El príncipe Harry y Meghan Markle han vuelto de sus seis semanas de descanso en Canadá decididos a renunciar a parte de su estatus real. Una decisión que han anunciado esta semana y que todo apunta a que no ha sido gestionada como marca el protocolo.
Todo apunta a que habría un sentimiento de profunda decepción en el palacio desde que se dio el anuncio. Los medios británicos señalan de que algunos de los miembros más mayores de la familia estarían “heridos” con esta decisión. Al parecer, el matrimonio no consultó su decisión de hacerlo público con ningún miembro de la familia, ni siquiera con su hermano Guillermo, el duque de Cambridge.
La Reina quiere estudiar cómo se debe gestionar este inesperado acontecimiento
Además, en un comunicado emitido pocas horas después de que la pareja hiciera una publicación de Instagram, el Palacio de Buckingham remarcó que la situación era “complicada”. “Las conversaciones con el duque y la duquesa de Sussex están en una etapa temprana”, aseguraba la declaración no firmada de Royal Communications.
Por ello, Isabel II ha convocado una reunión de emergencia, cuyo objetivo sería ver cómo se gestiona este inesperado acontecimiento. La Reina, el Príncipe Carlos y el Príncipe William han comunicado a su equipo que trabajen conjuntamente con la oficina de los duques de Sussex y los gobiernos de ambos lados del Atlántico para encontrar una solución al deseo de Meghan y Harry.
Entre otras cuestiones, las discusiones se centrarían en la financiación de la pareja y su equipo, la seguridad y si tendrán o no residencias oficiales. También se debe aclarar que roles cumplirán y si ello conllevará o no giras extranjeras. Para todos estos temas claves, la familia real consultará a los gobiernos implicados.
Vanguardia
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