Más de 7 mil personas han fallecido de Covid19 en San Luis Potosí, una enfermedad que vino a cambiar en los últimos dos años a todo ser vivo, y modifico las medidas de prevención y sanitización para con eso evitar contagios masivos, desde un lavado de manos, el uso de gel antibacterial frecuentemente, hasta un encierro total de las personas en sus hogares y encontrar de pronto calles solitarias.
Fue entonces que adoptamos en nuestra vida diaria un arma más para combatir en la lucha de supervivencia ante esta pandemia que estábamos padeciendo: El Cubrebocas.
Esto para mí cambio mi vida, porque pese a que no lo asimile como tal en un inicio, he llegado a la conclusión de que el cubrebocas no solo fue un arma para proteger mi salud si no también me brindo seguridad personal como hace mucho tiempo no la tenía.
Desde los 7 años cada que me veía en un espejo, me daba cuenta qué mi dentadura no era normal y pese a los esfuerzos de mis tutores no se podía hacer nada, primero fue un dictamen de gingivitis posteriormente decían que era periodontitis y así los diagnósticos seguían.
Mi primer desencanto fue en la primaria, cuando mis compañeros me decían dientes de burro, desde ahí inicie con el hábito de tapar mi boca cada vez que quería conversar con alguien, incluso había momentos en los que prefería no hablar.
Con el paso del tiempo en la Secundaria, seguí viviendo entre burlas y bromas, pero creo que fue en esta etapa que empecé a forjar un poco mi dureza hacia la gente que me lastimaba, fui creciendo, pero evitaba siempre verme al espejo, el hábito de tapar mi boca con la palma de mi mano era mi principal arma para enfrentarme al mundo.
A raíz de la histeria colectiva que desato el Covid19, y que por obligación tuvimos que adoptar el uso del cubrebocas fuera e incluso dentro de nuestro hogar para evitar ser contagiados, hoy puedo confesar, sin ningún temor, que fue lo más valioso que pudo haber llegado a mi vida, porque desde ese momento ya no tuve necesidad de bajar la mirada, de tapar mi boca y sobre todo sentirme destrozada.
Mi historia antes del cubrebocas será difícil borrar, los insultos, burlas y discriminación a los que fui objeto por el simple hecho de tener una malformación dental han dejado muchas heridas que aún no sanan, pero eso no impidió que, desde mis 13 años, creciera dentro de mí el amor, la ilusión y el sueño por realizar mi carrera profesional dentro del ámbito de la radio, el periodismo y la televisión.
Y como era de esperarse, muchas veces fui rechazada por empresas televisoras, proyectos para eventos de comunicación, inclusive para tomar alguna dirección en mi área qué es la comunicación, pero he de reconocer que no todo ha sido un calvario para mí, pues también he tenido la fortuna de encontrar a mi paso personas maravillosas, para las cuales el físico no ha sido impedimento para que yo pueda desarrollarme en el medio de la comunicación, pues han logrado descubrir, que detrás de esta malformación hay mucha preparación, mucho estudio pero sobre todo amor y vocación por la comunicación.
Muchas veces estuve atrás de un micrófono para radio donde la gente no me podría ver, hoy a 19 años de estar en esa hermosa carrera me ha pasado de todo pero también he aprendido a vivir con ello, como mujer también la vida no ha sido fácil, también fui insultada y menospreciada, y a partir de ahí, no volví a desnudar más mi ser, no te puedo decir que soy una víctima de las personas que desconocen el significado de cargar una encía que tampoco te deja ni comer y disfrutar los alimentos por qué sangran, pero si de algo estoy segura es que fortaleció mis fuerzas y ganas de informar, de hacer las cosas bien, pero sobre todo de no recordar esos insultos que llegaron de personas desconocidas inclusive de mi propia familia.
El cubrebocas para mí más que ser la máscara perfecta para expresar con más seguridad mi rostro mi ser con toda la seguridad me dio eso que necesitaba para hoy conducir y ser titular de un noticiero de radio que se hace a través de redes sociales a las cuales no temo enfrentar al contrario son una herramienta más de mi profesión, admito que en algún principio lo hice sin cubrebocas sintiéndome insegura pero hoy mi seguridad y una fortaleza de salud y seguridad es el cubrebocas , hoy mi temor pero también la esperanza es que desaparezca está pandemia en todo el mundo, y se que es el deseo de todos los que hoy leen esto.
Se que al desaparecer el cubrebocas podría tarde o temprano nuevamente iniciar el calvario de qué la gente se te quedé viendo que existan personas que no les parezca tu forma de ser y que simplemente cómo muchos incluyendo familiares compañeros de trabajo y personas extrañas qué me observan lancen burlas o críticas pero estoy prepara para eso. Porque Soy Lucía López, y la seguridad está en mi, en los que me apoyan y en los que saben reconocer esta ardua y hermosa labor que es el periodismo. Y se que si el día de mañana recibo insultos o críticas destructivas es porque represento competencia profesional. Y lo físico, siempre quedará en segundo término. Muchas Gracias.
Lucía López M
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