Ataque israelí deja 13 civiles muertos en Siria, incluso niños

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El ataque israelí que estremeció este viernes a la comunidad de Beit Yin comenzó con un sonido seco, apenas perceptible, que cruzó el cielo a las afueras de Damasco antes de transformarse en detonaciones que sacudieron ventanas, levantaron polvo y sembraron pánico. Fue el preludio de una jornada marcada por el dolor, la indignación y una narrativa que vuelve a colocar a Siria e Israel en una peligrosa tensión transfronteriza.

Beit Yin, un poblado que todavía conserva la rutina de quienes buscan vivir lejos de la guerra, se convirtió en un escenario desbordado: gritos, humo, callejones llenos de familias que corrían intentando protegerse, mientras la artillería israelí abría fuego tras una incursión terrestre que rápidamente salió de control. Los niños, algunos aún con mochilas escolares, fueron arrastrados por sus padres cuando las primeras explosiones comenzaron.

El Ministerio de Exteriores sirio no tardó en nombrarlo:

“una horrible masacre”.

Siria denuncia la gravedad del ataque israelí y exige intervención

Para Siria, lo ocurrido no es un incidente aislado. En su comunicado oficial, el gobierno calificó el ataque israelí como un crimen de guerra, acusando a las tropas de Tel Aviv de abrir fuego de manera “brutal y deliberada” después de que su incursión fracasara frente a la resistencia local. Las autoridades aseguran que los soldados israelíes se vieron obligados a retirarse del territorio sirio y respondieron con artillería pesada en un intento de cubrir su retirada.

Las imágenes difundidas por SANA muestran calles destruidas, casas con muros desmoronados y residentes cargando a heridos improvisando camillas con mantas. Entre los escombros, las voces de los testigos repiten una misma frase:

“Esto no tenía por qué ocurrir”.

En medio del caos, Taufiq Hasaba, director de la Oficina de Sanidad de la Campiña de Damasco, confirmó lo que ya se temía: trece muertos y 24 heridos, varios de ellos niños. Las cifras podrían aumentar. Los hospitales de la zona ya están al límite, atendiendo a familias completas que llegaron con fragmentos de metralla incrustados, quemaduras y crisis nerviosas.

La denuncia del gobierno sirio también apunta hacia un destinatario claro: el Consejo de Seguridad de la ONU. Siria exige que se adopten medidas inmediatas contra Israel, al que acusa de violar sistemáticamente su soberanía desde hace años. También pidió a la Liga Árabe presionar diplomáticamente para frenar nuevas agresiones.

Israel defiende la operación y acusa a Yama Islamiya de planear ataques

Mientras tanto, Israel ofreció su propia versión. Para las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), la operación en Beit Yin no fue un ataque contra civiles, sino una acción precisa para capturar a miembros de Yama Islamiya, una organización vinculada a los Hermanos Musulmanes y aliada de Hezbolá y Hamas.

El comunicado israelí asegura que los sospechosos estaban preparando ataques contra ciudadanos israelíes y que sus fuerzas fueron recibidas con disparos al cruzar la frontera. Las FDI sostienen que respondieron “de acuerdo con protocolo”, primero repelendo el fuego enemigo y luego desplegando apoyo aéreo para garantizar la extracción de sus tropas.

Seis soldados israelíes resultaron heridos, tres de ellos de gravedad. El ejército confirmó que la misión terminó con los objetivos arrestados y varios combatientes enemistados eliminados. Para Israel, la operación fue un éxito; para Siria, un acto de agresión inaceptable.

Entre ambas narrativas, lo cierto es que las familias de Beit Yin lloran a sus muertos sin pertenecer a ninguna milicia, sin portar armas y sin formar parte de ningún conflicto. Solo estaban ahí cuando el fuego cruzado los alcanzó.

Una región atrapada entre retaliaciones y miedo constantes

A mitad de este relato, la sombra del conflicto de 2023 —desde Gaza hasta Líbano— vuelve a proyectarse sobre el presente. Grupos como Yama Islamiya, Hezbolá y milicias palestinas mantienen una tensión permanente con Israel, mientras que Siria, debilitada tras más de una década de guerra civil, enfrenta cada nuevo ataque con una mezcla de impotencia y resistencia política.

La gente de Beit Yin habla con miedo, pero también con cansancio. No es la primera vez que explosiones irrumpen en sus vidas, pero quizá es la primera que alcanzan a tantos civiles en tan poco tiempo. En las calles, los zapatos de los niños quedaron abandonados junto a charcos de agua mezclada con polvo y sangre, imágenes que volverán a recorrer el mundo.

El ataque israelí abre una herida más en una región al borde del colapso

El ataque israelí de este viernes deja más que víctimas: deja un recordatorio brutal de que el conflicto en Oriente Medio continúa escalando, arrastrando consigo a poblaciones enteras. Siria promete defenderse “por todos los medios permitidos”. Israel promete continuar neutralizando amenazas. Y en medio, familias indefensas intentan reconstruir lo que se rompe una y otra vez.

Con información de La Verdad Noticias.

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