Abuelita presume en TikTok lo feliz que es después de divorciarse

Abuelita les dará a las mujeres oprimidas una gran lección cuando acaben de ver este video. Por ello se ha hecho viral. Por su determinación para acordar un divorcio a pesar de haber pasado la mayoría del tiempo al lado de su pareja. 

No hay una tasa de divorcios oficial o registrada históricamente en México. La legislación sobre el divorcio varía según la época y la región, y no se llevaron registros sistemáticos hasta la década de 1960.

Desde entonces, la tasa de divorcios en México ha aumentado gradualmente, pero todavía es baja en comparación con otros países desarrollados. Según el INEGI, en 2020 la tasa de divorcios en México fue de 1.9 por cada mil habitantes.

Esta abuelita presume con singular alegría cada detalle de lo que representa su libertad, tras décadas atada a un marido que le hacía permanecer muda

“Cuando íbamos al supermercado, yo sólo empujaba el carrito del súpermercado “para que él metiera en el carrito lo que quería él que nos comiéramos”.

“Que no fue fácil, no. Dice. Pero véanme ahora…”, dice y en el rostro se le dibuja una sonrisa.

“Que él se encargue de poner lo que quiera en el mercado, porque por ejemplo, si yo quería un melón: “¿Y para qué quieres tú un melón”?, me preguntaba. “A mi no me gusta”, y entonces no lo poníamos. Y ahora que vengo al mercado y puedo escoger naranjas, manzanas, y comerme lo que yo quiera, la verdad… estoy feliz.

“La verdad es que fue muy difícil, a mi edad, después de tantos años de casada, dejar el matrimonio. 

“Pero miren ahora dónde estoy… Puedo andar por los pasillos el tiempo que me dé la gana. Agarrarlo, si son tomates, si son manzanas, jugos. Lo que yo me quiera tomar. 

“Ya no tengo quién me diga: “hágalo”, “no lo haga”, “siéntese”…

“Me tocó, me tocó ver. Estaba yo llegando ahorita al mercado y un señor le dice con los ojos a la mujer: (…) o sea, que ella agarrara el carro. 

“Agggghhh. Me acuerdo de esos tiempos y digo, óigame, no. Sí, agarrar el carro, les juro que yo nada más empujaba el carrito y muda, eh, para que él metiera en el carrito lo que quería él que nos comiéramos. 

“Qué felicidad.

“Que si fue duro dejarlo a mi edad, sí. Que no fue fácil: no. Que tuve que hacer ajustes en mi presupuesto económico, pues… desde luego que se quedó con todo, verdad, y yo nada más con mi pensión chiquita. Sí. Pero véname, estoy feliz. Relajada. Contenta. Duermo bien. Completamente saludable. 

“Como les digo: hay que vivir y dejar vivir. 

“Sí se puede”. 

Con información de Excelsior

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