Estados Unidos prohibirá la maniobra policial de ahogamiento que costó la vida a George Floyd

Después de 22 días de agitación, el presidente Donald Trump afrontó públicamente, y a su manera –elogiándose a si mismo–, el conflicto racial que consume a Estados Unidos. El presidente firmó una orden ejecutiva para incentivar la reforma policial. En ese documento se incluye la prohibición del chokehold, la maniobra de ahogamiento, como la que sufrió George Floyd, siempre que no esté en peligro la vida del agente. Pero no afronta la cuestión del racismo policial sistémico que se reclama en las protestas a nivel nacional.

Lo que iba a ser una búsqueda de soluciones a ese problema, Trump lo convirtió en un mitin para ensalzar el éxito de Wall Street, de la recuperación del consumo o sus predicciones sobre la reapertura de la economía, la vacuna de la Covid-19 o “la desaparición del virus chino”.

El presidente firma la orden para mejorar la policía rodeado de uniformados

Las manifestaciones se repiten en Estados Unidos a las tres semanas de la muerte en Minneapolis del afroamericano George Floyd a manos de policías blancos. La ira ha ido a mucho más tras la defunción el sábado en Atlanta del negro Rayshard Brooks, desarmado como Floyd, que cometió “el delito” de dormirse en su coche. El agente blanco Garrett Rolfe –al que reprendieron en 2016 por el uso excesivo de la fuerza y de su arma,– le pegó dos disparos por la espalda.

Trump, cuya única alusión a las calles se limitó a los episodios de saqueos, propuso la aplicación de medidas para lograr mayores estándares entre los agentes. Eso es lo que dice el papel. En realidad, el presidente de la ley y el orden expresó mucha más pasión por el azul de los uniformes que por el negro o el marrón del color de la piel. En ningún momento citó a Floyd, a Brooks, ni a ninguno de los nombres que animan y se corean en las protestas.

Donald Trump, a su llegada a la Rosaleda de la Casa Blanca
Donald Trump, a su llegada a la Rosaleda de la Casa Blanca (Stefani Reynolds / Bloomberg L.P. Limited Partnership)

Trump organizó este martes un acto solemne en la Rosaleda de la Casa Blanca, rodeado de policías y dirigentes republicanos, mientras que en la trastienda se reunió con algunas familias de víctimas, pero sin prensa. Esos familiares deberían haber estado presentes, según la lista oficial.

La orden ofrece incentivos de financiación a los departamentos de policía con condiciones. El objetivo es reforzar el entrenamiento para la desescalada de conflictos y evitar la violencia. Otros dos puntos claves son la creación de una base de datos que registre la mala conducta de policías –y prever que los contraten en un sitio tras ser expulsados de otro– y animar a estos departamentos a gestionar las situación con los sin techo y las personas con problemas mentales.

Los analistas calificaron de “simbólica” esta iniciativa. Destacaron, sin embargo, que es un buen primer paso, inimaginable hace unos días, para que ahora el Congreso tome la iniciativa y consiga pasar una legislación. Los demócratas quieren ir unos cuantos pasos más allá que los republicanos, anulando el escudo que impide denunciar a los agentes.

Trump considera que hay “unos pocos policías malos”

Trump marcó las pautas. Sólo consideró que hay “unos pocos policías malos”, entre una apabullante mayoría de “valientes” que hacen un trabajo de alto riesgo. Insistió en el uso de la guardia nacional contra los manifestantes y despreció sus peticiones de retirar la financiación o o desmantelar cuerpos policiales. “Los ciudadanos saben que esto sólo lleva a la anarquía”, insistió. “No pensamos en quitar fondos, sino invertir más e incentivar mejores prácticas”, indicó.

En el discurso aludió de pasada al mantenimiento de los monumentos que representan a esclavistas o colonizadores –“nuestra herencia”- en un momento de fiebre por hacerlos caer de sus pedestales.

La noche del lunes se registró un grave incidente en Albuquerque. Unos manifestantes echaron una cadena al cuello de la estatua del conquistador español Juan de Oñate al grito de “al suelo”.

Todo se paró cuando se escucharon disparos. Los proyectiles, que dejaron a un manifestante en estado crítico, surgieron de unos individuos, integrantes de una “milicia”, vestidos con ropa paramilitar y con rifles semiautomáticos. La policía detuvo a Stephen Ray Baca, de 31 años, como presunto autor de los disparos.

Con información LaVanguardia

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