Cohecho, fraude y abuso de confianza son los cargos por los que se les acusa al mandatario
Una nueva página se abre este domingo en Israel con el comienzo del juicio contra Benjamin Netanyahu, que se convierte en el primer jefe de gobierno en la historia del país en enfrentarse durante su mandato a cargos penales por corrupción, que él niega.
Después de 17 meses de una crisis electoral en la que se jugó su “supervivencia política”, Netanyahu acude al tribunal del distrito de Jerusalén para una nueva batalla, esta vez judicial, para evitar la prisión y limpiar su reputación.
Netanyahu denunció hoy minutos antes de sentarse en el banquillo de los acusados en el juicio que afronta por corrupción, que su proceso judicial tiene como objetivo “derrocar el gobierno”.
Netantahu dijo que “no hay límites” en los intentos de sacarlo del Ejecutivo, agradeció el apoyo que ha recibido de mucha gente y aseguró que muchos otros le han transmitido que todos saben “exactamente lo que ha pasado aquí: funcionarios en la policía, fiscales y los medios están intentando acabar con el gobierno en contra de la voluntad del pueblo”.
Cohecho, fraude y abuso de confianza son los cargos de los que la Fiscalía General del Estado le acusa, en los casos conocidos como el 1000, 2000 y 4000, que versan en torno a la recepción de regalos a cambio de favores y supuestos tratos para recibir una cobertura positiva de los medios sobre él y su familia.
Hasta el último minuto los abogados del apodado Bibi han tratado de evitar la foto de éste en el banquillo, pero el Tribunal Superior de Distrito de Jerusalén decidió que la Justicia debe ser igual para todos y que eso supone que quien ha sido jefe del gobierno desde 2009 debe comparecer ante la corte y sentarse junto a los otros acusados: Noni Mozes y Shaul e Iris Elovitch.
Se espera que hoy las partes presenten varias mociones al tribunal, que tendrá que estudiarlas y responderlas, por lo que el juicio en sí mismo no entraría en materia hasta dentro de seis meses o incluso un año, explicaron hoy medios locales.
Debido a la pandemia, el juicio se celebrará con un número muy limitado de asistentes en la sala, todos ellos separados por una distancia de seguridad, y será retransmitido por vídeo a los periodistas, que estarán en un cuarto separado.
En Israel, el primer ministro carece de inmunidad judicial, pero a diferencia de otros cargos electos y funcionarios, no tiene que dimitir o retirarse durante el juicio.
Con información EFE
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