Lyft, el rival de Uber, abre Wall Street a las aplicaciones

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Lyft, el rival de Uber, abre Wall Street a las aplicaciones

Lyft es el otro Uber. Solo opera en Estados Unidos y Canadá. Tiene el 30% del mercado de lo que se llama compañías de redes de transporte (TNC, por sus siglas en inglés), un mercado básicamente creado por Uber, que tiene el otro 67%. El principio es el mismo: una aplicación que pone en contacto particulares que necesitan ir a algún sitio con particulares que se sacan un dinero por llevarlos en su coche. Uber fue quien popularizó la idea a partir de 2009. Los fundadores de Lyft, Logan Green y John Zimmer, ya tenían un servicio para compartir coches desde 2007, pero su llegada al mercado como Lyft fue en 2012. Las dos compañías nacieron en San Francisco.

Quizá por un liderazgo más modesto y transparente, sin escándalos, Lyft siempre ha tenido una imagen pública más amable que Uber. Hasta hace poco, sus coches se distinguían por un gran bigote rosa fosforito en el parabrisas. El servicio es exactamente el mismo. En Estados Unidos, es normal tener las dos aplicaciones en el móvil y ver cuál sale más barato en cada momento o tarda menos en llegar. Lyft, sin embargo, ha logrado comerse un tercio del mercado con discreción. Nunca tuvo esa época de empresa depredadora y antipática, una imagen de la que Uber todavía se está recuperando poco a poco tras cambiar su liderazgo en 2017.

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De ambas compañías se esperaba que salieran a Bolsa en la primera mitad de 2019 después de años coqueteando con la idea. El pasado diciembre, las dos comenzaron los trámites para cotizar y empezó una carrera que acabó ganando Lyft el pasado 18 de marzo, cuando inició el roadshow (reuniones con potenciales inversores). Uber ha dejado caer a los medios que necesita unas semanas más para su estreno.

La causas pueden ser varias. Lyft es básicamente una empresa de Estados Unidos mientras que Uber es global y depende de decenas de economías y regulaciones distintas. El pasado 29 de marzo, mientras Lyft comenzaba a cotizar en Nueva York, el alcalde de Los Ángeles celebraba el momento con los ejecutivos de la compañía. Lyft anunció una iniciativa conjunta para invertir al menos 50 millones anuales en el transporte de la ciudad y el alcalde decía en Twitter que “su espíritu de responsabilidad corporativa guiará el futuro de la colaboración público-privada que beneficia a los vecinos”. Las grandes ciudades americanas como Los Ángeles han abrazado los servicios de coches privados como una solución a sus problemas de transporte. En otros sitios, especialmente Europa, esta imagen es impensable.

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En las horas previas a debutar, Lyft logró una valoración por encima de lo que se proponía. Colocó 32 millones de acciones a 72 dólares (2.300 millones). En ese momento, la economía colaborativa tenía por primera vez precio. Lyft, una empresa que el año pasado perdió 911 millones y el anterior 688, vale 23.000 millones de dólares. Las acciones llegaron a subir un 21% el día del estreno aunque el alza de la jornada inaugural se quedó en el 12%. Sin embargo, a principios de esta semana cayeron por debajo del precio de salida y llegaron a un mínimo de 68 dólares. El jueves, el precio se había estabilizado de nuevo en 72. El pasado martes, The Wall Street Journal publicó que el inversor Carl Icahn vendió el 2,7% de que tenía en Lyft (alrededor de 550 millones de dólares) a George Soros justo antes de la salida a Bolsa.

Agencias.

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