
Por estos motivos u otros, muchas personas a lo largo de la historia han planteado diversas teorías acerca de los sueños y su significado.
Platón creía que los sueños eran una forma de comunicación divina. Los sueños eran mensajes enviados por los dioses para guiar a los seres humanos en su búsqueda de la verdad y la sabiduría. También creía que los sueños podían ser interpretados por aquellos que tenían la habilidad de hacerlo, y que esta habilidad era un don divino.
Para Aristóteles, los sueños eran el resultado de la actividad del cerebro durante el sueño, y no tenían un significado más profundo, creía que los sueños eran una forma de procesar la información y las experiencias del día, y que su contenido era una mezcla de recuerdos, emociones y sensaciones.
Muchos años después, Rene Descartes señaló que los sueños eran una manifestación de la mente y su capacidad para imaginar, según él, los sueños
eran una forma de explorar la mente y descubrir sus capacidades, también creía que los sueños podían ser utilizados para resolver problemas y encontrar soluciones creativas.
En su obra “La Vida es Sueño” Calderón de la Barca, mediante una anécdota sobre la superstición y predestinación, el libre albedrio y el rechazo a la barbarie y la tiranía, hace un recorrido por diferentes significados o connotaciones de lo que llamamos sueño, ya que el concepto de soñar es utilizado para referirnos a las ilusiones y a los deseos, así como a las proclamas de “luchar por tus sueños” y “soñar en un mundo mejor”, pero también se designa para la actividad fisiológica de dormir, o de ser dormido, como Basilio hizo con Segismundo, por miedo.
En las artes visuales, el mundo de los sueños es una temática prolífica, el aguafuerte de Francisco de Goya “El Sueño de la Razón produce Monstruos”, la obra surrealista de Magritte, Friedeberg o Dalí, y la actualmente muy celebrada cinta “Pobres Criaturas” son sólo algunos ejemplos de representaciones oníricas, en el fondo y en la forma.
En el diccionario encontramos que la palabra sueño, del latín somnus, que se conserva en los cultismos somnífero, somnoliento y sonámbulo, denota tanto el acto de dormir como la actividad de la mente durante ese periodo de descanso. Sin embargo, el sueño ha sido y sigue siendo uno de los enigmas de la indagación tanto científica como popular. Desde la antigüedad y hasta la actualidad, se sabe que el reposo es una función natural del cuerpo humano, una de las más importantes y con mayor necesidad, puesto que, la mayor parte de nuestra vida nos la pasamos durmiendo. Sin embargo, podemos llegar a tener una actividad cerebral tan activa como en la vigilia, asimismo, ocurren grandes modificaciones del funcionamiento del organismo, cambios en la presión arterial, la frecuencia cardiaca y respiratoria, la temperatura corporal, la secreción hormonal entre otros.
Los sueños pueden representar, literal o simbólicamente diferentes aspectos que son importantes para nosotros en nuestra vida de vigilia, de ahí que podamos convertirlos en fuentes de información sobre nosotros mismos y somos nosotros quienes debemos cargar de significado a nuestras ensoñaciones para dar sentido a los datos que se hacen presentes mientras dormimos. Esto parece mejor idea que recurrir a chamanes, adivinos, brujos o sacerdotes para su interpretación, aunque puede ser de utilidad tocar esta cuestión en sesiones de psicoterapia profesional y científica.
Acá te daré algunas claves para reflexionar sobre el tema.
En primer lugar, se han clasificado los sueños en convencionales, son aquellos los más comunes, los que versan sobre temas de nuestra vida cotidiana. Los recurrentes, aquellos que se repiten varias veces, tanto en una misma noche como en distintas noches.
A su vez, las pesadillas, que son desagradables ya que se visualizan situaciones de peligro, pánico y malestar, que las sentimos tan reales que nos generan miedo,
tristeza, ansiedad, despertamos sobresaltados. Éstas aparecen de vez en cuando, es algo de lo que no debemos de preocuparnos, pues todos las hemos tenido en alguna ocasión.
También está la categoría de sueños lúcidos, que son ensoñaciones en las que somos totalmente conscientes de que estamos soñando, incluso pueden tener coherencia y nitidez que nos permite registrar la secuencia de imágenes, contenidos y parlamentos, y generar una memoria muy clara y perdurable.
Otro tipo de sueños son los pre cognitivos, algunos los llaman proféticos o premoniciones oníricas, en las que soñamos algo que, pasado un tiempo, parece que se convertirá o convirtió en realidad, así sea que se produzca una mera coincidencia.
Existen varias teorías en torno a por qué soñamos, las posibles explicaciones incluyen:
• Representan deseos y anhelos inconscientes.
• Tratan de estructurar o interpretar señales aleatorias del cerebro y el cuerpo durante el sueño.
• Consolidan y procesan la información que recopilamos durante el día.
• Funcionan como una forma de psicoterapia.
