La circulación del virus vuelve a poner en evidencia los desequilibrios europeos. El riesgo de otra crisis sanitaria cuando no se ha terminado de inmunizar contra el coronavirus
Cuando comenzó el rebrote por la viruela símica, el mundo prácticamente no tenía reservas de inyectables. Ya hay casos desparramados por todo el planeta, y a pesar de la aceleración de la producción, las vacunas no son suficientes para cumplir con la demanda global. El fantasma de una crisis como el de las vacunas anti Covid-19 regresa.
La Comisión Europea (CE) aprobó el pasado 25 de julio la extensión de la vacuna Imvanex, del laboratorio en danés, Bavarian Nordic, como inmunizante contra la viruela del mono. La decisión se produjo dos días después que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la enfermedad como una emergencia mundial sanitaria. Luego, el 19 de agosto, frente a las escasez de inyectables, el grupo de trabajo de emergencia (ETF) de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) autorizó que la vacuna para inyección subcutánea se pueda usar con dosis más pequeña de la vacuna.
En Europa, y a pesar del gran esfuerzo para equilibrar la demanda, aún no se ha terminado la campaña para controlar totalmente el coronavirus, en particular tratando de llegar al próximo otoño con una cuarta dosis. Con este panorama, la proliferación de los contagios por este virus que regresa, desafía a los gobiernos para administrar una vacuna casi inexistente. Para las autoridades, otro combate inesperado.
La Unión Europea (UE), para recordar, llevó adelante una política de compra y distribución centralizada desde el gobierno comunitario de Bruselas.
No obstante, este esfuerzo que debió ser coordinado, no estuvo exento de reproches: tardanzas, insuficiencia de dosis, precios, condiciones desfavorables frente a otros compradores. La desesperación fue tanta que muchos países intentaron romper la estrategia pensada para los Veintisiete.
La declaración de emergencia sanitaria, el nivel más alto de alerta del organismo, espera tambien generar una mayor inversión en los tratamientos contra la enfermedad, que alguna vez fue inusual, y hoy amenaza con un rebrote fuerte en todo el mundo. Además, la OMS teme que las escasas dosis existentes, sumada a la velocidad de reproducción de contagios, sin ser el Covid, haga empeorar el cuadro sanitario.
Con los antecedentes de la pandemia del Covid-19, Europa formó una nueva institución, la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA) para actuar ante las nuevas amenazas para la salud del bloque.
El objetivo que se traza el bloque es tener una política coordinada. Compras en conjunto, logística y distribución desde una oficina centralizada es la hoja de ruta.
Fue la propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, quien confesó públicamente que Europa no había estado a la altura en las decisiones de autorización y compra de los inyectables en la pandemia del virus del SARS-CoV-2.
Con el nuevo brote viral HERA tiene previsto comprar unas 160.000 dosis de la única vacuna autorizada.
Con la llegada del “monkeypox” en Europa se visibilizan nuevamente las diferencias entre los socios. España, que es la nación europea con mas contagios, ha tenido acceso a unas 7.000 dosis de las 12.000 que en principio le han sido autorizadas. Francia, con alrededor de la mitad de infecciones, ha superado el umbral de 50.000 vacunados.
A todo esto, el mundo tambien se muestra ansioso. El laboratorio danés anunció este miércoles un acuerdo con la Organización Mundial de la Salud para facilitar su distribución en los países de América Latina y el Caribe.
Con información de Agencias
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