Bolsonaro aprueba la fusión entre Boeing y Embraer

 El presidente de Brasil, que se reunió con representantes de su gabinete para discutir el acuerdo valorado en 5 mil 260 mdd, anunció que no vetará la fusión del fabricante nacional de aviones y el gigante estadunidense.

El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, anunció que no vetará la fusión del fabricante nacional de aviones Embraer y el gigante estadunidense Boeing al considerar “preservados” los intereses de la nación.

Bolsonaro, que asumió el cargo el pasado 1 de enero, se reunió con varios representantes de su gabinete para discutir este acuerdo valorado en 5 mil 260 millones de dólares, y decidió darle luz verde, según la nota publicada por la Presidencia de la República al final de la tarde.

“El presidente fue informado de que fueron evaluados minuciosamente los diversos escenarios y que la propuesta final preserva la soberanía y los intereses nacionales. En ese contexto, no será ejercido el poder de veto (golden share) al negocio”, afirma el comunicado. 

El ex militar tuiteó igualmente una foto de la reunión en su cuenta ratificando el anuncio. “Quedó claro que la soberanía y los intereses de la nación están preservados. La unión no se opone a la continuidad del proceso”, escribió.

Pocos minutos después, ambas empresas dieron la bienvenida al anuncio en un comunicado conjunto. 

“Embraer y Boeing saludan la aprobación del gobierno de Brasil de la asociación estratégica que posicionará ambas compañías para acelerar el crecimiento en los mercados globales aeroespaciales”, indica la nota.

Las dos compañías explicaron que el próximo paso será la reunión del consejo de Embraer para ratificar la aprobación previa, lo que las dejará con los documentos de la operación listos para su firma. 

La operación deberá recibir entonces el aval de los accionistas, de las autoridades de regulación, además de cumplir con otras condiciones competentes en este tipo de transacciones.  Embraer y Boeing esperan concluir la negociación a fines de 2019 si todos los pasos se cumplen sin atraso, indicó el comunicado conjunto.

Aviación civil

Las consideraciones generales del acuerdo establecen la manutención de todos los proyectos del área de defensa, la producción en Brasil de las aeronaves ya desarrolladas, así como la conservación de los empleos actuales en el país y la capacidad del cuerpo de ingenieros de Embraer, entre otros puntos, explicó un documento difundido por la asesoría de comunicación de la presidencia.

La semana pasada, Bolsonaro se había dicho partidario, pero con reticencias, de la operación. “Sería muy buena esa fusión, pero nosotros no podemos, como está en la última propuesta, (dejar) que de aquí a cinco años todo pueda ser transferido hacia el otro lado”, declaró el mandatario el pasado viernes, al ser consultado sobre el tema.

“Nuestra preocupación es esa, es nuestro patrimonio. Conocemos la necesidad de esa fusión”, pero existe el temor de que “la competitividad (de Embraer) acabe por perderse” con la operación, agregó.

Las declaraciones de la semana pasada impactaron los mercados, derrumbando las acciones ordinarias de Embraer 5.30 por ciento minutos antes del cierre de la Bolsa de Sao Paulo.

El acuerdo prevé que Boeing asuma el control de las actividades civiles de Embraer por 4 mil 200 millones de dólares, lo cual le permitirá controlar el 80 por ciento del capital del nuevo grupo. El 20 por ciento restante quedará en manos de la firma brasileña. Eso le permitirá a la compañía estadunidense ofrecer aviones con capacidad de hasta 150 asientos, un mercado en el que no compite. Según ambas empresas, el nuevo grupo será líder de la aviación comercial.

El negocio de aviones militares de Embraer fue excluido del acuerdo para vencer la oposición del gobierno brasileño a ceder un activo de seguridad nacional a una entidad extranjera.

Con un volumen de negocios de unos 6 mil millones de dólares y 16 mil empleados, Embraer es una de las joyas industriales de Brasil, con una gama de aviones civiles, militares y también jets de negocios.

Con sede en Sao José dos Campos (Estado de Sao Paulo), fue privatizada en 1994, pero el gobierno brasileño conservó un poder de veto (golden share) que le permite frenar decisiones estratégicas si lo desea, cosa que le correspondería a Bolsonaro.

MILENIO

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