En Tamaulipas, el crimen organizado sigue secuestrando y enrolando migrantes, principalmente centroamericanos que pidieron asilo en Estados Unidos y que fueron devueltos a México.
De acuerdo con el periódico Reforma, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ha documentado casos en los que personas que han sido devueltas bajo el Protocolo de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés) son obligadas a trabajar para bandas criminales.
Según con registros de MSF, 33 de las 44 personas a las que brindaron atención mental en octubre de 2019 dijeron haber sido secuestradas en los siete días previos. Una estadística sin precedentes en seis años de labor de la organización en México.
“Son mercancía para el crimen organizado. Tuvimos un incremento en el periodo que duraba el secuestro, teniendo casos de personas y familias que fueron retenidas por varias semanas, mientras uno u otro miembro de la familia era obligado a trabajar para la organización”, indicó Sergio Martín, coordinador de MSF en México a Reforma.
“Dentro de nuestra consulta terapéutica se reporta el tiempo que duró el evento, y en las narrativas se daba cuenta que el objetivo era obtener dinero, muchos tienen familiares en Estados Unidos, y cuando eso no es posible pues tratan de sacar algo, es cuando son forzados a trabajar”, aseguró.
Desde julio de 2019, el Gobierno de Donald Trump comenzó a enviar a Nuevo Laredo a los solicitantes de asilo para que esperen ahí sus audiencias en las cortes de Estados Unidos.
De esa fecha a diciembre, 11,770 migrantes fueron enviados a esa ciudad, de los cuales, según estadísticas judiciales de Estados Unidos, 4,763 siguen en espera de su primera audiencia, 4,080 ya desistieron del proceso y 2,927 han acudido a más de una audiencia. La mayoría, 5,454, son hondureños.
Ciudades tamaulipecas como Nuevo Laredo y Reynosa, son zonas completamente dominadas por el narcotráfico y el crimen organizado desde hace más de 10 años, y en donde a la par del trasiego de drogas, del narcomenudeo y la extorsión; los grupos criminales han encontrado en el secuestro de migrantes una manera fácil de hacerse de dinero.
Justo en Tamaulipas, el 24 de agosto de 2010 ocurrió una escena dantesca que le dio la vuelta al mundo: en la zona de San Fernando, 72 migrantes fueron masacrados por criminales que los habían secuestrado para obligarlos a sumarse a las filas del crimen organizado.
Se trataba de los cuerpos de 58 hombre y 14 mujeres. Todos migrantes, la mayoría centroamericanos, pero también había ecuatorianos, brasileños y un indio. Estaban maniatados y sus cuerpos golpeados.
Les habían disparado por la espalda. Tres días antes, el cártel de Los Zetas había secuestrado los dos camiones donde viajaban a la frontera con EEUU. Los llevaron hasta un rancho en El Huizachal, en San Fernando, donde los bajaron, ataron de manos y les dieron dos opciones: trabajar para el cártel o morir.
Sólo una persona aceptó el empleo, según el informe judicial. A los demás los golpearon y les vendaron los ojos para matarlos uno por uno. Los disparos fueron en la espalda y la cabeza. Hubo dos supervivientes, uno de ellos fue el ecuatoriano Luis Freddy Lala Pomavilla, que 24 horas después de la masacre llegó a un retén de la Marina donde informó de lo ocurrido.
Después de la masacre de migrantes en San Fernando, un año después fueron descubiertas 47 fosas con 195 restos en el mismo municipio y en 2012 se hallaron 49 torsos en Cadereyta, Nuevo León. Desde ese entonces, Tamaulipas no ha dejado de ser escenario de homicidios, balaceras, narcobloqueos y atrocidades.
Los Zetas eran conocidos por ser sanguinarios. Sus integrantes habían formado parte de un grupo de militares de élite. El principal territorio donde operaban era Tamaulipas y además del narcotráfico también se dedicaron al secuestro y la extorsión.
Ahora, quien secuestra y extorsiona migrantes en Tamaulipas es el Cártel del Noreste y su brazo armado llamado “La Tropa del Infierno”, emanados de Los Zetas, por lo que son sumamente sanguinarios.
El Departamento de Estado de Estados Unidos tiene catalogado a Tamaulipas en un nivel 4 en su alerta por violencia, similar a la de Siria y Afganistán, por lo que le advierte a sus ciudadanos que no viajen a esa entidad.
Con información Infoabe
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