Joshua Schulte trabajó como ingeniero informático dentro del Centro de Inteligencia Cibernética de la CIA, y creó herramientas cibernéticas que podían captar datos de las computadoras sin ser detectados.
Un exempleado de la CIA fue condenado este miércoles por llevar a cabo la mayor filtración de datos clasificados en la historia de la agencia a Wikileaks.
Joshua Schulte -acusado de entregar datos clasificados a WikiLeaks en 2016- fue declarado culpable de recopilar y transmitir ilegalmente información de defensa nacional y de obstruir una investigación criminal y un procedimiento del gran jurado, entre otros cargos, informó la cadena estadounidense CNN.
Schulte había trabajado como ingeniero informático dentro del Centro de Inteligencia Cibernética de la CIA, y creó herramientas cibernéticas que podían captar datos de las computadoras sin ser detectados. Un juicio anterior terminó con un jurado en desacuerdo en 2020.
El exempleado de la CIA tenía acceso a “algunas de las herramientas cibernéticas de recopilación de inteligencia más valiosas del país, utilizadas para luchar contra las organizaciones terroristas y otras influencias malignas en todo el mundo”, explicó en un comunicado el fiscal estadounidense del Distrito Sur de Nueva York, Damian Williams.
“Cuando Schulte comenzó a albergar resentimiento hacia la CIA, recogió de forma encubierta esas herramientas y las proporcionó a WikiLeaks, dando a conocer al público algunas de nuestras herramientas de inteligencia más críticas”, agregó Williams.
Los problemas de Schulte en la CIA comenzaron en el verano de 2015, cuando tuvo una disputa con la dirección y con un compañero de trabajo, y acabó presentando una orden de alejamiento contra el compañero en un tribunal estatal, según muestran los registros judiciales.
Asimismo, los investigadores resaltaron que Schulte robó herramientas cibernéticas y el código fuente y los transfirió a WikiLeaks, según los mismos registros judiciales.
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A continuación, trató de cubrir sus huellas, borrando cualquier rastro de su acceso al sistema informático, aseguraron los fiscales.
Schulte abandonó la CIA en noviembre de 2016 y en marzo de 2017, WikiLeaks publicó la primera entrega de sus filtraciones de la Bóveda 7, que se originaron en dos programas a los que Schulte tuvo acceso, según muestran los registros judiciales.
WikiLeaks publicó un comunicado de prensa para acompañar la información, diciendo que los datos habían sido proporcionados de forma anónima por una fuente que quería plantear cuestiones de política, específicamente sobre si la CIA había sobrepasado sus capacidades de hackeo y excedido su autoridad.
Schulte, que también habría mentido a los investigadores de la CIA y el FBI para cubrir sus huellas, fue detenido en agosto de 2017 por cargos de pornografía infantil.
“Schulte era consciente de que los daños colaterales de su retribución podrían suponer una amenaza extraordinaria para esta nación si se hacían públicos, haciéndolos esencialmente inútiles, teniendo un efecto devastador en nuestra comunidad de inteligencia al proporcionar datos críticos a aquellos que desean hacernos daño”, sentenció Williams.
Así, hizo hincapié en que “hoy, Schulte ha sido condenado por uno de los actos de espionaje más descarados y perjudiciales de la historia de Estados Unidos”.
Con información de Europa Press
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