García Luna estaba tranquilo durante su segunda audiencia; será trasladado a Nueva York para ser juzgado
Genaro García Luna, llegó a la sala de la Corte para su segunda audiencia, vestido con un traje completo color naranja de margas cortas, que utilizan los presos del Centro Federal de Detención en Dalla, Texas, donde está desde la semana pasada.
El “superpolicía”, como era conocido durante su gestión como secretario de Seguridad Pública, estaba -igual que en su primera audiencia- esposado de muñecas y tobillos.
“¿Entiende lo que está pasando aquí?”, le preguntó el juez David Horan en inglés a García Luna. “Sí, señor”, respondió en español luego de que Michael Mahler, un experimentado traductor de la Corte, le ayudara a entender.
“¿Tiene alguna objeción con que lo trasladen a Nueva York?”, le cuestionó el juez. “No, señor. Muchas gracias”, contestó y fue todo lo que dijo.
A la audiencia de este martes, asistió Lindia Pereyra, esposa de Genaro García Luna, y sus dos hijos. En la sala de la Corte, donde había al menos 30 personas, desde el estrado el exsecretario de Seguridad Pública, volteó dos veces a intercambiar miradas con sus familiares.
La primera, él les guiñó el ojo. En respuesta, su esposa e hijo mayor se llevaron la mano derecha al pecho, como señal de apoyo.
Tiempo después, cuando el juez concluyó la audiencia, que duró cerca de 15 minutos, Genaro García volteó de nuevo a ver a sus esposa, le mandó un beso y se leyó de sus labios un “te amo”, relató el reportero de Imagen Noticias, Marco Silva.
El exfuncionario mexicano, acusado de complicidad con el Cártel de Sinaloa y falsedad de declaraciones, será juzgado en Nueva York por el juez Brian Cogan, mismo que llevó el caso de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo“.
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