Mano de obra. Con la maquinaria que se utiliza para cosechar se logra hasta 42 por ciento de rendimiento, mientras que con el trabajo a mano se obtiene 25 por ciento, pues lleva mucha basura.
El oficio del pizcador de algodón parece que va quedando en el olvido; luego de que por años fue uno de los más cotizados, pues cada año venían familias completas para la temporada de cosecha, no solo la implementación de maquinaria para realizar esta labor, sino también la comodidad de un trabajo en la maquila, están extinguiendo este oficio que fue tradición en este sector.
Paulín Vázquez López, presidente del Consejo de Vigilancia de la Unión de Ejidos Francisco I. Madero, Planta Despepitadora, señaló:
“Estamos tratando de ver la manera de evitar la pepena, porque la pizca manual es carísima y además ya no es pizca”.
Al respecto, explicó que en la actualidad con la maquinaria que utiliza para la obtención de algodón se logra hasta 42 por ciento de rendimiento, mientras que en un pizcado a mano se obtiene 25 por ciento, porque es más basura que algodón, pero lamentó que en la actualidad ya no hay mano de obra; ahora hay que buscar que todo sea mecánico para obtener más rendimiento.
Recordó que anteriormente se usaban costales de hilo de ixtle, se pizcaba en bultos de 50 y de 100 kilogramos, “hasta los burros ya sabían cómo acomodarse y se los amarraban”.
Vázquez López reconoció que el trabajo del campo siempre ha sido muy duro y cuando en las épocas de bonanza, para desempeñarse como pizcadores, llegaban familias enteras de Zacatecas, San Luis Potosí y otros estados, quienes se hospedaban en las casas de los campesinos y se la pasaban todo el día laborando.
“Pero ahora ya no hay pizcadores. Lamentablemente antes un buen pizcador obtenía 60 kilos y ahora se echa 200, pero es de muy mala calidad y lleva mucha basura; casi siempre se paga por kilo. “Normalmente el algodón se les paga a 1.50 y ahora es a 2.50, y no exigen ser consentidos, como llevándoles refrescos”.
De ahí que este parece ser el principio de la extinción de este oficio, ya que la tendencia es hacia lo mecánico, de donde se obtienen mayores cantidades de algodón.
La balanza de otros cultivos
En la Comarca Lagunera, en San Pedro de las Colonias se siembran alrededor de 15 mil hectáreas de algodón; Paulín Vázquez López, así como José Natividad Navarro Morales, del Comité Municipal de la Confederación Nacional Campesina en ese ayuntamiento, coincidieron en señalar que este cultivo permite mantener en balanza el precio de otros cultivos como la hortaliza, el melón y la sandía.
Hasta hace unas semanas, los productores del campo lagunero mostraban su inquietud frente al rezago de entre 80 a 100 mil pacas de algodón que no se han vendido en los municipios de Francisco I. Madero y San Pedro de las Colonias y no ha variado a la fecha, por lo que visualizan un panorama incierto, de tal forma que algunos están considerando reconvertir su actividad y dejar de sembrar el algodonero para migrar a otros cultivos.
“La inversión de una hectárea de algodón es de 35 a 40 mil pesos, incluyendo peones, tractores, maquinaria, fertilizantes, semillas, entre otros, cosa que los demás cultivos no”, comentó Vázquez López.
Las ganancias por hectárea van de entre 10 a 15 mil pesos por hectárea.
Sin embargo, las pacas desde el 15 de septiembre de 2018 a la fecha no se han podido comercializar y miles aún permanecen almacenadas.
De acuerdo con Vázquez López los intermediarios llegan a castigar el precio cayendo hasta 4 mil 500 pesos o menos cuando que el valor real de la paca es de 7 mil en un ciclo normal, “pero la mayoría vendemos muy barato”.
El representante de la Unión de Ejidos Francisco I. Madero, aseguró:
“Apoyo del gobierno no hemos tenido realmente. Hubo un año en que aún existía Banrural quien compró toda la cosecha, la pagó, acaparó todas las pacas y ellos vendieron y nosotros seguimos el ciclo normal, pero ahora ni el federal, ni el estatal, nadie nos ha apoyado en nada, ni con créditos”.
Navarro Morales explicó que esta situación pondrá en una posición más vulnerable a los algodoneros, ya que esto derivará en que se cambien de cultivos, incrementando la producción de otros y ante la sobreoferta, los precios tenderán a la baja, perjudicando a los productores de dicho sector.
“Tan solo en San Pedro de las Colonias se siembran alrededor de 500 hectáreas de hortaliza, alrededor de 800 hectáreas de escoba, mientras que de algodón son hasta 15 mil hectáreas. “Hay de 400 a 500 hectáreas de melón en el municipio de San Pedro, pero con esta cantidad hay temporadas en que se satura el mercado, no hay compradores, con lo que se generan conflictos sociales. Como no se mueve el algodón, muchos se van a comerciar al melón, saturando el mercado”.
El líder de la CNC en San Pedro aseguró que el algodón es el regulador de precios de los demás cultivos, y si no hay algodón se disparan las superficies de melón, sandía, escoba y forraje.
De esa manera los precios se bajan, por lo que si el algodón se establece, los meloneros, que son pocos, son los que salen a vender, pero al haber mucha oferta de melón los compradores se dan el lujo de manipular el precio de compra a la baja y se malvende.
“Por eso el algodón se mantiene en la balanza, es un cultivo que genera jornales y está en activo casi ocho meses, por lo que si se deja de sembrar genera falta de empleo que buscará migrar a los otros cultivos como el melón y la sandía o forrajes”, se lamentó Vázquez López.
Las cifras Hortalizas
• En San Pedro se siembran 500 hectáreas.
Escoba
• En el municipio el cultivo es de 800 hectáreas.
Algodón
• La siembra es de 15 mil hectáreas.
Inversión
• De 35 a 45 mil pesos por hectárea de algodón.
MILENIO
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