El estado de Texas, gobernado por el republicano Greg Abbott, ha aprobado una de las leyes más duras contra la inmigración irregular en Estados Unidos, que entrará en vigor este lunes tras la firma del mandatario.
La ley, conocida como SB4, establece que cualquier persona que entre o intente entrar al estado desde otro país sin autorización legal será considerada culpable de un delito grave, que puede acarrear hasta 20 años de cárcel en caso de reincidencia.
Además, la ley otorga a las autoridades estatales el poder de expulsar a los inmigrantes irregulares sin necesidad de un proceso judicial, y permite a los agentes de policía detener y deportar a cualquier individuo del que sospechen que ha entrado ilegalmente al país.
La medida, que afecta especialmente a los migrantes indocumentados procedentes de México, ha generado una fuerte oposición por parte de organizaciones de derechos humanos, que la consideran inconstitucional, discriminatoria y violatoria de las competencias del Gobierno federal en materia de inmigración.
Según David Donatti, abogado de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) de Texas, la ley SB4 “le da a Texas el poder sin precedentes de deportar personas, que es uno de los poderes más severos y trascendentales que tiene cualquier nación soberana”, y que además “separa familias, destruye medios de subsistencia y causa que las comunidades vivan en temor”.
Con información El Imparcial
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