Las automotrices chinas tienen la intención de establecer plantas de producción en México en los próximos cuatro o cinco años, según reveló Oscar Silva, socio de la empresa de consultoría Roland Berger México. Esta iniciativa surge como parte de la estrategia para exportar vehículos a Estados Unidos, pero primero deben construir su red de proveedores en territorio mexicano.
Silva señaló que la mayoría de las automotrices chinas están considerando establecer capacidades de producción en México en un futuro cercano. Aunque no se espera un impacto inmediato, se prevé que esta ola de inversiones se materialice en los próximos cuatro o cinco años.
“Prácticamente todas están hablando de en el futuro establecer capacidad de producción en el país”, aseguró Silva. “Es una ola que creemos viene en unos años. Quizá no en lo inmediato, pero sí en unos cuatro o cinco años”.
Actualmente, Chirey, la automotriz más grande de China, ya inició operaciones en 2022, y a finales del año pasado, BYD, el principal fabricante de autos eléctricos, también comenzó sus operaciones en México. Otras marcas como Great Wall Motors, GAC, Geely, Arra y SEV también se han sumado al mercado mexicano.
Silva explicó que las condiciones geopolíticas, como los aranceles del 25% en Estados Unidos, están impulsando a las automotrices chinas a buscar oportunidades en México. En su país de origen, China, ya han saturado el mercado, y los aranceles en Estados Unidos han hecho que la comercialización de autos sea prohibitiva o reduzca sus ganancias.
Además, las importaciones de autos chinos en Sudamérica enfrentan aranceles, lo que motiva a las automotrices a establecerse en países con tratados de libre comercio, como México, para disfrutar de mejores condiciones de exportación.
Silva destacó que el mercado automotriz mexicano se ha vuelto más atractivo, ya que las automotrices chinas ahora ofrecen un plan de inversión más amplio, que incluye servicios de posventa y financiamiento. Esto les permite ganar terreno con vehículos competitivos en precio y tecnológicamente avanzados.
“Hace años, las automotrices chinas venían con asociaciones con algún distribuidor, pero no venían con el financiamiento y servicio de posventa. En ese contexto, el consumidor mexicano no sentía la seguridad de comprar un auto chino porque, si se descomponía, no sabía cómo arreglarlo”, comentó Silva.
“Se necesita una política pública que no sólo tome en cuenta a las armadoras, sino a proveedores de primer y segundo nivel, y que no esté orientada sólo a la inversión extranjera, sino a cualquier inversión, a la nacional también”, destacó Silva.
“Hay países donde te dan un incentivo monetario, pero estás forzado a invertir una parte de tus ganancias o impuestos en investigación y desarrollo. Eso sería un factor importante para México”.Se espera que la llegada de nuevas automotrices chinas y sus inversiones beneficie no solo al sector automotriz, sino también a la economía mexicana en general, generando empleo y estimulando el crecimiento industrial.
Con información El Universal
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