Netanyahu rechaza un acuerdo que ponga fin a la guerra en Gaza

TEL AVIV, Israel— La viabilidad de una propuesta respaldada por Estados Unidos para poner fin a casi nueve meses de guerra en Gaza quedó en duda el lunes después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijera que únicamente aceptaría un acuerdo de cese el fuego “parcial” que no pusiera fin a la guerra, unas declaraciones que provocaron indignación entre las familias de rehenes retenidos por Hamás.

En una entrevista emitida el domingo por la noche en la televisora israelí Channel 14, un medio conservador y afín a Netanyahu, el mandatario israelí dijo que estaba “preparado para llegar a un acuerdo parcial —esto no es un secreto— que nos devuelva a algunas de las personas”, en alusión a los aproximadamente 120 rehenes que siguen retenidos en la Franja de Gaza. “Pero estamos comprometidos con continuar la guerra tras una pausa, para completar el objetivo de eliminar a Hamás. No estoy dispuesto a renunciar a eso”.

Las palabras de Netanyahu no se diferenciaban mucho de lo que ha dicho en el pasado sobre sus términos para un acuerdo. Pero se producían en un momento sensible en el que Israel y Hamás parecían distanciarse en las negociaciones sobre la propuesta más reciente de cese el fuego, y podrían ser otro revés para los mediadores que intentan detener la guerra.

El plan de tres fases supondría la liberación de los rehenes que quedan a cambio de cientos de palestinos encarcelados por Israel. Pero las disputas y la desconfianza sobre aplicación del acuerdo persisten entre Israel y Hamás.

Pero Netanyahu dice que Israel sigue comprometido con destruir la capacidad militar y de gobierno de Hamás y con asegurarse de que nunca puede volver a realizar un ataque como el del 7 de octubre. Una retirada plena de fuerzas israelíes de Gaza, donde la cúpula de Hamás y buena parte de sus fuerzas siguen intactas, casi con certeza dejaría al grupo en control del territorio y capaz de rearmarse.

En la entrevista, Netanyahu dijo que la fase actual de los combates está terminando, lo que sienta las bases para que Israel envíe más tropas a su frontera norte para hacer frente a la milicia libanesa Hezbollah en lo que podría ser un nuevo frente de la guerra. Sin embargo, dijo que eso no significaba que la guerra en Gaza hubiera terminado.

El lunes, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, discutió las tensiones en la frontera con el Líbano durante su viaje a Washington con Amos Hochstein, asesor del presidente Joe Biden. Hizo eco de los comentarios de Netanyahu de que la guerra en Gaza está pasando a una nueva fase, que podría afectar a otros conflictos, incluido el del grupo guerrillero libanés Hezbollah.

Durante la fase inicial de seis semanas, los dos bandos negociarían un acuerdo sobre la segunda fase, que según Biden incluiría la liberación de todos los rehenes vivos, incluidos soldados varones, y la retirada total israelí de Gaza. El cese al fuego temporal se convertiría en permanente.

Hamás parecía preocupado porque Israel reanudara la guerra una vez hubiera recuperado a los rehenes más vulnerables. E incluso si no lo hace, Israel podría hacer demandas en esa parte de las negociaciones que no formaban parte del pacto inicial y son inaceptables para Hamás, y luego reanudar la guerra cuando Hamás las rechace.

Las declaraciones de Netanyahu reforzaron esas reservas. Tras la emisión de la entrevista, Hamás dijo que representaban una “confirmación inconfundible de su rechazo” al acuerdo apoyado por Washington, que también fue respaldado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Netanyahu respondió y afirmó en un comunicado de su oficina que Hamás se oponía a un acuerdo. Dijo que Israel no se retirará de Gaza hasta que se hayan devuelto los 120 rehenes.

Hamás elogió los términos generales del plan de Estados Unidos, aunque propuso lo que describió como “enmiendas”. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo este mes durante una visita a la región que algunas de las peticiones de Hamás eran “factibles” y otras no, sin entrar en detalles.

Tanto Netanyahu como Hamás tienen incentivos en mantener la devastadora guerra en marcha pese al coste catastrófico sobre los civiles en Gaza y el creciente descontento en Israel tras tantos meses en los que el gobierno no ha logrado su objetivo de recuperar a los cautivos y derrotar a Hamás.

Las familias de los rehenes han ido perdiendo la paciencia con Netanyahu y creen que sus aparentes reparos a avanzar en un acuerdo tienen motivaciones políticas. Un grupo que representa a las familias condenó las declaraciones de Netanyahu, que consideró como un rechazo israelí a la propuesta más reciente de alto el fuego.

“Esto es un abandono de los 120 rehenes y una violación del deber moral del estado hacia sus ciudadanos”, dijo, señalando que consideraba responsable a Netanyahu de recuperar a todos los cautivos.

En su ataque transfronterizo del 7 de octubre, milicianos liderados por Hamás mataron a 1.200 personas y se llevaron a 250 personas, incluidos mujeres, niños y ancianos. Docenas fueron liberados en un cese el fuego temporal a finales de noviembre. Las autoridades israelíes estiman que en torno a un tercio de los 120 rehenes que quedan están muertos.

La guerra de represalia israelí ha matado a más de 37.000 palestinos según el Ministerio de Salud palestino. El conflicto ha provocado una crisis humanitaria y desplazado a la mayoría de los 2,3 millones de habitantes del enclave.

Con información AP

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