Los sueños son historias e imágenes que nuestra mente crea mientras dormimos. Pueden ser entretenidos, divertidos, románticos, inquietantes, atemorizantes y, a veces, muy extraños. Freud opinaba que los sueños son una recreación del cerebro entre la realidad o parte consciente, y las emociones y deseos o parte inconsciente. Durante el sueño, actúa la parte subconsciente, por lo que la parte racional que es gobernada por la parte consciente desaparece. Él opinaba que representaban la satisfacción de los deseos del subconsciente. Sostenía que los recuerdos indeseables podían quedar reprimidos en la mente y que los sueños alivian la represión al permitir que estos recuerdos se restablezcan, esto es que los sueños representan los deseos inconscientes insatisfechos.
Freud describió una categoría de sueños conocida como “sueños biográficos”. Estos reflejan la experiencia histórica de ser un infante sin la función defensiva típica. Muchos autores coinciden en que algunos sueños traumáticos cumplen una función de recuperación. Un artículo plantea la hipótesis de que el aspecto principal de los sueños traumáticos es comunicar una experiencia que la persona tiene en el sueño, pero que no se comprende. Esto puede ayudar a la persona a reconstruir, aceptar y dominar un trauma pasado, de esta manera el psicoanálisis se enfoca en el significado de los sueños y los coloca en el contexto de la historia del que sueña, esto es, Freud creía que los sueños eran una forma de procesar y
resolver conflictos internos, y que su contenido era simbólico y debía ser interpretado cuidadosamente.
En la actualidad el Doctor en Neurociencias Eduardo Calixto, dice que cuando soñamos la corteza pre-frontal no funciona, en el sueño profundo en realidad no nos preocupa el mundo, no sentimos arrepentimientos, hablamos con personas muertas, somos capaces de volar, hay contenidos ilógicos, el tiempo no tiene congruencia, pues mezclamos pasado, presente y futuro. Incluso si el sueño no es favorecedor, en algunos caos hasta lo modificamos y salimos victoriosos, o bien nuestro mecanismo de defensa es salir del letargo profundo y darnos cuenta de que no es real.
Esto es una paradoja, pues durante estos sueños es cuando se consolida la memoria y se modifica el metabolismo para que al despertar hayamos aprendido lo necesario y tengamos un nuevo volumen de capacidad neuronal para capturar nueva información. Nuestros sueños tienen elementos de lo que nos pasó, nos preocupa, agobia o pensamos durante el día, incluso en días muy anteriores. Así que lo que pasa por nuestra mente o captamos con nuestros sentidos, justo antes de quedarnos dormidos podría afectar el contenido de nuestros sueños.
Es posible que no recordemos haber soñado, pues alrededor del 95% de los sueños se olvidan al levantarse de la cama, pero se cree que todos soñamos entre 3 y 6 veces cada noche, se cree que el sueño dura entre 5 y 20 minutos. Soñar puede ayudar a asimilar la información y a desarrollar recuerdos a largo plazo. Las personas ciegas sueñan con otros componentes sensoriales en comparación con las que ven.
Existen otros sueños, los húmedos, también conocidos como poluciones nocturnas, emisión nocturna, sueños eróticos. Un sueño húmedo es el acto de secreción que se sucede de manera involuntaria cuando una persona duerme, en los hombres se trata de una eyaculación, te das cuenta cuando despiertas en la mañana y encuentras que tu ropa interior o sabanas están pegajosas, mientras que en las mujeres existe una mayor lubricación durante un sueño. Ambos son eventos comunes durante la pubertad y parte de la adultez.
El sexólogo Kinsey en 1953 tuvo el hallazgo de que casi el 40% de las mujeres habían experimentado al menos un sueño húmedo. Durante la noche, en la fase “REM”, o etapa de “movimiento ocular rápido”, muchos hombres tienen erecciones nocturnas, y las mujeres pueden tener la estimulación del clítoris de manera accidental, lo cual, puede ayudar a que el orgasmo ocurra. También se dice que en el caso de los hombres es por su aumento de testosterona, pero no se sabe si esto tiene que ver con la edad, porque si bien se presenta más en los jóvenes, también sucede con largos periodos de abstinencia sexual.
Otra explicación es que durante el día recibimos constantes impactos sexuales que se quedan en nuestra memoria o se dice que nuestro inconsciente está plagado de deseos sexuales que pueden fluir durante el sueño. Este tipo de sueños puedes tenerlos con gente que ni siquiera se te haga atractiva, pudiera ser una persona del sexo contrario, con algún compañero de trabajo, con un extraño, con alguien famoso o bien, con una ex pareja y no necesariamente tiene que ver con un “ciclo mal cerrado”. Como involucran sensaciones tan reales, muchas personas pueden sentirse culpables o avergonzadas, que pueden ser aterradoras cuando suceden por primera vez, más aún porque es un tema que muy difícilmente se les habla a los adolescentes, por el contrario, con la información correcta deberían sentirse bien, ya que es parte de un buen funcionamiento o estado de salud sexual.
En fin, los sueños tienen a estar llenos de experiencias emocionales y vivenciales que pueden contener temas, preocupaciones, personas y objetos que se relacionan estrechamente con la vida consciente. Quizás para algunos sus sueños podrían ayudarlos a resolver sus conflictos y despertar con el sosiego de haberlos consultados con la almohada, mientras que para otros es la única y poderosa manera de reconfortarse con la memoria de sus seres queridos.